La América partida
Si se consolidan las tendencias deslizadas en discursos oficiales en el marco del Mercosur y de ALBA, la región estaría frente a una fragmentación virtual entre una fuerte mirada hacia el Pacífico, por un lado, y la indefinición total, por el otro
Las reuniones del Mercosur de principios de julio mostraron un ángulo diferente al esperado, supuestamente influenciadas por hechos que obligaron a modificar las agendas. Tres temas polarizaron los discursos: la situación con el avión presidencial de Bolivia, la cuestión de espionaje internacional y la defensa del derecho internacional de asilo. Además se confirmó el ingreso de Guyana y Surinam como Estados asociados y se produjo el cambio de presidencia pro témpore de Uruguay a Venezuela.
Los discursos oficiales se orientaron en la misma dirección y estuvieron sensiblemente politizados. Se resaltó una especie de futura reconversión del bloque al tratamiento prioritario de las cuestiones sociales, que llevó a pensar justamente en la características y principios de otros movimientos y agrupaciones sudamericanas, como la Alianza Bolivariana para América (ALBA). Ello se vio plasmado en la Declaración Presidencial y en los documentos oficiales que muestran cierta ausencia en temas de orden comercial o de negociaciones internacionales.
Hubo además expresiones de apoyo hacia una América del Sur ahora unida por acuerdos de diferente naturaleza, sin considerar que en realidad está sometida a una especie de corsé con cintas algo flojas, dada la pluralidad de tipos de acuerdos y tratados vigentes: el Tratado de Montevideo de 1980, el Tratado de Asunción de 1991, la CAN, el ALBA y otras "plurimembresías" no muy entendibles (y sin que se les exija el cumplimiento de varios compromisos de los mismos). Incidentalmente, fue destacable el informe presentado por los responsables de la Cumbre Social, no sólo por su extensión sino por su corte y estilo sumamente ideológico, en contraste con los del Foro Consultivo Económico y Social, Mercociudades o el II Foro Empresarial del Mercosur.
Nuevo espacio
A su vez, el 31 de julio se realizó en Guayaquil, Ecuador, la Cumbre de ALBA y la correspondiente Cumbre Social. Las declaraciones e informes guardan una notable similitud con lo observado en el Mercosur, definitivamente orientadas a la instalación en América del Sur de un nuevo espacio territorial-económico, constituido por los países miembros del ALBA, del Mercosur y de Petrocaribe, y sensiblemente alejado a lo establecido en el Tratado de Asunción que derivó luego en el Mercosur.
Más aún, se habla concretamente de una Zona Económica Complementaria ("entre los acuerdos adoptados se establece la conformación de una comisión de alto nivel para elaborar una propuesta para la creación de una Zona Económica Complementaria entre países de ALBA, del Mercosur y del Petrocaribe, la cual será puesta en consideración de estas instancias"), confirmando que lo comenzó como un hecho posible pero fantasioso es ahora un proyecto real y concreto, pues así se lo expone en discursos e informes oficiales.
Adicionalmente, se denuncia al proyecto de la Alianza del Pacifico, poco menos como una amenaza directa al bienestar y futuro de América del Sur, que obviamente no es compartida ni por los países iniciadores del proceso ni por los más de veinte que ya han solicitado ser observadores del mismo. Algunas de las definiciones y tonos son realmente serias e impactantes (ver aparte).
De mantenerse estas tendencias, con un novedoso espacio territorial insertado dentro del Mercosur, se estaría en presencia del inicio de una fragmentación virtual de América del Sur con países mirando y orientando su desarrollo hacia el Pacífico, en tanto que algunos otros generan una nueva identidad hacia una dirección no totalmente definida, pero eventualmente alejada de los principios fundamentales y consensuados que inspiraron los tratados de Montevideo y Asunción.
Todo lo anterior se manifiesta cuando es conocido que los movimientos de los países económicamente mas importantes del mundo buscan integrarse en megaacuerdos a los que habría que prestarles profunda atención. Sobre todo teniendo en cuenta que es previsible que los países involucrados en las negociaciones serán los que produzcan cambios profundos en las relaciones económicas internacionales en lo que resta de esta década y mas allá, provocando, sin dudas, impactos en todo el mapa mundial.
Las dinámicas, plazos, estilos y voluntades políticas tendrán sin dudas influencias en los resultados y en los momentos en que los mismos se hagan efectivos, pero indiscutiblemente las propuestas presentadas deben ser debidamente atendidas, mas allá de lo que supuestamente surja de la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de Bali, en diciembre próximo.
Las opciones
Con este escenario, el Mercosur tiene tres opciones:
- Mantener sus propuestas primarias ajustándolas a la actualidad y eliminando progresivamente la condición de "imperfecto" con lo que se lo identifica (más comercio, menos asimetrías y nuevas estrategias negociadoras).
- Mutar a un esquema que lo reúna con el ALBA, y así marchar juntos bajo los postulados bolivarianos, alejándose de los principios del Tratado de Asunción (comercio administrado y más orientado ideológicamente hacia las cuestiones sociales).
- Actualizar las metas y postulados iniciales del proceso de integración, en busca de uniones y negociaciones que no sean ajenas se alineen a las claras tendencias mundiales (varias de ellas con una mirada al Pacífico, y ajustando el foco sobre el Atlántico).
Recién después de definirse la opción elegida, sería conducente analizar los temas relativos a las flexibilidades, los mecanismos para negociar con terceros países y las multimembresías o las adhesiones a algunos de los macromovimientos de negociación activos en el mundo.
Desde el alba
Denuncia y rechazo a la Alianza del Pacífico
- Multipolar
"Buscar un nuevo orden mundial multipolar y pluricéntrico, basado en relaciones políticas y económicas internacionales horizontales, respetuosas de los equilibrios entre humanos y naturaleza"
- Imperialismo.
Se "rechaza cualquier intento de retorno al gobierno directo del sector privado empresarial y de remozar la hegemonía imperialista que se expresa en la Alianza del Pacífico, que beneficia a intereses elitistas lejanos del bien común"