Guerra comercial: las víctimas del proteccionismo
PLYMOUTH.- En Wisconsin siempre se dice que no se puede "apagar" a las vacas ni para Navidad ni por una guerra comercial. Por esta razón, a medida que las políticas comerciales agresivas del presidente Trump llevan a otros países a responder con barreras contra los productos estadounidenses , los tamberos y fabricantes de quesos del estado se van poniendo ansiosos respecto de qué sucederá con toda la leche y los quesos que producen y habitualmente venden al extranjero.
"Si se cierran los mercados de exportación nos imagino llegando al punto de tirar la leche en los campos", dijo Jeff Schwager, presidente de Sartori Company, que ha producido queso en una ciudad cercana por generaciones, con leche que compra de más de 100 tambos de todo Wisconsin. "Habrá una onda expansiva por todo el estado".
Trump ha provocado choques comerciales con países de todo el mundo, exigiendo nuevos acuerdos e imponiendo aranceles a aliados para modificar lo que dice que son términos profundamente injustos que perjudican a las compañías y trabajadores estadounidenses. Ha apuntado a ciertas industrias norteamericanas que dice que están en desventaja global, incluyendo la automotriz y la lechera, lo que llevó a un choque público entre Trump y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, por los aranceles de Canadá sobre productos lácteos.
El enfoque comercial del presidente deriva de su promesa de campaña de revivir la industria estadounidense, en particular la manufactura, poniendo a "Estados Unidos primero". Esa promesa ayudó a llevar a Trump a la presidencia. Pero las ramificaciones del enfoque proteccionista del presidente están comenzando a hacerse sentir en ciudades y condados que lo eligieron, a medida que se hacen más palpables las desventajas por encima de las ventajas.
Para los fabricantes de quesos locales como Sartori, el enfoque de Trump ha volcado el campo de juego global en contra de los productores estadounidenses, lo que genera una cuesta aún más empinada a trepar en una economía global cada vez más competitiva.
La industria lechera ahora enfrenta aranceles sustanciales sobre productos que vende al exterior. Los exportadores estadounidenses también temen que podrían perder acceso a Canadá y México si el presidente concretara su amenaza de abandonar el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte, conocido como Nafta. Y se encuentran en creciente desventaja a medida que otros países avanzan con pactos comerciales que otorgan acceso más libre a sus mercados a los signatarios, mientras Trump aísla aún más a los Estados Unidos.
Fueron condados como el de Sheboygan, donde está ubicado Plymouth, los que ayudaron a llevar a Trump a la Casa Blanca y mucha gente en Plymouth sigue siendo firme partidaria del presidente. Pero muchos discrepan de su visión negativa del comercio global, que en general ha sido bueno para la industria lechera.
El tratado del Nafta, que el presidente a menudo dice que es el peor acuerdo comercial de la historia, ha dado a la industria una valiosa cabecera de playa en México. Ese país es ahora el mayor mercado de exportación de quesos de EE.UU., al absorber más de un cuarto de todo el queso que sale de Estados Unidos. Los tamberos y los productores de queso por lo general apoyaban la Asociación Trans-Pacífico, un pacto de 12 naciones del que Trump se retiró en los primeros días en sus funciones y que hubiera abierto nuevos mercados valiosos, incluyendo Japón.
Oportunidades
La compañía Sartori, que emplea aproximadamente 500 trabajadores en el estado, obtiene solo una décima parte de sus ingresos de exportaciones a 49 países de quesos parmesano, cheddar, asiago, gorgonzola, romano y fontina, entre otros. Pero sus ventas internacionales son el segmento de más acelerado crecimiento de la compañía y en el que ve las mayores oportunidades.
Esa ecuación se modifica de modo dramático cuando se consideran los aranceles. Sartori, que vende sus quesos a cadenas minoristas y cadenas de comida al paso en México, ahora se enfrenta a un arancel del 15% sobre sus exportaciones, las que se elevarán al 25% el 5 de julio, en respuesta a los impuestos de Trump a las importaciones globales de metales. El incremento del precio es lo suficientemente grande como para que los clientes de la compañía, incluyendo las cadenas de comidas al paso, estén pensando en firmar contratos con los competidores europeos de Sartori.
La gente local cree que los aranceles apuntan contra Wisconsin debido a su significancia política. El estado votó por Trump y es también el origen del legislador Paul D. Ryan, presidente de la Cámara baja. Entre los productos de Wisconsin que son blanco de los aranceles de la Unión Europea, México y China, se incluyen las motos Harley-Davidson, arándanos, ginseng y manzanas.
El escepticismo de Trump respecto del comercio está haciendo retroceder a la industria láctea de Wisconsin en otros sentidos, más allá de los aranceles en represalia. En vez de reescribir acuerdos comerciales en favor de Estados Unidos, en gran medida Trump se ha retirado de acuerdos que sus predecesores estaban negociando, lo que permite a otros países fijar los términos del comercio.
Eso ha dado una ventaja a los rivales internacionales de Sartori, especialmente los productores de quesos de la Unión Europea, que están incluyendo cláusulas de protección para quesos específicos en sus acuerdos comerciales.
Del mismo modo que el champagne técnicamente solo puede provenir de Francia, la Unión Europea se ha esforzado por imponer las llamadas "indicaciones geográficas" para sus quesos. Bajo estas reglas, un queso debe haber sido producido en Grecia para poder llamarse "feta". El parmesano debe producirse cerca de Parma, Italia, y el asiago debe ser oriundo de la aldea italiana homónima. Al firmar los europeos acuerdos con países como Corea del Sur, Vietnam y Canadá, les están prohibiendo a los productores estadounidenses usar estos nombres.
La Unión Europea incorporó algunas de estas restricciones en un nuevo acuerdo comercial que firmó con Japón en julio pasado, así como en un nuevo acuerdo con Canadá. Se prevé que su pacto comercial con México expanda protecciones similares.
Schwager dice que estos acuerdos crean confusión para los clientes y tremendos costos para su compañía, que debe comercializar sus quesos con nombres distintos. En México, debido a un litigio en curso, ahora debe vender su asiago como "Sartiago", cambio que Schwager dice que ha llevado a una caída de aproximadamente el 30% en sus ingresos desde México en los últimos 90 días. "El consumidor no sabe lo que es", dice Schwager. "Ni siquiera podemos decir 'antes se llamaba asiago' en la etiqueta".
Los fabricantes de quesos estadounidenses están particularmente irritados por la perspectiva de restricciones en México, del que Estados Unidos fue uno de los primeros proveedores.
"Los italianos no crearon los mercados allí para sus quesos", dijo Jaime Castaneda, vicepresidente para política comercial del Consejo de Exportaciones Lácteas de EE.UU. "Nosotros creamos los mercados para los quesos italianos en México".
Pero el estilo agresivo del presidente tiene sus partidarios. Unos kilómetros fuera de la ciudad, más allá de los campos de soja y los caminos de asfalto vacíos, Scott Ditter, un tambero que había enviado leche de sus vacas a la fábrica de Sartori esa mañana, defendió las acciones del presidente. Trump "defiende la producción agropecuaria de conjunto", dijo Ditter.
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