Los productos sensibles deben pensar en "reformatearse"
En momentos en los que innovación, productividad y competitividad son determinantes para operar en comercio, resulta anacrónico que existan sectores eternamente protegidos
Los conceptos de "sensibilidad" aplicados a sectores productivos deberían necesariamente adaptarse a las características de este siglo, que como algunos lo definieron, es el siglo "Marty Mc Fly" en alusión al conocido film (Volver al Futuro). Parece algo anormal imaginarse que la misma definición aplicada desde la década del 60 tenga aceptación en esta segunda década del nuevo siglo, donde prevalecen conceptos tales como innovación, creatividad, proactividad, cibertecnología, competitividad, productividad y otros.
Los sectores definidos como sensibles permanentemente se encuentran protegidos en lo atinente al comercio exterior , sin que hayan logrado mejorar significativamente su nivel competitivo regional o internacional.
Asumiendo que se generará una fuerte polémica, estimo que quizás algunos sectores, subsectores o empresas deberían convencerse de que deben "reformatearse", y abandonar la convicción de que su evolución dependa únicamente del grado de protección arancelaria o paraarancelaria que dispongan las autoridades. Y sobre todo, sin explicar o rendir cuentas del resultado de sus actividades empresarias amparadas por esas protecciones.
Mi cultura empresarial es la de manufactura y mi mayor experiencia profesional fue en la filial argentina de una empresa multinacional que podría incluirse en las denominadas proteccionista, pero que lanzaba al mercado no menos de ocho a diez productos nuevos por año que eran exportados a varios países del mundo, se constituía en líder absoluto de las líneas de producto de consumo masivo, atraía permanentemente IED (Inversión Extranjera Directa), edificaba nuevas y modernas plantas, generaba empleo genuino directo e indirecto, abastecía normal y fluidamente a los canales comerciales que nunca dejaron de satisfacer la demanda local, etc. Cuando me preguntaban por qué trataba de obstaculizar la importación de algunos productos, respondía que la razón principal es que pugnaba por igualdad de condiciones: que el importador interesado invirtiera en plantas en el país, y generara empleo y productos competitivos para los mercados nacionales y extranjeros.
Por lo tanto mi definición polémica inicial no implica de manera alguna reducir o eliminar fuentes de empleo sino en todo caso, perfeccionarlas, capacitarlas y desarrollarlas para enfrentar las condiciones que se imponen en estos tiempos y en los futuros.
Y lo mismo con las empresas, sean del tamaño que sean. Existen sectores productivos en nuestro país conformados por empresas pyme y/o familiares, algunas de las cuales han dado acabadas muestras de los resultados de inversiones, desarrollo de capacidades, creatividad e innovación para mejorar sus productos y hacerlos competitivos para el mundo. Y es a ellas, puntualmente, a las que habría que continuar incentivándolas y brindándoles apoyo y garantías para que dicho desarrollo tengan continuidad.
A otras, quizá, sería preferible demostrarles la necesidad de cambiar de rubro o de investigar otras direcciones para ese desarrollo, pues no estarían en condiciones de alcanzar ese mínimo grado de competitividad mencionado.
Es decir: empresas o subsectores, y no sectores completos son los que deberían ser alentados temporalmente para que continúen desarrollando planes y programas concretos, que habiliten además, a que los resultados de la protección o cooperación puedan ser monitoreados y demostrados, para que toda la comunidad empresarial y sociedad en general, los conozca y comparta tales logros.
El aplicar aranceles o medidas paraarancelarias a las importaciones no hace más que, al menos parcialmente, trasladar el impacto económico a los precios de venta, por lo que esa "subvención o privilegio" debe ser afrontada por los consumidores. Esta antigua idea de que en definitiva, los consumidores deban subvencionar las ineficiencias o falta de capacidad competitiva o ausencia de inversiones productivas es lo que debería revisarse y actualizarse en su aplicación, si es que la misma es probadamente imprescindible. Dejo aclarado que estas definiciones no incluyen necesariamente los requisitos o normas técnicas razonables y de aplicación universal, pues como hace años la organización ISO explicara, las mismas no deben considerarse barreras, sino exigencias de cumplimiento mandatorio para la seguridad y salud de los operadores o consumidores. Claro está, siempre que sean razonables y de aplicación universal, y no limitadas solamente a los productos importados en los cuales la Aduana ejerce severamente las funciones de control.
Según publicaciones, la actual ministra de Relaciones Exteriores, expreso que: "La noción de que cerrándonos tenemos más oportunidades de trabajo es una noción que está desvirtuada", y respecto del temor por la caída de la industria nacional ante un tratado de libre comercio, la canciller dijo que es un "temor" sobre el que se debe trabajar.
Por otra parte, desde el nuevo Ministerio de Producción se informa que las licencias no automáticas (LNA) representan alrededor de 469.000 puestos de trabajo de 16 sectores productivos, entendiendo los mismos como puestos de producción.
Sin dudas ese dato es correcto, pero como siempre, no se indican con el mismo énfasis los otros puestos de trabajo (comerciales, asistencia, servicios, indirectos) que podrían estar afectados incluyendo a importadoras, distribuidores, cadenas comerciales, comercios minoristas (que también son pyme y familiares) y servicios de apoyo, asignatura que siempre queda pendiente en este tipo de análisis.
De cualquier forma, es necesario observar el escenario actual con optimismo y confianza, esperando que la administración del SIMI y de las LNA se realice en base a lo claramente establecido en la OMC, y no se convierta nuevamente en un paraguas protector de ineficiencias, ausencia de creatividad industrial, falta de mejoras en la competitividad y carencia de efectivas inversiones, sean estas no sólo productivas, sino de aplicación a todos los rubros de la actividad empresarial.
El autor integra Axxionar Ingeniería de Negocios y es titular del estudio C. Restaino y Asociados
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