Más cerca del acuerdo, pero todavía lejos de su puesta en marcha definitiva
Un tentador mercado común de 700 millones de personas impulsa ambiciones compartidas, aunque no está todo dicho; cuáles son los pasos a seguir para que se pueda concretar y qué tiempos se manejan
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La pandemia terminó, pero, como una fina línea divisoria, dejó un antes y un después a nivel geopolítico, con más conflictos, más guerras, más aranceles, más represalias. Y un insólito bloqueo por parte de los hutíes al Canal de Suez, lo que complica y hace más costosa una parte importante del comercio internacional. El mundo es más complejo y el miedo a que escalen los problemas es una realidad, sobre todo en Europa.
En este contexto hay una nueva mirada hacia América Latina como proveedor de insumos clave para la subsistencia y la producción. No es extraño entonces que Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, quiera impulsar el acuerdo comercial entre el Mercosur y el bloque que representa, y que está en revisión desde hace 25 años. Ya en junio de 2023, durante una visita a la Argentina, había esbozado la posiblidad de que haya un acuerdo a fin de ese año. No pudo ser.
Un año después, el 6 de diciembre, en Uruguay, Von der Leyen participó de la 65° Cumbre del Mercosur, y, junto a los primeros mandatarios de la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, anunció la conclusión de las negociaciones de un Acuerdo de Asociación entre las dos regiones.
Ya en 2019 hubo un anuncio similar, pero finalmente quedó en la nada. Cinco años más tarde y después de haber reformulado algunos puntos para tranquilizar a los países europeos que no quieren este apretón de manos, una nueva comunicación en conjunto entre ambos bloques puso de manifiesto que hubo que “ajustar el acuerdo a los desafíos que se enfrentan a nivel nacional, regional y global. En los últimos dos años, ambas partes participaron en siete rondas de negociaciones, entre otras reuniones, y se comprometieron a revisar los asuntos relevantes”.
Agregó que “a la luz de los avances alcanzados desde 2023, el Acuerdo de Asociación entre el Mercosur y la Unión Europea se encuentra listo para su revisión legal y traducción. Ambos bloques están decididos a llevar a cabo dichas actividades en los próximos meses, con miras a la futura firma del acuerdo”. El cálculo para esta etapa está entre los 6 y los 8 meses.
Esto es solo un comienzo. La Comisión Europea deberá presentarlo ante el Parlamento Europeo, donde donde hay 720 eurodiputados que son elegidos por los ciudadanos de los estados miembros y se precisa la mayoría para aprobar una moción. También, al Consejo de la UE, que representa a los gobiernos de los Estados miembros, donde habrá más dificultades. Ahí hará falta una mayoría cualificada (55% de Estados que sumen al menos el 65% de la población) y Francia hará lo imposible para lograr una minoría de bloqueo. Para ello, al menos cuatro miembros de la UE que representen más del 35% de su población tendrían que oponerse.
Francia buscará generar resistencia y podría encontrar el apoyo de Austria, Polonia y los Países Bajos. En conjunto, estos países representan alrededor del 30% de la población de la UE, por lo que necesitarían encontrar más oponentes para bloquear el acuerdo. Alemania, España y otros nueve miembros de la UE, que en conjunto contienen alrededor del 40% de la población de la UE, quieren que el acuerdo concluya lo antes posible.
Si todo va bien, el tratado puede entrar en vigor de forma provisional en Europa hasta que se terminen todos los procesos y la ratificación de cada Estado miembro.
Según Marcelo Elizondo, presidente de la International Chamber of Commece (ICC) en Argentina, la evaluación que se hace es que hay mayoría suficiente en las autoridades comunitarias, “aunque habrá presión de miembros importantes de la Unión Europea para postergar el proceso”. Del otro lado, “da la sensación de que hay opiniones favorables en todos los países del Mercosur, aunque no esta tan clara la posición de Paraguay”. En el bloque latinoamericano son los parlamentos nacionales los que deben convalidar los tratados comerciales y una vez aprobados, cada país por separado puede ponerlos en marcha.
Alejandro Arroyo Welbers, director de la especialización en comercio exterior de la Universidad Austral, no descarta que algunos países lleven adelante una batería de medidas paraarancelarias y proteccionistas de firmarse el acuerdo.
Además, destaca que esto se aprueba por una mayoría especial, por lo que es probable que se logre. Y si eso sucede, “va a llamar la atención de unos cuantos”, asegura. ¿Quienes? Otros bloques como el EFTA, formado por Noruega (con mucha experiencia en el mercado del Oil&Gas, sobre todo offshore), Islandia, Liechtenstein y Suiza. También Singapur, que es un país muy poderoso y que podría ser la puerta de entrada al RCEP, el bloque mas grande del mundo formado por 15 países de Asia-Pacífico.
Por qué ahora
Durante la Cumbre del Mercosur, Von der Leyen se refirió a que “en un mundo cada vez más confrontativo, demostramos que las democracias pueden apoyarse mutuamente. Este acuerdo no es solo por una oportunidad económica sino una necesidad política”, dijo.
Arroyo Welbers explica que, por la guerra entre Rusia y Ucrania, Europa dejó de exportar bienes intermedios a Rusia. El viejo continente también tiene la meta de bajar la dependencia comercial con China. no solo para disminuir su influencia geopolítica sino también por la presión de Estados Unidos. “¿Qué mejor entonces que cerrar el acuerdo con el Mercosur, sobre todo para redistribuir sus exportaciones?”, se pregunta.
Unas 60.000 empresas europeas exportan al Mercosur, entre ellas 30.000 pymes que se van a se beneficiar de aranceles reducidos, procesos aduaneros mas sencillos y acceso a materias primas fundamentales.
La presidenta de la Comisión Europea se dirigió especialmente a los países que aun no miran con buenos ojos al acuerdo. Dijo que hay salvaguardas robustas para proteger a los agricultores y que las empresas europeas van a ahorrar 4000 millones de euros.
Ella sabe que no será fácil la ratificación del acuerdo. Desde Francia ya lanzaron una advertencia. “Sólo vincula a la Comisión, no a los Estados miembros”, dijo la ministra de Comercio Exterior de ese país, Sophie Primas, y agregó que la reciente firma “no es el final de la historia”. En la misma línea están Polonia y Austria, con las reservas de Italia, Holanda e Irlanda.
Beneficios mutuos
La UE es uno de los principales mercados globales. Realiza el 14% de compras mundiales de bienes y servicios que representan el 72% de su PBI. Hasta hoy, más del 14% de las exportaciones totales del Mercosur tuvieron como destino a la Unión Europea y el 20% de lo importado por consumidores regionales fue de origen europeo.
Para la Argentina la Unión Europea es un socio comercial clave. En lo que va del año hasta octubre, el comercio con este bloque arrojó un saldo negativo de US$653 millones. Fue el tercero en importancia después de China y el Mercosur. Las exportaciones sumaron US$6841millones y las importaciones fueron de US$7494 millones. Esta región concentró el 10,3% de las ventas argentinas al exterior y el 14,9% de las compras.
Según datos oficiales, por el acuerdo, la UE eliminará los aranceles para un 92% de las exportaciones pertenecientes al Mercosur; y por su parte, el bloque sudamericano suprimirá aranceles para el 91% de las importaciones que se realicen desde la UE.
En cuanto a beneficios para las manufacturas argentinas, se reducirán los aranceles para ciertos productos y se aplicará el régimen de libre comercio para los mismos, mientras otros obtendrán ventajas comparativas para su exportación. En el caso de cítricos, hortalizas y algodón regirá el libre comercio, que será implementado gradualmente en un plazo de 4 a 10 años. Mientras tanto, para los vinos nacionales, la UE irá mermando los aranceles hasta su eliminación total en un plazo de 8 años.
El acuerdo ayudaría a Europa a exportar más vehículos y manufacturas, al tiempo que garantiza el acceso a minerales cruciales para su transición energética. También habría menos barreras para la carne y los granos sudamericanos, un punto conflictivo para los agricultores europeos.
Cómo sacarle más provecho
Felix Peña, especialista en comercio internacional de la fundación ICBC, sostiene que lo que se firmó es solo un escalón para llegar a un acuerdo preferencial. “No implica que la Argentina o los paises del Mercosur no podamos ya empezar a imaginar cómo sacar provecho de un acuerdo de este tipo. Deberíamos preparanos para el momento en que esté plenamente vigente, en un plazo relativamente corto, como uno o dos años”, sostiene.
Peña advierte que es el momento de preparar el terreno para maximizar las oportunidades ya que nada en el comercio exterior se logra de un minuto a otro. Y, además, la Argentina competirá de igual a igual con sus socios del Mercosur, que tendrán las mismas condiciones de preferencia. Se trata, entonces de empezar a conectar con las empresas que están del otro lado del océano y empezar a generar el vínculo.
Una opción recomendable, según el especialista, es contactarse (o directamente incorporar al plantel) con quienes están especializados en intercambio comercial, algo que suele estar en la cartera del personal de empresas medianas y grandes, pero que está en el debe de pymes que también quieren exportar. “Se necesita gente muy especializada en operar con la UE, que es un mercado exigente. Es gente dedicada a lo que va a suceder cuando el acuerdo este vigente, que conozca las normas vigentes, las prácticas”, dice. Por otro lado, recomienda que las instituciones que se dedican a la formación encaminen este tema “No se forma a un especilista en algo tan complejo como la Unión Europea de un día para el otro”, agrega.
Las cámaras empresariales también tienen un rol preponderante en este sentido, para brindar todo el soporte necesario. “La pregunta no es si debo prepararme sino qué pasa si no me preparo”, finaliza.
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