“Los potenciales inversores miran la capacidad de estabilizar el país y las elecciones de medio término”
El presidente de la Cámara de Comercio Argentina para el Asia y el Pacífico analiza las posibilidades comerciales y de inversiones entre las regiones
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CÓRDOBA.- El mercado asiático cada vez despierta más interés en los empresarios argentinos. Y aunque el foco suele estar en China e India por sus dimensiones, hay otros países interesados tanto en productos como en potenciales inversiones en el país, como Vietnam, Malasia, Indonesia, Japón, Filipinas y Corea del Sur. El atractivo para potenciales inversores está “condicionado por el tema de qué va a pasar con el cepo; nadie invierte si mañana no cobra los dividendos, si se borran todas las condiciones actuales. No solo hay que ofrecer condiciones de ventajas competitivas, quieren ver que eso se mantenga en el tiempo, miran la capacidad de estabilizar el país y miran las elecciones de medio término. Dicen ‘es muy interesante todo esto, vamos a ver qué sucede, si perdura y de qué manera’”, explica Rallys Pliauzer, presidente de la Cámara de Comercio Argentina para el Asia y el Pacífico.
Pliauzer participó de la misión a China que encabezó la canciller Diana Mondino y cuenta, en diálogo con LA NACION, que los empresarios chinos se mostraron “súper interesados” en distintos sectores que van desde la minería (oro, cobre, litio, tierras raras) a la energía pasando por obras de infraestructura e inversiones agropecuarias. “China para con la Argentina tiene una vocación de integración muy fuerte”, sintetiza e incluso apunta que, a diferencia de otros países asiáticos, parece dispuesta a invertir en el corto plazo y no a “esperar para ver cómo marchan las reformas que se están instrumentando, si se sostienen”.
El ejecutivo, quien es director de Laboratorios Bagó, con una larga trayectoria en la industria farmaceútica y experto en negociación internacional, planificación empresarial, biotecnología, investigación de mercados y gestión, subraya que Asia-Pacífico representa ingresos de divisas por inversiones y por exportaciones, pero también posibilidades de que algunas empresas se inserten en cadenas de valor internacionales.
“Lo mejor es negociar con todos más allá de la posición geopolítica argentina que es pendular y que hace difícil armar una relación de largo plazo. Hay que aprovechar esos momentos y apuntalar más determinadas relaciones en ese contexto, pero negociar hay que hacerlo con todos”, apunta.
En la conversación, plantea que a nivel logístico -un aspecto clave en el comercio internacional- la Argentina afronta el riesgo de “pasar a ser un puerto satélite de otros”, de que las mercaderías lleguen o salgan desde Brasil y que haya que trasladarlas hasta allí. “Es un lujo que no nos podemos dar; somos el país el más lejano de Asia y nuestro enemigo fundamental es el costo logístico, que incluye tiempo, tiempo de vida útil de los productos, necesidad de frío, varios factores”.
El otro factor que Pliauzer considera crucial es la necesidad de “hacer nuevos acuerdos comerciales binacionales o del Mercosur”. A modo de ejemplo, apunta que los vinos argentinos pagan 30% de arancel para ingresar a China: “Tenemos que encontrar la manera de cambiarlo para aprovechar el potencial exportador que es muy interesante y que afecta a economías regionales, un aspecto que también debe ser considerado”.
-¿Cómo está hoy la relación comercial de la Argentina con Asia-Pacífico?
-Al vínculo comercial hay que analizarlo desde diferentes enfoques, porque en la relación hay potenciales inversores; otros que ya invirtieron; otros que nos ven como proveedores de bienes primarios y otros con los que se puede desarrollar una relación más sofisticada, que permita a empresas argentinas sumarse en cadenas globales de valor que, a su vez, le dan otra escala y nivel de internacionalización. Asia-Pacífico representa ingresos de divisas por inversiones, por exportaciones y también por estas posibilidades. El país está bien posicionado en algunos sectores, hay que definir otros factores y seguir avanzando.
-Para esos vínculos más “sofisticados”, ¿qué países incluye?
-Hay que tener una mirada geopolítica y ahí está la complejidad argentina. Hace nueve meses era una, ahora es otra. Hay que ver cuál es la geopolítica que está favoreciendo y eso da un marco para las cadenas de valor. Diría que es un alineamiento más cercano a Japón, Corea del Sur, Filipinas. Igual, aclaro que lo mejor es negociar con todos más allá de la posición geopolítica argentina que es pendular y que hace difícil armar una relación de largo plazo. Hay que aprovechar esos momentos y apuntalar más determinadas relaciones en ese contexto, pero negociar hay que hacerlo con todos.
-Más allá de los vaivenes del posicionamiento geopolítico, ¿China es inevitablemente un socio a tener en cuenta?
-Por supuesto. Tuve la suerte de acompañar a la canciller Mondino en el último viaje a China como titular de la Cámara, mostrando el apoyo del sector privado y el interés por Asia-Pacífico. Vi a los empresarios chinos súper interesados en diferentes sectores que van desde la minería (oro, cobre litio, tierras raras) a la energía, pasando por obras de infraestructura e inversiones agropecuarias. China para con la Argentina tiene una vocación de integración muy fuerte.
-En países como Corea del Sur, ¿hay posibilidades para tecnológicas Pymes por ejemplo?
-Corea del Sur invirtió muchísimo en educación en los últimos años. Gran parte de su población es universitaria, y muy poca se dedica a trabajos básicos, en los que tienen más protagonismo los inmigrantes. El gran déficit de la Argentina es que tiene cada vez más distancia, nos alejamos más, de lo que fue el avance tecnológico en los últimos 25 años. Toda Asia-Pacífico está avanzada en biotecnología, robótica, transgénicos. Cuando hablamos de Pyme, siempre sugiero que no piensen tanto en China o India porque no tenemos escala y es lo primero que ellos preguntan. Nosotros no tenemos fábricas esperando esperando que llegue la demanda. Hay que pensar y direccionarse a mercados como Corea del Sur, Malasia, Vietnam, Filipinas, Indonesia donde un lanzamiento no demasiado exitoso constituye un verdadero espectáculo para un empresario argentino y, además, le va a permitir hacer escuela para toda la región.
-¿Pueden esos países actuar como una suerte de hub para la región?
-Una cosa es el mercado destino de las exportaciones y otra es tener un hub a donde llegar. Un hub requiere de dos factores claves, uno es la conexión logística adecuada para el tipo de producto y, el otro, la eficiencia financiera, que los bancos funcionen bien y conozcan de comercio exterior. En Asia diría que se destaca Singapur, que no sobresale como mercado en sí, pero del que se puede acceder al resto. Además, es miembro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), un bloque que viene creciendo hace 20 años. Singapur es un país muy respetado, muy serio, que tiene todo lo necesario para ser un hub.
-La logística es un punto clave para llegar a Asia y ser competitivos.
-Puntualmente a nivel logístico, la Argentina afronta un riesgo. La Argentina puede perder el ser un puerto de importancia y pasar a ser un satélite de otros. Fue siempre un puerto muy importante pero corremos ese riesgo, que los bienes vayan a Brasil para venderlos afuera o para traerlos y que los tengamos que transportar desde allí. Ese un lujo que no nos podemos dar. Somos el país más lejano de Asia y nuestro enemigo fundamental es el costo logístico, que es tiempo, es también el tiempo de vida útil de los productos, la necesidad de frío. Perú está llevando adelante el proyecto de un puerto enorme que lo hará más competitivo y que nos permitirá a nosotros también ser más competitivos.
-Otro tema crucial son los acuerdos comerciales, Chile deja afuera de competencia a la Argentina en varios casos.
-Tenemos la necesidad imperiosa de hacer acuerdos, ya sean binacionales o del Mercosur; urgentemente hay que cambiar la matriz de acuerdos comerciales porque estamos muy poco competitivos. Por ejemplo, el vino argentino paga 30% de aranceles para entrar a China. Tenemos que encontrar la manera de cambiarlo para aprovechar el potencial exportador que es muy interesante y que afecta a economías regionales, lo que también es significativo.
-Además de los intereses puntuales de China, ¿qué sectores miran los otros países?
-Asia en general nos mira con mucho atractivo por el sector minero. No es solo China, con Corea, Indonesia, Malasia, Japón. Por supuesto, el litio, pero tierras raras, cobalto, petróleo y gas. La agricultura también. Esos tres son los sectores que más atraen la atención del inversor. La atención del importador es permanente, pero la del potencial inversor está condicionada por el tema de qué va a pasar con el cepo; nadie invierte si mañana no cobra los dividendos, si se borran todas las condiciones actuales. No solo hay que ofrecer condiciones de ventajas competitivas, quieren ver que eso se mantenga en el tiempo, miran la capacidad de estabilizar el país y miran las elecciones de medio término. Dicen “es muy interesante todo esto, vamos a ver qué sucede, si perdura y de qué manera”. China no espera nada, en el caso de otros países prefieren seguir viendo la evolución.
-¿En lo cultural, qué hay que tener en cuenta en esta relación?
-Si se va con soberbia a Asia en general es un golpe contra una pared; hay que pensar qué se quiere hacer, entender a qué país va. No es lo mismo India que ChIna que Japón. El Asean tiene religiones distintas, gobiernos distintos. A veces los empresarios lo ven como un todo; es muy importante ir sabiendo con que se va a encontrar, cuáles son los modos de hacer negocios, los tiempos que llevan. Cuento una experiencia con Bagó, con Bioprofarma empezamos un vínculo comercial con Pakistán en 2002; hasta 2007 exportamos, entonces nuestro socio nos propuso hacer una planta. La hicimos; eran años Osama Bin Laden, de Talibanes. Empezamos a producir en 2010 y seguimos trabajando. Fue el primer joint venture con Pakistán de toda la historia diplomática argentina. En la última semana de septiembre saldremos a cotizar en bolsa. Pasamos de exportar, a fabricar, a ampliar. Fue una construcción de una relación, lleva tiempo. Quien cree que va dos días a Asia y está, se equivoca. Hay que construir relaciones, cuidarlas, invertir tiempo y esfuerzo. Si es así, las cosas se dan de todos modos, más allá de los gobierno y de los posicionamientos. En el largo plazo Asia funciona.
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