Estrategias geopolíticas. En qué consiste la iniciativa de integración indo-pacífica
La conectividad y un desarrollo de orden abierto basado en reglas internacionales claras se constituyen como el objetivo central de un concepto que aún se discute en la región
Asia adelanta nuevas iniciativas geopolíticas de integración que apuntan a preservar la estabilidad de la región y potenciar el comercio en medio de las tensiones ocasionadas por la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
La salida de este último del Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), pareciera evidenciar un desinterés de Estados Unidos por la región. Sin embargo, la potencia norteamericana adhiere a la estrategia japonesa de integración indo-pacífica, que busca un desarrollo de orden abierto y basado en reglas internacionales claras.
Para entender un poco más sobre la iniciativa, LA NACION habló con los profesores japoneses Shino Watanabe (docente en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad de Sophia, Tokio) y Kei Koga (docente e investigador del Programa de Políticas Públicas y Asuntos Globales de la Universidad Tecnológica Nanyang, en Singapur), quienes señalaron en un evento realizado por la embajada nipona la importancia estratégica del espacio comprendido por las naciones entre el océano Índico y el Pacífico, que ya se proyectan como protagonistas en la esfera del comercio mundial dado que por allí circula, por citar un ejemplo, el 80% de los flujos energéticos globales por vía marítima.
Los especialistas destacan que la estrategia busca estabilidad y conectividad. "La idea de Japón es que la región tenga normas claras. Mientras los países que hagan parte mantengan estos estándares internacionales de conectividad y sean abiertos económicamente, con una gobernanza saludable y sin corrupción, la región prospera y todo estará bien", dice Koga. "Pero si algún país decide no regirse por esas normas, tendrá tensiones con Japón, y creo que es justamente lo que hace China. Por eso, Japón responde y China, a su vez, se vuelve más consciente de las condiciones convergentes", agrega.
Lo que ocurre es que China tiene su propia estrategia: para Watanabe, la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (Belt and Road initiative) se basa en la visión del gigante asiático de aceitar "los vínculos económicos, financieros, políticos y geoestratégicos para mantener cuidados sus intereses", con el ánimo de consolidar una posición central en el mundo.
Esa posición incluye a toda la región indo-pacífica. "Algunos países en desarrollo, como Sri Lanka, no quieren integrarse políticamente con China, pero sí económicamente, y aceptan fondos. Cuando no pueden pagar, China hace una fuerte presencia... por eso, estos países se han vuelto más cautelosos al recibir fondos chinos, para no quedar bajo su influencia", destaca Koga.
El hecho de que Japón haga parte también de la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda hace que, en vez de confrontar, pueda presionar a China desde un lugar diplomático. Así, la estrategia de integración indo-pacífica se articularía como un contrarrelato a la iniciativa china.
Pero la cuestión es que cada país tiene su propia visión sobre la integración. "Hay múltiples visiones sobre el concepto: la India tiene una, Japón otra, Australia otra… y China por supuesto tiene la suya. Entonces pasa que hay una división entre competencia y cooperación –dice Koga–, ya que cada país termina relacionándose con otro como quiere. Japón y Estados Unidos tienen una estrategia y un concepto diferente, tanto como Australia o India". Y añade: "Entonces, el concepto es el punto focal y podemos hablar sobre él, pero la idea difiere de país a país. En ese sentido, una plena integración económica solo existe en un futuro distante".
La ganadora dentro de la iniciativa es India, que ocupa un lugar protagónico que antes no lograba tener dentro del concepto Asia-Pacífico.
Sin embargo, de acuerdo a los académicos, a esta nación pareciera no interesarle demasiado profundizar en la integración. "Esto tiene sus raíces en la propia cultura. India hace hincapié en no alinearse, no quiere tener una conexión fuerte con ningún país en particular porque desea mantener su autonomía e independencia", señalan.
"Por supuesto que pueden alinearse en algún momento, de acuerdo al asunto que se esté tratando, pero esencialmente no se encuentra un fuerte compromiso de la India cuando se trata de una gran alineación entre países, porque miden los riesgos", señala Koga.
Un concepto vago
Existe, por ahora, un extraño sentido de optimismo, pero también de desconfianza entre los países de la región.
Para los académicos la estrategia de integración indo-pacífica, aunque necesaria, es aún un concepto vago. "Implementarlo es difícil. La administración Trump argumenta que China no está alineada con el orden y el sistema internacional que Estados Unidos mismo lidera, y que China quiere hacer sus propias reglas, instaurando su propio orden internacional. Entonces, desde la perspectiva estadounidense, pareciera que quieren neutralizar esa agresividad china, y es un conflicto que aún no sabemos si va a continuar luego de la administración Trump", dice Koga.
"Por ahora, lo que hace Japón es tratar de mitigar esta situación. Mientras tanto, con una economía interdependiente con China, analiza cómo actuar frente a la tensión comercial sino-estadounidense, porque muchas compañías que venden a Estados Unidos fabrican en China, y no descartan mover su producción a otros países, como Vietnam o Indonesia, para evitar la disputa. Si la guerra comercial continúa, la relación comercial japonesa con China declinará", señala Watanabe. "Con Australia no hay mayores cambios, ya que es una economía chica, y la India es un caso interesante: quiere crecer económicamente, pero no reduce aranceles ni firma acuerdos de comercio con otros países, así que todo dependerá de sus políticas domésticas".