La ingeniería gratis es cara
En la mayoría de las veces, la mirada de un experto en logística pasa desapercibida, pero es fundamental en grandes obras
Lo expresado en el título suele ser una verdad casi absoluta, en muchas ramas de la actividad diaria.
No pretendo ser original, pero creo que puede ser útil recordar algunos casos típicos. Para comenzar, preguntémonos qué es realmente la ingeniería gratis: podría decirse que "la ingeniería aportada por un proveedor" tiene un precio igual a cero, pero (¡cuidado!) el proveedor y su cliente tienen objetivos distintos a lo largo de su relación, el primero tratará de vender un proyecto lo más grande posible, el segundo, mientras tanto, intentará mantenerlo dentro de ciertos límites.
También la empresa contratante puede, en cierto momento, autoconvencerse de que su personal técnico es suficientemente capaz como para terminar un proyecto comenzado por un especialista, por ejemplo un consultor en logística, y así poder "ahorrar" algo de dinero.
Ha llegado el momento, entonces, de recordar algunos casos. El primero es el de una ferretería industrial mayorista, que necesitaba reemplazar unas estanterías de madera, originales de 1902, dentro de un edificio construido en el siglo 17, cuyo frente estaba protegido legalmente como edificio histórico de la época colonial. El consultor había propuesto dividir la tarea en dos etapas: la primera debía finalizar con un anteproyecto de estanterías suficientemente claro como para pedir presupuestos a posibles proveedores, pero sin determinar las distancias verticales entre los distintos niveles de almacenamiento, que deberían obtenerse luego de efectuar el proyecto detallado.
Esto tiene en cuenta que para la buena economía del proyecto siempre conviene colocar la mayor cantidad posible de ítems pequeños con gran frecuencia de despacho entre los niveles equivalentes a las alturas de la cintura y de los ojos de los operadores.
El ferretero, furibundo, llamó al consultor para acusarlo de haber calculado mal los espacios, pero terminó pagando honorarios extra, por la supervisión del desarme de la estantería además de la supervisión de las operaciones de armado. El proveedor, evidentemente, sabía mucho de doblado de chapas, de protección antióxido y de pintura, pero poco o nada de operación de depósitos.
El segundo ejemplo es el de una empresa laminadora de aceros, donde se iba a instalar un sistema de control de actividades logísticas basado en identificación de los items mediante código de barras. La empresa tenía dos centros de actividades, separados por 1200 metros, que debían conectarse por radiofrecuencia.
El gerente general opinó que en la última etapa podían seguir solos, y al decidir la frecuencia por utilizar optaron por la de uso común en lugar de una de uso exclusivo, con lo cual "ahorraron" algo así como 15 dólares por año, pero tuvieron interferencias de otra empresa cercana, hasta que luego de dos meses de desesperación, encontraron la causa de sus problemas y pudieron solucionarlos.
Resultado: casi siempre, lo barato sale caro.