Jordi Cañas: “El acuerdo del Mercosur con la Unión Europea es un win-win”
Luego de participar en la Asamblea de EuroLat en la Argentina, el diputado del bloque español Ciudadanos destacó las oportunidades que generaría la puesta en marcha del tratado comercial, aunque afirma que está estancado; además, cuestionó la influencia del discurso de Cristina Fernández de Kirchner en la votación del documento final que buscaba sancionar a Rusia por las acciones en Ucrania
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La cita que busca analizar las oportunidades de intercambio entre la Argentina, como miembro del Mercosur, y la Unión Europea, tras el avance de un acuerdo de comercio que quedó trunco por la pandemia, se mueve del eje por el impacto que generó en los parlamentarios del otro continente la intervención de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en la apertura de EuroLat que sesionó en Buenos Aires del 13 al 14 de abril.
“Este edificio tiene mística” destaca Jordi Cañas, historiador y político español de Ciudadanos, diputado del Parlamento de Cataluña entre 2010 y 2014, y activo en el Parlamento Europeo desde 2019, mientras circula por los pasillos del Salón Pasos Perdidos, en el Congreso de la Nación.
La calma del feriado local en el que se llevó a cabo la 14º Asamblea del organismo internacional, que se creó en 2006, con 150 parlamentarios de países europeos y latinoamericanos, con el fin de “mejorar y promover” las relaciones entre ambas regiones, contrasta con la tensión que se palpitó al momento de la firma del documento de cierre que pretendía sancionar a Rusia por los efectos del ataque contra Ucrania.
Además de considerar que el discurso de la expresidenta “no era el de una apertura de la Asamblea EuroLat, sino que parecía el meeting de apertura de la campaña de primarias”, Cañas se marcha frustrado de la primera sesión presencial, tras la crisis sanitaria del Covid-19, por la influencia de esas palabras en los resultados concretos del encuentro. “Más allá de ese feo protocolario, que llevó hasta el final simulando que se había olvidado de dar por inaugurada la Asamblea, y de la utilización de un acto de diplomacia parlamentaria para hacer una intervención con una carga política e ideológica extemporánea, sorprendió muy negativamente su valoración de la guerra de Rusia contra Ucrania, donde sin citar al agresor y al agredido hizo un ejercicio de equidistancia, casi cómplice, usando símiles de no respeto a las resoluciones de las Naciones Unidas por parte de los que han liderado la respuesta y las sanciones a Rusia”, dijo en diálogo con LA NACION, y destacó que el mensaje resulta “paradójico” por venir “de un gobierno que impulsó la resolución de la ONU de condena a la invasión”.
- ¿Cuál es la razón de la visita a la Argentina y cuáles son los puntos principales que debate la asamblea de EuroLat?
- La razón es la decimocuarta asamblea de EuroLat, que se decidió hacer en la Argentina después de la última celebrada de una forma no habitual, porque estuvo restringida por la pandemia. Ha sido un éxito la participación de los diputados de los dos continentes. Por su parte, la Ciudad y la acogida, la hospitalidad del gobierno argentino, ha sido extraordinario. Los trabajos se están realizando en un entorno muy importante. La Asamblea ha sido capaz de transmitir esa importancia que tiene una unión de parlamentos democráticos. Es un encuentro de representantes públicos que representan a más de mil millones de ciudadanos, donde se debate sobre temas comunes y agendas positivas. Eso es difícil, porque es una experiencia muy novedosa.
- ¿Interesante y necesario ese debate en el contexto que se está viviendo a nivel global?
- Depende. Para aquellos que confiamos en que el multilateralismo, tiene que ser una pieza clave en el futuro y que necesitamos socios y aliados estratégicos globales en un mundo tan cambiante como el que estamos viviendo, sí. Aquellos que defendemos que además esos encuentros y esas asociaciones se fundamenten entre democracias y bajo principios democráticos comunes pues más todavía. Pero te aseguro que hay gente que no y que cree que estos encuentros son accesorios y que se tienen que reunir las élites políticas y sus gobiernos únicamente. La unión EuroLat es uno de los foros que tiene la Unión Europea o su parlamento de intercambio con otros parlamentos mundiales. Creo que estamos en un momento que se están dibujando formas diferentes de entender el mundo. Ya no es solamente el reparto de zonas de influencia, que es una constante en la historia de la humanidad, un reordenamiento del orden mundial, sino que también se están dibujando asociaciones específicas con valores diferentes.
- ¿Y nuevas alineaciones económicos también?
- Sí y no. Algunos hablan de que la globalización ha terminado. La globalización y los intercambios comerciales han existido siempre. Otra cosa es si el comercio mundial va a reducirse o no, y no va a reducirse. El comercio mundial está sufriendo un estrés por situaciones múltiples como la pandemia, el encarecimiento de los fletes, cuellos de botella en determinados grupos chinos y problemas de producción por el cierre de fábricas, pero en el fondo todos nos hemos dado cuenta de nuestra interdependencia y la reflexión es si tenemos que ser tan dependientes estrictamente en las cadenas de suministro. El ejemplo es lo que está pasando con Ucrania, cuando hay países europeos que dependen un 80%, 90% o 100% de las importaciones de gas y petróleo ruso, en el momento que tienes un problema o decides por el motivo que sea reducir el consumo o hay voluntad del gobierno del Kremlin de jugar con las materias primas o la energía, geopolíticamente sufres esto.
- ¿Por dónde pasa la solución?
- Tenemos que ser capaces de ampliar nuestros suministros y nuestros mercados. Si yo impongo sanciones a Rusia lo lógico es que tenga mercados alternativos para elegir mis productos. La Unión Europea, a diferencia de otros actores como China, apuesta por acuerdos de asociación. China apuesta por acuerdos comerciales y ya está, quiere materias primas y productos y le da lo mismo otros factores. Eso genera ventajas y problemas para la Unión Europea que busca un comercio basado en reglas que sea una palanca de transformación en general.
- En declaraciones anteriores, cuando se debatía el acuerdo Mercosur-UE, mencionó que el problema era de la Unión Europea por su tipo de acuerdos comerciales, por las exigencias. ¿Cuál es la situación actual?
- Yo soy un defensor de los acuerdos de asociación, pero no me gustan. ¿Por qué? Porque uno se compromete a aquello que no puede cumplir. Por lo tanto, yo me comprometo contigo en algo que después viene el parlamento de Bruselas o el flamenco, que son 2 millones de personas, y te bloquean un acuerdo, como han estado a punto de bloquear el acuerdo de CETA con Canadá. Entonces, yo, que soy un defensor de los acuerdos de asociación, entiendo que generan un problema de trámites.
- ¿Cuál es el futuro del acuerdo UE-Mercosur en este contexto?
- En este escenario la reflexión racional debería impulsar el inicio del proceso de ratificación ya. Pero no estamos en un mundo racional, sino en uno político que ha provocado que el acuerdo del Mercosur esté paralizado y a la espera de cambios en los sucesos políticos como son las elecciones francesas, alemanas y brasileñas. Porque el debate no es racional, es un debate irracional. El problema del acuerdo no es un problema del acuerdo.
- ¿Cuáles son sus principales beneficios?
- Son absolutos. Es un acuerdo comercial que es un win-win, porque a la Unión Europea le permite conseguir mercado de suministros ahora mismo de materias primas, de alimentos; y, a su vez, el acceso a los mercados latinoamericanos o a los de los países del Mercosur que tienen unos aranceles de entrada muy costosos, también le permite ingresar a las inversiones y representa una posibilidad de ofertar para los servicios públicos. Al Mercosur le permite, primero, tener un mercado europeo con cero aranceles para cuotas muy amplias de productos y, sobre todo, utilizar ese acuerdo para impulsar las reformas en los diferentes países del Mercosur, especialmente la Argentina. Si fuese argentino utilizaría ese acuerdo para reordenar el marco legislativo, para impulsar una economía productiva que sea capaz de aprovechar que es un país que exporta materias, pero que tiene la capacidad de convertirse en un país que incorpora valor. No me limitaría a ser un exportador de materias primas y productos primarios, aprovecharía eso para incorporarme. Si vendo a la Unión Europea, puedo vender a todo el mundo, es una llave por los estándares que permiten jugar en primera.
- Ese proceso de mejorar la calidad, agregar valor, requiere inversión. ¿Es atractiva la Argentina para los empresarios europeos?
- Claro, pero, ¿cómo va a venir inversión en un marco legislativo que genera desconfianza? Los acuerdos para la Argentina o cualquier otro país permiten garantías jurídicas para los inversores que saben que los gobiernos no las van a cambiar.
- Reglas claras para generar previsibilidad...
- Exacto. Si tienes un marco y tienes un acuerdo, ningún gobierno va a poder ir en contra de un pacto que tiene firmado, porque el arbitraje va a ser automático, y eso genera inversiones. Si quieres una economía abierta que sea capaz de competir, que aproveche las potencialidades que tiene un país como la Argentina, necesitas un marco que genere estabilidad y confianza para la inversión.
- Aunque se defina un marco legal, ¿es atractiva la Argentina con una problemática estructural de inflación?
- Bueno, la distancia te saca cierto detalle, pero te da perspectiva. Lo que estamos pensando es que el tema del acuerdo con el Mercosur tiene que estar de la mano. Si fuera político argentino, la firma del acuerdo del Mercosur, la ratificación y la puesta en marcha, tendría que ir junto con un paquete de reformas que saque a la Argentina de ese espiral de inflación. Es una pata más de las reformas que tiene que hacer la Argentina, porque debe hacerlas en busca de estabilización macroeconómica y explicando a los ciudadanos también que se van a ver beneficiados. En un contexto como el que estamos ahora, la gente está muy cansada de que le exijan sacrificios. Se tiene que explicar “yo quiero en cuatro años hacer esto y que en seis me des esto” y, al final, el ciudadano tiene que tener claridad. Después, si el ciudadano no quiere, que no se queje, pero hay que explicar qué va a pasar. En principio, las cosas las ves mal, pero pasará lo contrario, porque se ganará estabilidad e inversores. La Argentina en los años 40 tenía potencialidad, si se hubieran mantenido crecimientos normales de la región sería una potencia, pero está sumida en un ciclo horrible de endeudamiento, default e hiperinflación.
-¿Qué balance se lleva de la asamblea?
-Un poco agridulce. Creo que la asamblea ha permitido retomar el curso de la presencia personal, con lo que eso significa de interacción, conocimiento, debate. El espacio y dónde se ha celebrado ha sido extraordinario, el Gobierno argentino se ha volcado con la celebración y eso hay que destacarlo y subrayarlo. Los debates ordinarios han sido constructivos también, pero no podemos dejar de señalar que uno de los debates importantes que era la resolución de urgencia sobre la situación en Ucrania creo que a todos nos ha frustrado. A mí no solamente me ha sorprendido la actitud de una parte latinoamericana que ha votado en contra de las sanciones en la ONU, con lo cual en mi opinión refleja dos cosas: cuando a veces hablamos de valores compartidos no son tantos y eso es muy importante. La actitud de una parte de la componente latinoamericana de no querer suscribir el acuerdo de las Naciones Unidas, las dos resoluciones, es bastante preocupante porque desdibuja el mapa de Latinoamérica apoyando unos valiosos principios. Hay una parte importante de las discusiones políticas de Latinoamérica que no comparte valores básicos de la democracia liberal y del ordenamiento del orden internacional. ¿Cómo sería si Brasil decidiese invadir Uruguay y los europeos dijéramos “no sé, para tanto no, yo quiero la paz, no quiero fomentar la guerra”? Si están invadiendo Uruguay, ¿qué me dices? Lo que pasa es que, si hay un tipo con un garrote, ¿qué paz quieres?
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