Intercambio comercial 2023: se esperan menos exportaciones y que sigan los problemas para importar
Según los analistas, los precios continuarían en los niveles del último año, pero la sequía golpeará al campo, principal generador de divisas; hay expectativas positivas en algunos sectores, como la producción de minerales, la energía y la industria automotrizautos
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En 2022 hubo récord de exportaciones pero, pese al cepo de las importaciones, se redujo el superávit en la comparación interanual. Fue de US$6923 millones, menos de la mitad que en 2021. Las perspectivas para este año son complicadas: la sequía pega de lleno en el motor de las operaciones afuera, el campo. Además, se espera que sigan las restricciones al ingreso de insumos.
Los expertos consultados por LA NACION proyectan una caída en el ingreso de divisas por la pérdida de volúmenes del campo con precios internacionales que seguirían en los niveles del año pasado, pero que no alcanzarían a compensar.
En 2022, las ventas afuera de bienes marcaron un récord, cuando sumaron US$88.446 millones, mientras que las importaciones llegaron a US$81.523 millones, también una cifra histórica. El intercambio comercial se incrementó un 20,4% y alcanzó un valor de US$169.969 millones.
Según Indec, los envíos al exterior cayeron un 7,1% y los ingresos, 19,3% en 2022. Casi todos los grandes rubros disminuyeron. Solo se salvaron las exportaciones de las manufacturas de origen agropecuario, con un alza del 5,4% y las de combustibles y energía, con un 7,5% de incremento.
Hay también una notable baja de la importación de combustibles y lubricantes, del 36,6%, aunque en términos interanuales aumentó en 120,2% (US$7025 millones) por mayores compras de gasoil, gas natural licuado y gas natural en estado gaseoso entre otros.
De cara a este año, a mediados de diciembre, el canciller Santiago Cafiero, acompañado por la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca Bocco, presentó el “Plan Nacional de Promoción de Exportaciones 2023″. Planteó que los envíos al exterior estarán “por encima de los US$105.000 millones”.
“Esas son las proyecciones que tenemos en una Argentina que se recupera en lo económico, pero que también tiene una mirada estratégica sobre las necesidades que el mundo tiene, y las posibilidades que esto genera”, dijo Cafiero, quien planteó que se busca posicionar al país como un “proveedor seguro” de alimentos, energía y servicios del conocimiento.
Según explicó, se apunta a que crezca la cantidad de empresas exportadoras (son unas 9000 frente a las 12.000 de 2011): “No nos cansamos de decir que las empresas que exportan pagan mejores sueldos; algunas llegan a pagar, en el mismo sector, un 50% más; con lo cual necesitamos más pymes exportadoras, y ahí estará la decisión de esta Cancillería y de este Gobierno para mejorar la oferta exportable y que sea la elegida por el mundo”.
El presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y vocero del Consejo Agroindustrial Argentino, José Martins, afirma que, aunque el 2022 fue un “año récord” para el aporte de divisas del agro y también por su contribución a la recaudación fiscal, la guerra entre Rusia y Ucrania “dio una oportunidad que no aprovechamos por los cambios de reglas de juego. Fue un año brillante, pero perdido; una paradoja”.
De cara a este 2023 se define como “poco optimista” por los efectos de la sequía más el granizo del 2022 que golpeó la cosecha de trigo, que rondará los 12,5 millones de toneladas frente a los 22 millones de la anterior, mientras que la cosecha gruesa “todavía es una incógnita”. Dependerá de si hay o no lluvias y en qué cantidad. Afirma que no habrá ni maíz ni soja tempranos.
“Más allá del clima, si en abril o mayo, cuando se decide la siembra fina, siguen las restricciones para importar insumos, la brecha cambiaria y las modificaciones de condiciones, la incertidumbre será importante –añade–. A todo eso hay que sumarle el año electoral. El productor se descapitalizó; sembró y falló la cosecha y sin un buen sistema de crédito se complica más. Este combo no me deja ser optimista”.
Está convencido de que “se siguen perdiendo oportunidades” y en esa línea anota el proyecto de ley de Agroindustria que tiene por objetivo integrar las cadenas productivas para incrementar el porcentaje de valor agregado en origen; generar puestos de trabajo y arraigo; apuntalar el crecimiento inclusivo de las economías regionales; y generar más ingreso de divisas. “Hubo siempre consenso, pero no se trató por problemas propios del Congreso; no soluciona problemas, pero es un fuerte estímulo y sigue esperando”, puntualiza.
Proyecciones para este año
Desde la consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut plantea que para este 2023 las perspectivas para el agro, motor del ingreso de divisas, son diferentes. “Será más complejo; habrá una combinación de precios similares o inferiores a los del 2022 y volúmenes menores por la sequía –describe–. A eso hay que sumar la suba de tasas internacionales y que la sequía que se registra a nivel local no se da en toda Sudamérica, por lo que no hay tanto impacto en volúmenes agregados”.
Sí hay mejores proyecciones por el lado de los combustibles y “por partida doble”, ya que si el gasoducto Néstor Kirchner empieza a operar como indicaron, “se reemplazarán importaciones”, apunta.
Su colega de Abeceb, Soledad Pérez Duhalde, coincide en que el ingreso de dólares por exportaciones será menor al del año pasado, explicado principalmente por una caída en los volúmenes exportados, acompañada por una tendencia a la “normalización” de los precios de las commodities que, luego del boom registrado en la primera mitad de 2022 iniciaron un proceso de desaceleración, que se mantendría en este año en un contexto de elevadas tasas de interés y apreciación del dólar.
Aclara que la situación es “heterogénea” entre sectores exportadores, y algunos tendrán un “mejor desempeño relativo”. Entre los “ganadores” incluye al sector automotriz, la energía y la minería. En cambio, las exportaciones agrícolas –las de mayor participación en las exportaciones totales– perderán.
La radiografía de lo que proyecta Abeceb para este año destaca que, en el caso del campo, el año pasado los precios internacionales alcanzaron niveles récord en el segundo trimestre y hacia el cuarto comenzaron a normalizarse, aunque manteniéndose en niveles “históricamente altos, en un contexto de endurecimiento de las condiciones financieras internacionales y fortalecimiento del dólar”. Si bien se espera que este escenario se mantenga por lo menos hasta mediados de este año, el impacto de la sequía a nivel global ajusta la oferta de granos y pone un piso a los precios.
En síntesis, con una sequía moderada, la pérdida de ingresos rondaría entre los US$7000 millones y los US$13.000 millones.
Para petróleo y gas natural, los precios en 2022 se ubicaron por encima de los promedios históricos y mostraron alta volatilidad por la guerra entre Rusia y Ucrania y una menor producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC) hacia fines del año. Para el actual, se proyecta un alza de las exportaciones de gas a Chile y de petróleo hacia el Pacífico, aunque con una disminución en los precios por una menor demanda internacional de crudo en un contexto de desaceleración del crecimiento global y mayor estabilidad en el mercado europeo del gas durante el invierno.
En lo que hace a la minería, el año pasado los precios de los metales registraron subas, particularmente el oro durante el primer semestre, ya que funcionó como resguardo de valor ante la inestabilidad generada por la guerra. Ahora se espera una baja en los precios por la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y una baja en la demanda de metales industriales ante la potencial desaceleración de China.
Para la industria automotriz, Abeceb apunta que el año pasado la demanda de vehículos se recuperó a un mayor ritmo que la oferta, traccionada por la apertura de nuevos mercados en Latinoamérica, empujando los precios al alza, principalmente en Brasil. Además, hubo problemas en las cadenas de suministros globales -especialmente chips y semiconductores- y altos costos de logística. Para el año que recién comienza proyecta un crecimiento más moderado en las cantidades exportadas y una mejora en la oferta local, especialmente por el segmento pickups.
Disponibilidad de dólares
Desde la Cámara de Exportadores de la República Argentina, su presidente, Fernando Landa, insiste en que el actual “no será un año fácil”, aunque advierte que hay sectores “para ir peleando” y vuelve sobre algunos de los catalogados por los economistas como el complejo automotriz, el petrolero-petroquímico y el minero metalífero y el litio.
“No podemos inventar la rueda todos los días -enfatiza-. Vivimos en transición. En algún punto tenemos que entender que los países que crecen no tienen las restricciones que enfrentamos nosotros y que terminan provocando una complejidad enorme para producir y exportar. Estamos mirando lo que no depende de nosotros, como el clima, en vez de resolver cómo mejoramos lo que está al alcance nuestro”.
También Sigaut sostiene que las experiencias con el “dólar soja” terminan impactando en las liquidaciones de este año porque los productores estarán “reacios a vender” esperando que haya un mejor tipo de cambio. No estima que haya mayor disponibilidad de dólares que en el 2022 por lo que seguirán los problemas para las empresas.
“Los dólares entran, pero no van al Banco Central; se generan distorsiones; hay industrias que no pueden hacer sus importaciones al dólar oficial por lo que importan caro y venden al dólar más bajo”, comenta y coincide con Martins que existen “oportunidades perdidas, potencial perdido”. El único caso que destaca como “política de Estado” es el del yacimiento Vaca Muerta, “donde hay inversiones que empezaron al final del mandato de Cristina Kirchner y continuaron”.
La expectativa de Pérez Duhalde es similar, proyecta un balance cambiario con menor cantidad de divisas por lo que se mantendrán las restricciones para el pago de importaciones con el consecuente daño al comercio internacional.
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