La rebelión de los importadores: más de 1000 empresas reclaman en la Justicia que les dejen traer productos de afuera
Lejos del récord registrado en 2013 por US$74.000 millones en compras al exterior, a causa de la escasez de dólares se impone cada vez más burocracia a quienes necesitan ingresar artículos extranjeros
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Insoportable. Así definen su trabajo cotidiano quienes tienen que importar algún componente para el mercado local o para luego exportar. En general son pymes que registran una pérdida de tiempo importante en un sinfín de trámites burocráticos en vez de “pensar en cómo podemos crecer”, define una empresa que se dedica a proveer la maquinaria que necesitan las gomerías. “Obviamente, todos los componentes no son de industria nacional, y tampoco lo serán, ya que el mundo globalizado no se maneja así. Eso es una utopía impracticable”, asegura con conocimiento de causa.
Más del 80% de las importaciones son materias primas, bienes intermedios y de capital que se destinan a la producción. Según confirma la Cámara de Importadores de la República Argentina (Cira), “la operatoria de importaciones se ve crecientemente obstaculizada por diversas y nuevas restricciones que agregan incertidumbre e impactan negativamente sobre los planes de las empresas, la actividad económica y el empleo en la Argentina”.
Ante un incremento del producto bruto del 1%, el volumen de importaciones debe crecer en torno al 3% para que la economía se desenvuelva sin mayores complicaciones
Como ejemplo, desde Cira se explica que para evitar ajustar el tipo de cambio, con su respectivo impacto social, se busca restringir la cantidad de importaciones, o el acceso a las mismas exigiendo financiamiento sobre un crecimiento del 5% en base a 2021 o 70% sobre el valor de 2020. Sin embargo, las empresas en su mayoría no pueden contar con financiamiento nacional o internacional. La entidad comunica que si el valor de las importaciones que se le permite a cada empresa en la Argentina está restringido a un tope y los precios de esos bienes aumentaron en 2022 en comparación al año previo, se forzará a una reducción de las cantidades importadas, afectando las cadenas productivas y los planes de las empresas.
Acciones en la Justicia
Un importador de neumáticos que tiene una gomería asegura que las fábricas nacionales no tiene stock, y que por eso los pocos que se consiguen “se venden a cualquier precio”.
Todo esto lleva a que haya empresas que deciden judicializar el problema a través de medidas cautelares para obtener la Simi (sigla del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones) y así proteger su negocio.
Las demoras en las aprobaciones de las Simis, en general mayores a los 60 días, “hace que muchas empresas, para evitar su quiebra, no tengan más remedio que interponer medidas cautelares para el resguardo de sus derechos y de esa manera obtenerlas en estado salida”, explica el empresario.
Además, agrega, el Banco Central salió con una categorización de las Simis en a y b, " y en base a eso podemos o no girar divisas al exterior. Hoy es imposible importar porque básicamente el sector privado no tiene financiación externa. El proveedor no me va a financiar. Con la nueva circular nos cierra el mercado único de cambios para poder girar divisas a los proveedores cuando ya de antes era difícil”, se quejan. “Hace unos años era más fácil, ahora hay que hacer un trámite para todo. El horizonte es negro”, aseguran.
Desde Cira confirman que, hasta el momento, y desde 2020, ya hay más de 1000 empresas que presentaron cautelares.
No son suficientes
El 41% de las importaciones son bienes intermedios, el 35% bienes de capital y sus partes, el 9% combustibles y solo el 14% bienes de consumo. Tomando el promedio de los últimos seis meses, el rubro de bienes intermedios se incrementó 52% anual, seguido por piezas y accesorios para bienes de capital (46%) y bienes de capital (33%).
A simple vista, las importaciones no parecen estar pasando por un mal momento. En 2021 alcanzaron US$63.184 millones. Sin tener en cuenta el año “raro” relacionado con la pandemia que afectó (y todavía lo hace) al planeta, en 2019 fueron US$49.125 millones, mientras que en 2017 habían alcanzado un pico de US$66.899 millones.
Sin embargo, la cifra correspondiente al año pasado está lejos del récord de importaciones que se produjo en 2013, de US$74.000 millones y se produjo durante el gobierno de Cristina Fernández. Entonces, ¿hubo un cambio de rumbo? “No”, responde el gerente general de Cira, Fernando Furci. “La falta de divisas es lo que lleva a engrosar la burocracia, no un cambio de política”, afirma, y repite, “es un problema de falta de divisas y no de proteccionismo. El problema es estructural y hay algunas medidas que pueden ayudar a incrementar las divisas: aumentar las exportaciones, revisar costos para poder operar en el comercio exterior, aliviar impuestos, entre otros”.
Una de las propuestas que le acercaron al Gobierno es no cobrar impuestos sobre el costo de los fletes. Por ejemplo, si se importa por un valor de US$50.000, los impuestos se pagan por los 50.000 más el flete, pero este costo aumentó muchísimo. “Si antes de la pandemia el costo del flete de un contenedor a Shanghai rondaba los US$1000, hoy está en US$15.000. Si se tomara la decisión de no cobrar impuestos por el valor del flete sería una gran impulso a la industria”, recomienda Furci.
En febrero de este año, las importaciones obtuvieron el valor más alto de la serie para febrero, US$ 5634 millones, “En sintonía con lo ocurrido en diciembre y enero, el aumento se dio en mayor medida por las cantidades (+27,6% en su comparación interanual) que por los precios (+18,3% interanual)”, analiza la consultora Abeceb.
“Con relación a su composición, a excepción de los Vehículos Automotores de Pasajeros que cayeron 23,7% (afectados por las restricciones comerciales vigentes), todos los rubros evidenciaron variaciones positivas en su comparación interanual: los Bienes de Capital (BK) crecieron un 25,4%; los Bienes Intermedios (BI) un 38,8%; los Combustibles y Lubricantes (CyL) un 420,8% (explicado principalmente por el aumento en su cantidad, +235,1%); las Piezas y Accesorios para Bienes de Capital (PyA) un 40,3%; los Bienes de Consumo (BC) un 43%; y el resto un 31,4%”, explica la consultora.
Sin embargo, no es suficiente. “Ante un incremento del producto bruto del 1%, el volumen de importaciones debe crecer en torno al 3% para que la economía se desenvuelva sin mayores complicaciones”, asegura Furci.
Desde el Banco Central responden, que “se trabaja en conjunto con Producción, el BCRA y las cámaras sectoriales para canalizar los pedidos y no afectar a la producción local” y que “no existe ningún cerrojo”. “La comunicación garantiza la disponibilidad de dólares a los importadores a lo largo de todo el año. La fórmula permite importar y pagar por encima de lo importado cada mes de los años previos”.
También precisaron algunos números: en enero de 2022 se importó por US$5272 millones; en enero de 2021 se importó por US$3844 millones, un incremento interanual del 37%. En diciembre de 2021 se importó por US$6216 millones y en el mismo mes de 2020 se importó por US$3908 millones, con un incremento interanual del 59%.
En primera persona
Una de las “víctimas” de la burocracia, que no quiere dar su nombre, asegura que desde el Gobierno no se ve la foto completa, que es “dramática”. “Nunca tuvimos un nivel de complejidad como el actual. Hay que contemplar que el mundo se ha complicado. Hoy tenemos tarifas récord para traer los productos, además de los altísimos costos portuarios. Al incremento de costos hay que agregar que las demoras en el comercio internacional hacen que se venzan las Simis, porque tienen 180 días de validez”, dice.
Agrega que, cuando se hace un pedido, “hasta que se produce la mercadería, se embarca con dificultad, ya que está todo muy congestionado, hay un tiempo que puede fácilmente exceder esos 180 días.
Pero no es lo único. “Para que las Simis tengan estado de salida, el Gobierno pone trabas de todo tipo. Hay que hacer pruebas de material, mandarlas a analizar y ver si se aprueban. Están a la vista los problemas que acarrea esta metodología en la industria textil, por ejemplo”, aseguran.
A pesar de que desde Cira sostienen que hoy todos los sectores relacionados con la importación están afectados por las barreras, el tema de los neumáticos es uno de los más sensibles, sobre todo porque el parque automotor en la Argentina tiene 8 años de antigüedad y necesita permanentemente reponerlos. Es muy peligroso que no estén en condiciones.
Perspectivas 2022
La consultora Abeceb prevé que el conflicto generado por la invasión rusa a Ucrania retrasará la normalización de las cadenas de suministro globales “que aún siguen golpeadas por el lockout producto del covid, la crisis energética de 2021 y la continuidad de las medidas de aislamiento ante los rebrotes en Asia; factor que sin dudas aumentará la frecuencia de retrasos y elevará los costos de la logística a nivel internacional”.
El comercio exterior a nivel global se ha hecho más complejo, por lo que a nivel nacional los expertos recomiendan “descomplejizarlo” todo lo posible, algo que no ocurre en la Argentina, según los testimonios.
La consultora proyecta un saldo comercial en torno a los US$ 12.000 millones para 2022 (inferior a los US$14.750 millones en 2021), con unas exportaciones levemente por encima de las de 2021 y unas importaciones creciendo a un mayor ritmo ante las necesidades que impone la recuperación de la economía, aunque limitadas por restricciones impuestas para cumplir con la meta de acumulación de Reservas Internacionales Netas acordada con el FMI”.
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