Lisandro Ganuza. “Las zonas francas pueden ser un pilar para la reinserción del país en el comercio global”
El presidente de la Zona Franca Bahía Blanca destaca las oportunidadesque este instrumento puede promover y propone actualizar la ley que las rige
"Lo que uno desconoce no se valora y la idea es poner el concepto en valor, porque en la Argentina las zonas francas son una herramienta totalmente desaprovechada que podría convertirse en un pilar para la reinserción del país en el comercio global", sentencia Lisandro Ganuza Bollati.
Mientras espera el próximo Encuentro de la Organización Mundial de Zonas Francas, que se realizará en la Usina del Arte, en la ciudad de Buenos Aires, entre el 9 y el 10 de abril, el presidente del ente Zona Franca Bahía Blanca + Coronel Rosales, vicepresidente primero del Consejo Federal de Zonas Francas Argentinas y miembro de la mesa directiva de la World Free Zones Organization, conversa en exclusiva con la nacion. "Estamos en un momento en el que queremos presentar las zonas francas, que arrastran una mochila de incomprensión en el país sobre cómo funcionan en el resto del mundo. Tenemos que mostrarlas como un instrumento exitoso para los negocios, para promover inversiones, generar empleo y desarrollar regiones. Claramente no seremos Dubai en seis meses, pero contaremos con una herramienta de competitividad para trabajar dentro de nuestras posibilidades y modificar las cosas", pronostica.
P–¿Por qué cuesta tanto el desarrollo de zonas francas en el país?
R–La ley de zonas francas que tenemos es anterior a la Organización Mundial del Comercio (OMC), y eso ya demuestra el estatus que le damos. No cumple con los requerimientos internacionales de buenas prácticas de comercio porque, entre otras cosas, aún seguimos con ese preconcepto de que exportar es bueno, importar es malo. Hay más prohibiciones y posibilidades de no hacer que en definitiva la ley solamente permite que los planes de negocios de las pocas que funcionan sean para almacenaje de importación. Y obviamos que las zonas francas cumplen otra función, que es producir para exportar, colaborar con la competitividad.
P–¿Falta un mejor contexto económico para impulsar la actividad?
R–Si bien atravesamos situaciones de crisis como país, a nivel internacional hay una sensación positiva respecto de la Argentina, pero nos cuesta mucho cerrar inversiones. Y las zonas francas pueden ser el lugar en el que establecer principios generales, beneficios para diversos sectores, sin reglas parches o cambiantes. Sería clave que se pueda producir ahí adentro, importar y exportar.
P–¿Por qué no se cambia esta ley desfavorable?
R–Hay que modificarla y cumplir con las normativas de la OMC de poder producir. Además, se da una situación en la que predomina una cultura empresaria, sobre todo pyme, en la que se motiva para exportar, que salgan al mundo, pero vienen de 30 o 40 años de mirar solo el mercado interno, que encima es cada vez más reducido. Con la ley actual se les dice a esos empresarios que se lancen a exportar sin ningún tipo de ventaja competitiva, porque no podemos quedarnos solamente con el cambio de la moneda como única ventaja. En definitiva, necesitás una nueva ley que te permita estimular a las pymes para exportar desde zona franca, porque las vas a hacer producir para atender el mercado interno y el externo. Pero es un proceso que llevará años para generar esa conciencia exportadora.
P–¿Existe acompañamiento del Gobierno o de la industria para cambiar las cosas?
R–Venimos trabajando bien con el Ministerio de Producción y el Gobierno para tratar de promover la herramienta, pero no se termina de valorar lo que sucede. Por eso, en el evento que se realizará en Buenos Aires vamos a presentar muchos casos de éxito. Porque si mirás otros países, como Uruguay o Colombia, la cosa funciona. Por ejemplo, en 2004, Colombia tenía 11 zonas francas, al igual que la Argentina. Hoy nosotros tenemos 13, y ellos, 111. Eso genera inversiones y empleo, y dinamiza la economía. Fijate también el caso de Estados Unidos, donde el 5% de las exportaciones y el 10% de las importaciones son a través de zona franca.
P–¿Cómo es el diálogo con otros actores del comercio exterior?
R–Te diría que la logística lo ve más rápido que otros sectores, lo entienden y lo ven como una posibilidad. Pero en nuestro país y en otros las zonas francas tienen mucha relación con el área portuaria. Es el caso de Bahía Blanca, La Plata, Comodoro Rivadavia o Santa Fe. Hay una relación muy fuerte que genera una diferencia de competitividad para el puerto que tiene zona franca. De todas maneras, también se ven casos de éxito mediterráneos, como Bogotá, donde trabajan 31.000 personas todos los días. Incluso la empresa Despegar tiene una de sus principales sedes ahí.
P–¿Qué beneficios tiene hoy una zona franca para atraer a las empresas?
R–Actualmente, el gran beneficio es para el material de importación, que tiene almacenaje sin límite de tiempo a un costo muy competitivo. Sumado a que no paga impuestos sobre los servicios, como la luz. En ese sentido, empresas con alto consumo eléctrico que están en zona franca se ahorran un 50% sobre el consumo. También hay un ahorro financiero al no generar devolución del IVA por exportación, y otra gran ventaja es que no pagás el derecho de exportación, o sea, cuando pagás servicios desde zona franca no pagás la tasa de exportación. Por lo demás, en lo impositivo, no hay grandes diferencias.
P–Parece bastante incentivo…
R–Sí, pero de todas maneras estamos tratando de avanzar. Desde hace dos años venimos trabajando con la Dirección de Exportaciones del Ministerio de Producción para llegar a un acuerdo con el Concejo Federal de Zonas Francas, donde están representadas las partes públicas de casi todas las provincias. Además, tenemos muchas expectativas de que se incluyan en la ley de economía del conocimiento.
P–¿Qué representaría esa inclusión?
R–Marcaría un antes y un después, porque hay una relación indisoluble entre los servicios de conocimiento y las zonas francas. Es un sector que pide competitividad y la zona franca puede ser la herramienta para brindársela. Tener los beneficios de esa ley también generará un impacto muy positivo, porque cuando analizás la facturación de grandes empresas argentinas descubrís que están radicadas con facturación global en una zona franca de Uruguay o de Bogotá. Entonces, nos estamos perdiendo una posibilidad muy interesante, con mano de obra argentina, pagando impuestos en la Argentina y con los mismos beneficios.
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