Los despachantes eligen hoy a la nueva conducción
Hay 3800 afiliados habilitados para votar en todo el país; el balance de la gestión de López
Alguna vez, en medio del recrudecimiento de las trabas para operar en el comercio internacional, Marcelo Elizondo dijo que más que como consultor en temas económicos, actuaba como psicólogo. El balance de Gustavo López tras haber presidido durante seis años el Centro Despachantes de Aduana, es parecido.
El comentario del director de DNI era una broma; el de López, no.
"Me tocó una de las épocas más difíciles del comercio exterior", dice antes de citar prolijamente: "las DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación), la Escuelita de Moreno, el control cambiario, el cepo, la Aduana y la AFIP de Echegaray, 35% de retenciones a la exportación de soja, la casi prohibición de exportación de carne... Comercio exterior administrado".
Hoy, en cuatro filiales y 12 corresponsalías distribuidas en el país, habrá alrededor de 3800 despachantes de Aduana habilitados para elegir a su sucesor. En el cuarto oscuro encontrarán dos opciones: el postulante de la oficialista Lista Azul, Alberto Aguirre, y el de la opositora Agrupación Despachantes Unidos, Francisco Loizzo.
A los 47 años, López está terminando su segundo mandato (asumió el primero en diciembre de 2010). Quien resulte ganador en los comicios de hoy, lo reemplazará el 1° de diciembre.
Paño de lágrimas
Cuando se le pregunta qué fue lo más importante que hizo durante gestión, responde: "Reconvertimos el Centro. No bajamos la guardia, seguimos con la capacitación y la incrementamos. Pusimos mucho énfasis en las actividades sociales, empezamos a pagar los remedios de los socios vitalicios, instrumentamos un servicio de combis para transportar empleados a las terminales portuarias, a Ezeiza, a otros depósitos fiscales y la Aduana, que reportó una reducción importante de costos operativos de los socios. Tuvimos que hacer de psicólogos, tratando de explicar lo inexplicable. Fuimos un paño de lágrimas. Fue una época de muchas fusiones de oficinas para evitar despidos".
¿Es mensurable la crisis de los últimos años? "Lo podemos ver en la cantidad de bajas de afiliados, que fueron alrededor de 600, o también en el padrón de la Aduana, que pasó de 44.000 operadores registrados en 2008 a 14.000 en 2016", responde.
¿Y los temas que quedaron pendientes luego de seis años de dirigir el CDA? López destaca tres como los más importantes:
- El esfuerzo por lograr la Colegiatura. Venimos con eso desde 2003. Es un tema que se viene presentando de modo reiterado y que estuvo muy cerca de obtener media sanción en el Congreso, pero sigue sin salir.
- El certificado de origen. Tenemos todo en regla y no sabemos por qué no nos dan la habilitación para que podamos ser emisores.
- Obras social. Hace 15 años que no se habilita una obra social. Hoy, cada despachante tiene su propia cobertura prepaga.
Asegura que aunque tiene un sentimiento de pertenencia muy grande hacia la institución fundada en 1912, y que la experiencia luego de seis años como presidente fue "extraordinaria", de ahora en adelante colaborará "como un socio más".
"Empecé a participar en el mundo institucional en 2001, con Juan Carlos Ferrari (ex presidente del CDA), de quien mi padre era muy amigo. Fui vocal suplente, titular en la comisión directiva. Me votaron a mano alzada como presidente. Hoy no sé si volvería a hacerlo. Si querés hacer bien este trabajo, es una tarea que demanda y absorbe mucho. Ahora, voy a volver a mi estudio, a devolverle las horas que le quité -dice sonriendo-, lo mismo que a mi familia, que es la que más sufrió."
Luego recuerda que el reglamento del CDA fija dos períodos de 3 años cada uno como máximo para que alguien pueda ejercer la presidencia de la institución, "pero con un solo período también estaría bien", agrega.
"No hay que acodarse en los cargos ni pensar que las instituciones tienen dueño. Una presidencia es más que suficiente. Las energías, las ganas y las ideas se van agotando. Si eso pasara, se estancaría la institución", reflexiona López, que ya empezó a despedirse.