Mario Grinman: “Ningún país se desarrolla sin un programa económico claro”
El titular de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios analizó las dificultades que enfrentan las pymes en materia de trabas burocráticas y costos logísticos
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Como muchos países de la región, frente a la tensión que produjo en el mundo la invasión de Rusia a Ucrania, la Argentina encuentra oportunidades en un contexto adverso, que en el plano local se agudiza por las señales controvertidas que irradia la política que, al mismo tiempo, tensionan la economía.
Un escenario de escasez de divisas para importar, multilateralismo del dólar y alta inflación es el que enfrentan cada día las pymes que son las principales generadoras de empleo formal; condiciones que acortan la posibilidad de proyectar, un factor que resulta central a la hora de planificar el camino hacia la exportación.
En este marco, desde la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), un sector compuesto casi en su totalidad por pymes (98%), que aportan el 67,5 % de valor agregado al PBI y 65,9% de empleo registrado su titular advierte que aún falta mucho por hacer para insertar a las pymes en las cadenas de valor internacionales y que “ninguna economía se desarrolla sin un programa económico claro”. Si bien el camino de la exportación puede ser viable, existen obstáculos que quitan competitividad y desdibujan las oportunidades.
–En términos de actividad, ¿hay crecimiento, reactivación o recuperación?
–La exportación de bienes, particularmente del agro, se vio impulsada por la situación crítica que se vive desde la invasión rusa a Ucrania. Las ventas externas de Argentina medidas en dólares aumentaron, aunque debe advertirse que esto en su mayor parte se debió a un incremento de los precios, que subieron más que las cantidades en los últimos trimestres. En cuanto a la exportación de servicios todavía no se ve un despegue notorio y el saldo entre exportaciones e importaciones sigue siendo negativo. El aumento de los costos internacionales de los fletes colabora con ese resultado deficitario, en tanto que el turismo receptivo —uno de los rubros de servicios más importantes de Argentina— aún no recuperó los niveles prepandemia, aunque estos días se empieza a ver mayor flujo de turistas extranjeros en nuestro país, especialmente de Brasil, lo que podría mejorar los números. La importante brecha cambiaria, sin embargo, hace que buena parte de este ingreso de dólares no se vea reflejado en las estadísticas oficiales, pues los turistas del exterior optan por vender sus divisas en el mercado paralelo.
–¿Cómo impactó la flexibilización de liquidación de divisas para el sector de servicios?
–En este contexto, toda flexibilización ayuda, aunque no se vea como suficiente. Hablamos muchas veces de las oportunidades que tiene el sector exportador de servicios —que abre una gran ventana de cara al futuro— y, al final del día, las necesidades de la coyuntura llevan a los distintos gobiernos a castigarlo.
– ¿Los cambios globales han generado oportunidades para las pymes? ¿Qué sectores están mostrando mejor desempeño?
–Los exportadores de productos asociados al sector agropecuario son los que más impulso han tenido producto del conflicto bélico. Pero a los argentinos todavía nos falta hacer mucho para insertar a las pymes en las cadenas de valor internacionales. El nivel de competitividad de nuestra economía no ayuda: impuestos excesivos, costos financieros elevados, alta volatilidad del tipo de cambio y de los precios son algunas de las cuestiones que más afectan.
– ¿Cuáles son las principales barreras que encuentran las pymes para exportar?
–Trabas burocráticas y costos logísticos son dos elementos clave. Además, muchas pymes no saben cómo exportar. La CAC hace un trabajo cotidiano a través de las cámaras de comercio exterior del interior del país y con acciones propias, incluyendo la difusión de las herramientas y oportunidades que existen en los mercados internacionales. En este marco surge Pymes al Mundo, un programa de nuestra entidad que tiene como objetivo impulsar la internacionalización de las pequeñas y medianas empresas argentinas a través de capacitaciones periódicas y de un showroom virtual disponible en la web.
–¿Cómo analiza el contraste entre la situación crítica de la Argentina en términos de divisas y un 68% de utilización de la capacidad instalada en las industrias?
–Ese es justamente el problema: la falsa dicotomía entre recuperación y crecimiento sostenible. Necesitamos de ambas cosas; recuperar el terreno perdido en los últimos años y también iniciar un sendero de expansión de largo plazo. Resulta claro que algo no anda bien cuando, con una recuperación como la que hubo en los últimos meses, hay una crisis de confianza tan notoria. Y me hago la pregunta de si este nivel de consumo puede mantenerse sin nuevas inversiones, para no presionar sobre los precios y no agravar la falta de dólares.
–¿Qué pesa más en el escenario actual la economía sobre la política o, a la inversa, la falta de acuerdo político tensiona la economía?
–Los dos se retroalimentan, pero, como venimos diciendo desde comienzos de 2020, es decir, antes de la pandemia, ningún país se desarrolla sin un programa económico claro. Mucho menos la Argentina, que ya veníamos desde el 2011 con estancamiento más el 2018 y 2019 años recesivos. ¿Cómo hace un empresario, ya no digo grande, sino también una pyme o micropyme, para hacer una mínima proyección de su negocio e invertir si no sabe cuál va a ser el rumbo de la política económica? O peor: si no sabe cuánto van a durar las medidas. Y ahí es donde afecta la falta de consenso que no permite ver previsibilidad en un mundo que suma incertidumbres día a día. Nadie pide unanimidad, pero sí tener algunos pilares básicos que sean compartidos por los principales espacios políticos y actores sociales.
–¿Considera que se dio “sobrestockeo” en algunos sectores? ¿Cómo se llegó a la situación actual?
–La escasez de dólares, en tanto implica menores importaciones, perjudica al comercio, ya que limita sus posibilidades de ventas, teniendo en cuenta que numerosos artículos no cuentan con una oferta local de igual volumen o calidad. El sobrestockeo es una reacción ante el temor que genera la alta incertidumbre. En una economía normal, el exceso de inventarios debería ser costoso. En la Argentina es al revés: sentarse sobre bienes pagando el costo de almacenamiento es más barato que asumir el costo de quedarse en pesos. Si no se corrige eso, entre otras tantas cuestiones estructurales, va a ser muy difícil sacar al país de la decadencia que empezó hace varias décadas.
– ¿Qué expectativas genera el acuerdo Mercosur UE, mientras Uruguay informó que hará sus propios acuerdos, y México fortalece su relación con Brasil?
–El acuerdo Mercosur-UE es una de las oportunidades más notorias que tiene la región. Considero que, a partir de las consecuencias económicas de la invasión de Rusia a Ucrania, Europa empieza a darle otra relevancia, especialmente por los temas energéticos y de alimentos. De lo que no estoy seguro es de que la política regional permita avanzar con el entendimiento. Desde la CAC abogamos permanentemente en esta dirección. y tiempo atrás, cuando presidimos el Consejo de Cámaras de Comercio del Mercosur, promovimos y logramos una declaración conjunta con entidades sudamericanas y europeas en apoyo del acuerdo.
–¿Cuáles son los principales puntos que le interesa trabajar a la CAC con la nueva ministra de Economía Silvina Batakis y de Desarrollo Productivo Daniel Scioli?
–Lo más urgente pasa por aquietar un poco el mercado financiero y la incertidumbre que hay en la población. Necesitamos un programa integral que sea creíble —y que resulte aplicable tanto en términos técnicos como políticos—, que afronte los múltiples desafíos que tiene nuestra economía, a fin de superar la actual coyuntura.
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