La autopista de la facilitación comercial reduce los tiempos y la discrecionalidad
La ineficiencia transfronteriza impacta en el desempeño de las empresas y en la competitividad de los países; el acuerdo de la OMC firmado en Bali busca simplificar y armonizar los controles
Toda regla tiene su excepción. Si existe un consenso generalizado respecto de las bondades de la biodiversidad, definitivamente el concepto no aplica en el mundo del comercio internacional. Y van algunos ejemplos concretos para sustentarlo.
En los cinco países con mejor desempeño en el Doing Business (el índice del Banco Mundial que evalúa la facilidad para hacer negocios en una nación), exportar un contenedor de 20 pies cuesta US$ 520; en los cinco con peor desempeño, la cifra debe multiplicarse por 12: US$ 6400 (en la Argentina, en promedio, US$ 1770). Si el mismo caso se aplica a una operación de importación, la brecha será aún mayor: US$ 530 para el grupo más eficiente y US$ 8700 para los últimos de la lista (US$ 2320 en el caso local).
Pero la variedad en la oferta incluye también lo que pasa en la frontera misma: mientras en algunos países los operadores tratan con dos agencias, en otros deben cumplir con los requisitos que les solicitan hasta 17 organismos diferentes.
Los datos son sólo algunos de los que comentó Ezequiel Guicovsky Lizarraga, oficial sénior del Centro Internacional de Comercio (ITC), durante un seminario de formación sobre el rol del sector privado en la implementación del Acuerdo de Facilitación del Comercio (AFC) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que la Cámara de Exportadores organizó la semana pasada.
El primero en la historia
El dato no es menor. Se trata del primer acuerdo global en la historia del organismo. El AFC nació formalmente en Bali en 2013 y entró en vigor el 22 de febrero último.
¿De qué se trata la iniciativa? Fundamentalmente, de simplificar los procedimientos aduaneros y dar fluidez a los trámites del comercio exterior, dice Eduardo Tempone, director nacional de Negociaciones Económicas Multilaterales de la Cancillería, que participó del seminario.
Guicovsky Lizarraga enfatizó que los pilares del AFC son la simplificación, estandarización, armonización y automatización, y que "la transparencia es el telón de fondo de todos esos principios". A lo largo de su presentación, reiteró en varias oportunidades un concepto que encierra un verdadero cambio cultural: "Se trata de pasar de la mentalidad de control por el control en sí mismo a la de facilitación".
Y ese proceso, que abarca toda la cadena de suministro -quedó en claro que facilitar el comercio es un conjunto de acciones para reducir plazos y costos en todo el circuito- prevé además mecanismos de colaboración y diálogo entre el sector público y el privado. Otro punto definitivamente innovador.
Objetivos
¿Qué es lo que espera lograr el AFC? Guicovsky Lizarraga enumeró:
- Reducir 50% las demoras en el traslado de bienes.
- Reducir 15% los costos comerciales.
- Incrementar un trillón de dólares las exportaciones de mercancía por año.
"El acuerdo no mejorará la infraestructura logística, no impulsará procedimientos logísticos ni corregirá normas comerciales severas -advirtió al auditorio, en el que unas 50 personas representantes de los sectores público y privado lo escuchaban-, pero como saben es muy importante lograr que los procedimientos en frontera sean transparentes, porque eso reduce los costos y crea previsibilidad. La transparencia es como la luz solar: es el mejor desinfectante."
Cambio cultural
Enrique Mantilla, presidente de la CERA, coincidió. "El AFC es un proceso de cambio cultural para mejorar la eficiencia del comercio exterior aumentando la transparencia, la imparcialidad y la no discriminación. Es una oportunidad de decirle no a la mediocridad y reconocer que, por ejemplo, tener la Aduana calificada como 72» en el ranking del Banco Mundial es un indicador de la falta de valor agregado de las políticas públicas."
Según Mantilla, implementar el acuerdo requiere decisión política, dirección y determinación. "Un signo positivo es la iniciación del proceso de la VUCE (ventanilla única) en octubre de 2016. Para que un proceso sea exitoso requerirá un fuerte liderazgo político para apoyar el trabajo técnico", advirtió.
El AFC tiene media sanción del Senado argentino, ¿cuál es la situación actual teniendo en cuenta que entró en vigor en febrero?, preguntó a la nacion a Tempone.
"Hay mucha confusión al respecto, tal vez porque es una cuestión técnica del funcionamiento de los tratados. Generalmente los tratados internacionales estipulan un número mínimo de ratificaciones para su entrada en vigor. El AFC estableció que entraría en vigor cuando los 2/3 de los miembros de la OMC lo ratificasen (110 países, ya que el número de países miembros en la OMC es 164). Ese número se alcanzó en febrero. Eso significa que es obligatorio para los países que lo ratificaron y que aun cuando un país lo hubiera ratificado, hasta no entrar en vigor no estaba obligado a cumplirlo. En el caso de la Argentina, para poder ratificarlo se requiere primero la aprobación del Congreso. El Senado lo aprobó el año pasado y pasó a Diputados. Se demoró por el receso de verano, pero no creo que tarde mucho más. Una vez que el Congreso lo apruebe, se hace el depósito de un instrumento de ratificación en la OMC y a partir de allí el país estará obligado a cumplirlo."
El comité de seguimiento
Otro de los puntos estipulados por el ACF es la creación de un comité de seguimiento a nivel nacional. Se trata de un mecanismo para coordinar internamente la aplicación de las disposiciones del acuerdo.
Según lo que comentó Guicovsky Lizarraga, el 6% de los comités que se integraron hasta ahora se conformaron en su totalidad con representantes del sector privado (de todos modos, el AFC no prevé una fórmula al respecto).
"El AFC deja a cada país la responsabilidad de cómo organizar este instrumento. Nuestra propuesta para la ratificación y creación de un comité nacional público-privado fue presentada al jefe de Gabinete en enero", explicó Mantilla.
Tempone, de la Cancillería, dijo que a nivel técnico se viene trabajando en la conformación del comité, que reuniría a los organismos y donde existiría un espacio para el sector privado, pero que el diseño final aún no está completamente decidido. Es decir, existe un proyecto pero todavía sin el aval formal de las autoridades.
El ITC es la agencia conjunta de la OMC y las Naciones Unidas cuyo objetivo es que las empresas en países en desarrollo sean más competitivas en el mercado global, acelerando su desarrollo económico.
Más pymes en el comercio internacional
Según aseguran, el gran desafío es lograr que las pymes logren involucrarse, ya que aunque la participación de las economías en desarrollo en las exportaciones de bienes aumentó de 33% en 2005 a 42% en 2015, la brecha con las economías desarrolladas sigue siendo muy amplia, y la participación de las pymes en el comercio mundial, marginal.
Durante su presentación, Guicovsky Lizarraga comentó que se estima que hay alrededor de 150 millones de empresas formales en el mundo, de las cuales entre 1 y 1,2 millones tienen participación en el comercio internacional. En el caso de Brasil, por ejemplo, apenas hay 400.000 empresas entre importadoras y exportadoras, cuando en el país existen aproximadamente 15 millones de firmas formales.
Otro dato que no resulta menor es que alrededor del 70% del comercio mundial -algunos dicen que el 85%- se hace mediante cadenas de valor. Hoy un producto se elabora en cinco países o más. Para radicarse en un sitio, las firmas estiman tiempos y costos de importaciones y sobre la base de eso se define la ubicación de una empresa. Por eso se observa que muchas firmas están en el este de Asia. La elección del sitio ya no tiene tanto que ver con el precio de la mano de obra y cada vez es menos relevante el tema de los aranceles, advirtió Guicovsky Lizarraga.
No hay exportación sin importación
A todo eso se suman el costo y el tiempo de la exportación. Ergo: la importación es tan determinante para la competitividad de un país como la exportación. "La ineficiencia transfronteriza impacta en el entorno de negocios, afecta o reduce la llegada de IED, impide que el país participe en cadenas de valor y aumenta el costo de los insumos", dijo el representante del ITC.
Después de todo, y simplificando para honrar el nombre del acuerdo, tiempo es dinero, y para entender eso no hace falta explicar demasiado.