Exportar en equipo: los consorcios, una herramienta al alcance de las pymes
La asociación de las empresas hace crecer el poder de negociación y aumenta la capacidad técnica y financiera de sus miembros
“La Unión hace la fuerza”. Este fue el lema de la primera cooperativa agrícola fundada en 1849 por el alemán Hermann Schulze Delitzch, quien decidió agrupar a una serie de campesinos para que juntos pudieran cambiar las condiciones de negociación que tenían frente a los acaudalados terratenientes, quienes les suministraban insumos y equipos de trabajo en condiciones desfavorables. Entre los campesinos había un factor común: todos proveían a la misma gente. Al ponerse todos de acuerdo y unir fuerzas quienes empezaron a imponer las condiciones fueron estos, ya que de lo contrario el terrateniente sufriría las consecuencias de no ser abastecido.
Más allá de las diferencias de contexto, formar parte de un consorcio de exportación implica en mayor o menor medida la misma filosofía; unir fuerzas y llegar más lejos en cuanto a las posibilidades de negocios de lo que se podría llegar en forma individual.
Dentro del comercio exterior existen distintos tipos de estrategias o herramientas para que las pymes procuren internacionalizar sus productos. Hay estrategias que por sus características operativas son conocidas como “primarias”, tales como la exportación convencional, la transferencia de tecnología y la inversión directa en el exterior. Por otro lado, existen aquellas de carácter “secundarias” o no convencionales, tales como el leasing, franchising, joint venture, la subcontratación y el intercambio compensado.
Los consorcios de exportación y en general los sistemas de exportación conjunta son compatibles con la mayoría de estas estrategias y muchas veces facilitadores de la primera exportación.
Tanto los países desarrollados como en vías de desarrollo han adoptado oficial y extraoficialmente mecanismos de asociatividad como herramientas estratégicas para que sus pymes puedan alcanzar la internacionalización de sus productos.
Pueden identificarse al menos cuatro tipos de estructuras asociativas:
- Agrupaciones empresarias
- Trading Companies
- Cooperativas
- Consorcios
El grado de interrelación entre las empresas participantes es muy distinto en cada caso. En los casos de las agrupaciones empresarias, cooperativas y consorcios, la asociación de sus integrantes es fomentada y consentida por las mismas empresas. En el caso de las Trading Companies no es así. Aquí las empresas ponen a disposición de la estructura sus productos y servicios con total prescindencia de los demás integrantes y en la gran mayoría de los casos se desconocen entre sí.
¿Qué son los consorcios de exportación?
Son una herramienta eficaz para sumar ofertas de pymes que en forma independiente no suman una cantidad apropiada de bienes y servicios para ser más competitivos, y funcionan cuando el mercado exterior demanda una cantidad mayor a la que la empresa individualmente puede producir.
Hoy en día muchas pymes, ante el “futuro que ya llegó” de la apertura del mercado de China, pretenden vender sus productos a ese país.
La pregunta del millón es ¿cómo puede un empresario pyme vender a semejante mercado sin una estrategia bien definida de exportación? La respuesta es: “Integrando un consorcio de exportación”.
Si bien no es imposible, es muy difícil vender a China siendo un pequeño empresario. En realidad “nadie le vende a China”; a lo sumo se podrá decir que se exporta a algún cliente de Pekín o de Shanghai, Tianjin, etcétera (ciudades chinas con poblaciones similares a las de cualquier país).
Un consorcio de exportación es una asociación permanente de empresas, cuyo objetivo principal es agrupar ofertas y demandas de productos y/o servicios, persiguiendo un fin comercial. Su objetivo puede ser, entre otros, el de aumentar la capacidad técnica o financiera de sus miembros, así como presentar una oferta de mayor dimensión haciendo crecer el poder de negociación. Con estas estructuras la empresa participante no pierde su individualidad. Los consorcios tienden a formarse en sectores manufactureros de origen industrial, así como en empresas de servicios, a diferencia de las cooperativas que tienden a trabajar en el sector primario. Una diferencia importante entre cooperativa y consorcio es que en la primera sus integrantes buscan un fin social, los de un consorcio persiguen un fin comercial.
Siguiendo el mismo lineamiento respecto de la premisa, “la unión hace la fuerza”, el integrante del consorcio busca llegar más lejos perteneciendo al mismo a lo que llegaría en forma individual. La pluralidad de empresas, así como de productos, hace que la oferta grupal adquiera mayor dimensión.
Los consorcios de exportación en la Argentina
Si bien la Argentina viene trabajando desde principios de la década de los 80, ante el nuevo escenario mundial de los últimos años se duplicó el esfuerzo en promover consorcios y grupos exportadores de pymes. Podría decirse que el esfuerzo mayor en este aspecto se ha visto a partir de 1998/1999, cuando, desde distintas instituciones públicas y privadas, se han desarrollado programas de promoción de exportaciones y de competitividad internacional.
En general, estas instituciones trabajan con fondos nacionales más el aporte de fondos internacionales. En este último caso las instituciones que frecuentemente aportan son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa Al Invest de la Unión Europea y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En cuanto al aporte que cada institución realiza a cada consorcio, se pueden encontrar diversas situaciones. Algunas instituciones, especialmente las públicas, aportan el sueldo del coordinador o gerente del mismo. Esa aportación va decreciendo cada seis meses en un 25% en la medida en que el consorcio tiene que empezar a hacerse cargo de ese porcentaje del sueldo. Entre otro de los aportes se encuentran algunos beneficios para la participación en ferias y exposiciones internacionales de los cuales la Argentina tenga pabellón oficial. En este caso se subsidia un alto porcentaje de los costos en contratación de stand, alquiler de mobiliarios, pasajes, etc, y ese subsidio es aun mayor cuando se trata de consorcios formalmente constituidos.
En cuanto a las instituciones privadas, en algunos casos también aportan el sueldo del gerente o coordinador en forma temporal, mientras que en otros estas mismas cumplen dicha función (generalmente dos años), sin que esto implique costos para el consorcio.
En el país hay aproximadamente unos 100 consorcios, tanto con promoción pública como privada, que actualmente están en funcionamiento. Esto no implica que el funcionamiento sea el óptimo en todos los casos.
En la Argentina se han formado “consorcios de cooperación”, entre otros, en los siguientes sectores: Grupo Exportador de Turismo de Bariloche (provincia de Río Negro); Grupo Exportador de Ferretería Industrial-Unesa de San Francisco (provincia de Corrientes), Grupo Exportador Mar Argentino de la ciudad de Mar del Plata (provincia de Buenos Aires), Agrupación Confeccionista de la ciudad de Pergamino (Buenos Aires), Consorcio Argnc para insumos y equipos de gas natural comprimido (GNC) para el automotor, Grupo Exportador Animalex de accesorios y alimentos para mascotas, Consorcio ABC de ambientación de baños y cocinas, Consorcio de Exportación de Cueros y Calzado Walk Argentina.
No fue fácil que inicialmente las empresas exportadoras se interesaran en formar consorcios, debido a que en la ley no se contemplan beneficios fiscales. Pero los grupos que lo han hecho así procedieron al verificar las ventajas tanto financieras como comerciales que resultan de trabajar en sus términos.
Tipos de consorcios
En cuanto a su constitución y dependiendo el sector, si bien a partir de una cantidad mínima de dos empresas pueden constituirse, el piso recomendado en cuanto a la cantidad de integrantes va entre las 4 y 5 empresas hasta una cantidad máxima que ronda las 10 o 12 empresas.
En cuanto a su tipología existen:
- Consorcios horizontales. Son aquellos integrados por empresas que ofrecen un solo tipo de producto, aumentando así su capacidad de oferta en función del producto en cuestión.
- Consorcios verticales. A la inversa del caso anterior, en este se produce verdadera complementación de la producción. Se produce una verdadera “división del trabajo”.
- Consorcios generales. Son aquellos consorcios formados por cualquier tipo de empresas sin importar el rubro.
- Consorcios especializados. Son aquellos constituidos para atender nichos de mercados especiales. Los consorcios horizontales y verticales no son excluyentes con los especializados.
Ventajas a la hora de formar parte de un consorcio
- Llegada a nuevos mercados. Producto de la sinergia productiva, especialmente en aquellos que demandan cantidades superiores a las producciones individuales de cada integrante.
- Mayor poder de negociación. El mayor poder de negociación se manifiesta ante proveedores, clientes, bancos y entidades gubernamentales.
- Mayor eficiencia productiva. Permite que las empresas que son más eficientes en determinados procesos productivos o de fabricación pongan a disposición del consorcio sus adelantos tecnológicos, como también las formas de llevarlos adelante.
- Ahorro en los gastos de exportación. Una de las mayores virtudes: la distribución de los costos fijos de exportación entre los integrantes.
- Fletes más bajos en función del mayor volumen. No es lo mismo, por ejemplo, que una empresa individual esté ocupando un pequeño espacio dentro de un container que entre el producido de la venta de todas las mercaderías del consorcio ocupen un container completo.
- Adquisición conjunta de insumos, materias primas y bienes de capital destinados a la producción
Formar parte de un consorcio no es una tarea difícil. Y el uso de esta herramienta es un gran atractivo para las pymes nacionales que desean insertar sus productos globalmente.