Mar del Plata. Desinterés por el predio de los silos
La licitación para transformar el espacio del muelle 3 en una terminal multipropósito quedó desierta
Monumentales, los 30 silos recortan el horizonte detrás de la manzana de los circos, entre las naves de Astillero Contessi y las luces del Paseo Comercial. La galería del elevador de granos que los une con el muelle 3, enmarca una escenografía portuaria que estuvo en el foco de la atención en Mar del Plata.
El Consorcio Portuario Regional habilitó en diciembre del año pasado una licitación para transformar esas 4,5 hectáreas en una Terminal Multipropósito de Ultramar de carácter pública con un operador privado.
El proyecto contemplaba distintas etapas de inversión y se destacaba la obligación del futuro operador de demoler los silos y la galería del elevador de granos para conformar la plazoleta de consolidación de contenedores.
"Hay interés concreto de firmas del país e incluso del exterior para invertir en este sector y generar más operaciones y trabajo para el puerto", había dicho el Presidente del Consorcio, cuando se presentó el proceso licitatorio que arrastraba dos años de demoras desde que Martín Merlini había asumido el compromiso ante el presidente de la Nación.
El predio pertenecía a la Junta Nacional de Granos y fue concesionado en los años 90 a Elevadores Mar del Plata por 25 años. El permisionario dejó de operar hace más de una década cuando, por problemas de calado, dejaron de ingresar buques cerealeros.
En los últimos años, desde el Ministerio de Agroindustria (hoy secretaría) y el Consorcio Portuario trabajaron para recuperarlo. En marzo de 2018 fue cedido a la Provincia y el Consorcio pudo llamar a licitación. Para esto, Merlini contrató el servicio de consultoría externa del Estudio Larrague & Asociados por US$25 mil para elaborar las bases del pliego.
El proyecto esperaba una inversión de US$20 millones por una concesión de 30 años, que incluía no solo el predio de los silos sino parte del muelle 3 para la operatoria de buques de contenedores, movimiento de carga y servicios logísticos.
El único que miró a los silos con cierto interés fue Murchison. La empresa pidió y el Consorcio aceptó prorrogar por dos meses la apertura de sobres para analizar mejor el pliego, aunque finalmente no se presentó.
"Hay que barajar y dar de nuevo", dijo Merlini la semana pasada cuando admitió el desinterés de inversores. "Deberemos establecer nuevos criterios para ese sector; hacer la licitación más atractiva", reconoció el Presidente del Consorcio Portuario.
Desde el Consorcio adelantaron que no hay apuro por renovar el llamado y anticiparon que existe la posibilidad de que sea el propio Estado quien avance en el desmantelamiento de los silos a través de un financiamiento nacional o internacional.
Más allá de las falencias que contenía el propio pliego y que han destacado especialistas, como el uso compartido del muelle 3 entre el operador y el Consorcio, o la falta de claridad sobre quién era responsable del dragado en el área, el presente del puerto marplatense no alienta al optimismo.
Tampoco el movimiento exportable que tiene el puerto parece entusiasmar a nadie. Si bien no hubo cifras oficiales, se cree que el año pasado se removieron menos de 20 mil Teus entre exportaciones, vacíos e importaciones que suben y bajan de los barcos de MSC y Maersk Line, las dos navieras que mantienen, con frecuencia variable, líneas feeder que hilvanan al puerto con Montevideo.
Más allá de que el servicio de contenedores se recuperó hace cuatro años, la mitad de la carga que genera la ciudad y la región no sale por Mar del Plata. Es frecuente observar una larga hilera de camiones a la sombra de los silos, a la espera de controles aduaneros para salir por la Autovía rumbo a los puertos metropolitanos o directamente cruzar la frontera hacia Brasil. "Es una logística contraria al sentido común", se ha quejado Emilio Bustamante, director de TC2, el operador local de la carga en contenedores desde el muelle 2.
Pero Mar del Plata no solo pierde carga sino que evidencia una contracción del sector productivo más importante. Siendo el principal puerto pesquero del país, la terminal marítima exhibe un paulatino pero sostenido declive en el nivel de descargas pesqueras que reciben sus muelles.
Según cifras oficiales de la Subsecretaría de Pesca de la Nación, el año pasado fueron 345 mil toneladas, 38 mil menos que las que se desembarcaron en 2017. En 2015 fueron 437 mil toneladas. En materia de descargas, 2019 comenzó ralentizado para Mar del Plata y la inactividad en los muelles se profundizó. TC2 retiró los beneficios y promociones a la flota potera que descargara y exportara el calamar por el puerto local. Dicho plan motorizó el trabajo de estibadores y mejoró el movimiento exportador en los últimos tres años.
Diferencias con la autoridad portuaria por la habilitación de los predios que la empresa ocupa en el espigón 2 provocaron un cortocircuito que hizo eclosión el mes pasado, cuando estibadores y transportistas bloquearon los accesos a las terminales en medio del proceso de regularización de los terrenos y decisiones que tomó el Directorio del Consorcio que no se reflejaron en el Boletín Oficial bonaerense.
La intervención del ministro de Producción bonaerense, Javier Tizado, descomprimió la tensión y por estas horas la empresa permisionaria y el Consorcio se disponen a izar la bandera blanca de la paz. Las consecuencias del enfrentamiento son indisimulables en este primer cuatrimestre.
Comparado con el mismo período del año pasado, se registró una reducción de casi 30 mil toneladas en los desembarques pesqueros. Principalmente el calamar que los poteros descargaron en Puerto Deseado o Puerto Madryn y mucho menos en Mar del Plata.
La falta de espacio en los muelles interiores del puerto sigue siendo una preocupación para las autoridades y un problema para los armadores pesqueros. Luego de anunciar en noviembre de 2017 un plan para remover y desguazar una docena de barcos hundidos e inactivos sobre las secciones 4ta y 5ta, todos se mantienen en la posición original.
El plan, que contempla en principio el objetivo de recuperar 120 metros lineales de frente de amarre, acaba de ser relanzado y ampliado e incluye un par de guardacostas y el desguace de la Draga Mendoza.
Mediante un acuerdo del Consorcio con la Armada firmado a principios del mes pasado, la fuerza cede su varadero en la Base Naval por 40 meses para que la empresa Lusejo convierta los barcos inactivos en chatarra naval.
Así como ocurre con el predio de los silos y el proyecto de terminal multipropósito de ultramar, para despejar el espejo interior de restos flotantes también hay que cultivar la paciencia. El varadero debe ser reacondicionado al menos por los próximos cuatro meses para comenzar a trabajar.