Gómez Centurión, Abad y los riesgos del "puerta a puerta"
Las modificaciones introducidas por la AFIP en los regímenes de entrega de paquetes para empresas y personas, tanto por correo privado como por el correo oficial, a través de las resoluciones generales 3916/16 y 3915/16, respectivamente, tienen lecturas tanto simbólicas como políticas.
El Gobierno comunicó los cambios haciendo hincapié en "la facilitación de la vida cotidiana" de los consumidores, en que "control ya no es más sinónimo de trabas" y en que de esta manera estamos ante un ejemplo de "integración inteligente con el mundo, que es uno de los ejes para el desarrollo que promueve este gobierno", según se desprende del comunicado oficial con declaraciones del titular de la AFIP, Alberto Abad, y del secretario de Comercio, Miguel Braun.
Hasta aquí un gesto simbólico con obvias consecuencias en la práctica: durante años, no sólo el comercio exterior, sino las libertades individuales en materia de compra de divisas o artículos extranjeros habían sido literalmente estatizadas.
La cuestión política detrás de la medida es la batalla que perdió el director general de Aduanas, Juan José Gómez Centurión, frente a Abad, que desde el momento en que volvió a la AFIP se empecinó con el regreso del sistema "puerta a puerta".
Gómez Centurión tenía otra agenda: terminar con el filtrado de mercaderías contrabandeadas y de drogas que vulneran sistemáticamente los controles aduaneros.
Para el veterano de Malvinas, el régimen "puerta a puerta" abre una puerta más para el narcotráfico. Según datos que él mismo maneja, en la región, hay curvas paralelas de crecimiento del narcotráfico en los países donde más creció, precisamente, el régimen en cuestión. Su preocupación ahondaba al notar que las garantías para habilitar un prestador de servicios express no estaban en línea con los riesgos que se corren en materia de contrabando y narcotráfico porque la clave fiscal (de autorización) es, precisamente, fiscal, no penal. La identificación del receptor de una encomienda es muy difícil. Y en Aduana aseguraban hace meses que se registraban al menos 10 casos por semana de narcotráfico por encomiendas.
Siempre todo depende de cómo se instrumente el régimen y hasta qué punto el control sea eficiente. Pero si alguien burla el control, y trae un precursor químico por encomienda, ¿qué solución plantea el sistema cuando el receptor no recibe su envío interdictado? ¿Lo va a reclamar?
Fuentes cercanas a Gómez Centurión alegaron que, si finalmente el régimen salía, él no lo firmaría. Difícil presente para alguien que no abandona frentes de batalla.