Emisiones: cómo afecta la lucha contra el cambio climático a las exportaciones argentinas
La compensación de la huella de carbono con inversiones en energías limpias y los efectos del ganado en el calentamiento global son algunos desafíos para el país; las certificaciones en procesos de producción limpios hacen la diferencia a la hora de vender
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Entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre se lleva adelante la COP 28, la conferencia sobre el cambio climático de la ONU, que este año se realizará en Dubai. “Es una oportunidad crucial para tomar el rumbo correcto y acelerar la acción para afrontar la crisis climática, teniendo en cuenta los récords de las temperaturas a nivel mundial y los fenómenos temporales extremos que afectan a la población del planeta. En esta conferencia, el mundo hará un balance del progreso establecido por el Acuerdo de París (tratado climático histórico firmado en 2015) y trazará el plan de acción para reducir las emisiones de forma drástica y proteger vidas y sustento”, declaró la ONU.
La COP 28 reúne a líderes de gobiernos, negocios, ONG y sociedad civil para alcanzar soluciones concretas. Para algunos, éste es un asunto casi sin importancia, pero otros se lo toman muy en serio, a tal punto que, si un país no cumple con la descarbonización, será dejado de lado a la hora del intercambio comercial.
“La ciencia es clara: para mantener un clima soportable, se debe reducir cuanto antes la producción de carbón, petróleo y gas y triplicar la capacidad de energía renovable (eólica, solar, hidráulica y geotérmica) para el año 2030. Al mismo tiempo, se requiere de un aumento sustancial de la financiación para la adaptación e inversión en resiliencia climática”, continúa el statement de las Naciones Unidas.
Todo comenzó con el Acuerdo de París. Es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante. Quiere decir que es de obligado cumplimiento. Fue adoptado por 196 naciones en la COP 21 en París, el 12 de diciembre de 2015, y entró en vigencia el 4 de noviembre de 2016. Su objetivo es limitar el calentamiento mundial preferiblemente a 1,5 grados centígrados. Para alcanzar este objetivo, los países se proponen lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo.
Créditos de carbono
La Argentina deberá ponerse al día en algunas cuestiones para vender, a buen precio, sus productos e ingresar las divisas que tanto necesita. Los créditos de carbono son un instrumento internacional que permite a empresas y países compensar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) más difíciles de eliminar por parte de sus empresas. La operatoria consiste en invertir en proyectos que mitiguen los gases de efecto invernadero, como la captura de CO2 o la reforestación.
Welber Barral, asesor y socio fundador de BMJ, se enfoca en temas de comercio internacional e inversión internacional. En 2007 fue nombrado Secretario de Comercio Exterior de Brasil, cargo que ocupó hasta 2011. El experto explica que ya existe un mercado voluntario de créditos de carbono y, de hecho, algunos países lo están implementando. “En Europa funciona y es obligatorio”.
Agrega que el acuerdo de París dice que los países deben tener metas nacionales de reducción de las emisiones de carbono y que en su artículo 6 habla sobre la posibilidad de que no solo las empresas puedan comprar créditos de carbono para compensar sus emisiones, sino que estas compras puedan hacerse en el mercado global. “Por ejemplo, una compañía en Europa con muchas emisiones de carbono podría compensarlas con inversiones o compra de créditos de proyectos donde hay eliminación de carbono. Son, sobre todo, de energía renovable y forestación”, explica el experto.
Para Barral, Brasil y la Argentina podrían recibir inversiones en este sentido, aunque advierte que este artículo 6 todavía debe ser reglamentado. “Está en discusión la metodología que se va a usar para la creación de estos créditos de carbono”, dice.
En tanto, en la última reunión de la COP, el año pasado en Egipto, los expertos advirtieron que cada día se escapan cantidades importantes de gas en las instalaciones de manejo de petróleo y gas en todo el mundo. Al ser incoloro e inodoro, el metano es responsable de más del 25% del calentamiento global.
“El tema del metano está muy relacionado con el ganado, y esto afecta a nuestros dos países”, dice Barral. “Hay entonces un compromiso de reducción de metano, aunque no se sabe todavía cómo se va a llevar adelante”, sintetiza.
Desafíos para el transporte
Se estima que entre un 30% y 40% del petróleo refinado a nivel internacional es utilizado en los medios de transporte pesado, aviación y transporte marítimo. Guillermo Werner, director del Departamento de Energía y Sustentabilidad de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), dice que aproximadamente un 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provienen del transporte en todos sus modos y se proyecta un crecimiento mayor hacia 2050.
En tanto, en lo que es aviación, hay algunas iniciativas de vanguardia para hacer un cambio en la matriz energética. Por ejemplo, el primer avión comercial en cruzar el Atlántico con un combustible puramente alto en grasas y bajo en emisiones voló hace unos días desde Londres a Nueva York en un paso más hacia conseguir lo que sus partidarios llaman “neutralidad de emisiones de la aviación”, consignó AP. El Boeing 787 de Virgin Atlantic no utilizó combustibles fósiles sino el llamado combustible sostenible de aviación, elaborado en su mayoría con sebo y otras grasas residuales. El Departamento de Transporte británico aportó un millón de libras (1,27 millones de dólares) para planear y operar el vuelo.
“El combustible de aviación sostenible, que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en alrededor de un 70%, es la mejor forma para que, a corto plazo, la industria internacional de la aviación consiga su objetivo de neutralidad de emisiones en 2050″, indicó el Departamento de Energía de Estados Unidos, que calificó esa meta de ambiciosa.
Gulfstream Aerospace fue el primero en cubrir el trayecto a principios de mes con un avión privado propulsado únicamente con combustible ecológico. También, un avión de Air France-KLM voló desde París a Montreal hace dos años empleando una mezcla de combustible a base de petróleo y uno sintético derivado de aceites de cocina usados. La Casa Blanca, por su parte, estableció hace dos años el objetivo de que el combustible de los aviones comerciales sea 100% limpio para 2050.
En cuanto al transporte marítimo, este es responsable de cerca del 90% del tráfico mundial de mercancías y del 2,5% del total de emisiones de carbono a la atmósfera. Es un sector que también está trabajando el tema.
Desde Navios Logistics, la mayor empresa de servicios de transporte fluvial y marítimo con fuerte presencia en la Hidrovía Paraguay-Paraná, y también en el Río de la Plata y el Mar Argentino, comunican a la nacion que “en un esfuerzo mundial por disminuir y finalmente revertir el impacto adverso que la industria marítima ha generado al planeta, la Organización Marítima internacional (OMI) y otras organizaciones nacionales, supra nacionales y no gubernamentales han adoptado convenciones, regulaciones, acuerdos y estándares internacionales vinculados a prevenir, reducir y controlar la polución de los barcos”.
Agregan que “el panorama regulatorio presenta hoy nuevos desafíos y la industria se encuentra actualmente trabajando para mejorar la eficiencia energética mediante avances tecnológicos, renovaciones de flota y la exploración de combustibles cero carbono”.
A nivel global, Navios se comprometió a reducir las emisiones de carbono en sus operaciones con el objetivo final de eventualmente eliminarlas, “alcanzando cero emisiones para 2050″. Están alineados con el compromiso de la OMI de reducir las emisiones de CO2 en un 40% para el 2030.
En Argentina, Compañía Naviera Horamar, miembro de Navios South American Logistics, incorporó indicadores de eficiencia energética hace más de cuatro años, a pesar de no ser obligatorios hasta enero de 2023. “Se logró la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera de toda la flota durante los últimos tres años consecutivos. En virtud de este compromiso con el medio ambiente, la compañía es la única naviera en haber obtenido en la región la doble certificación en las normas ISO 14001 y 50001″, informan.
Por otro lado, en la Argentina, en materia de transporte de carga, Werner dice que “el cumplimiento de medidas encaminadas a mitigar emisiones garantizará que tengamos acceso al mercado de crédito internacional a menores tasas y a la posibilidad de exportar nuestros productos. Hoy a determinadas cadenas productivas les piden registro de su huella de carbono certificada, es decir, se debe cuantificar cuánto se emite en producir y transportar cada bien que circula por la economía. La logística es muy importante debido a su intensidad energética”, analiza el directivo.
“Los países desarrollados están diseñando una agenda para sustituir los combustibles líquidos, como el diésel, euro o gasolinas, por otros menos contaminantes como lo son el gas vehicular, ya sea comprimido o GNC, o en estado criogénico, como el GNL. La Argentina, tiene ventajas además en biocombustibles que son otra alternativa que disminuye emisiones”, opina el director de Fadeaac.
En este contexto, el empresario opina que la culminación del gasoducto a Vaca Muerta y la existencia de estaciones de carga de GNC abren el camino para que una parte del transporte liviano y pesado realice una transición energética hacia menores emisiones. Además, alrededor de 1010 camiones nuevos a GNC fueron adquiridos en los últimos tres años.
“El cambio hacia los biocombustibles ya se encuentra avanzando con leyes que promueven su uso y corte con los combustibles líquidos, y se ven experiencias que maximizan su uso, como ya ocurre en Córdoba”, cierra Werner.
La importancia de certificar
Marcelo Elizondo, presidente de la International Chamber of Commerce (ICC) en la Argentina y experto en negocios internacionales, aporta: “El mundo está avanzando en muchas exigencias ambientales, aunque los países no están aplicando las exigencias del Acuerdo de París con la misma intensidad. Hay algunos sistemas regulatorios que son mucho más exigentes en términos ambientales, sobre todo el de la UE. Todos van en la misma línea, pero con distinta velocidad y profundidad”.
Se viene un contexto de mayores exigencias y la Argentina tiene que estar preparada, “sobre todo porque exporta bienes con alta incidencia en la discusión ambiental, como la agroindustria y productos de la actividad mineral y energética”, dice Elizondo.
Por ello, la Argentina tiene que avanzar en la capacidad de adaptar sus procesos productivos a las normas ambientales, pero, además, certificar el proceso. “Este país tiene muchísimas condiciones para producir conforme a las nuevas exigencias. Acá hay mucho respeto por la naturaleza, pero hay que ser más profesionales en la capacidad de certificar para que los mercados valoren los resultados virtuosos. Hay normas que se deben cumplir, nacionales e internacionales, pero también productos que se pagan mejor si tienen un buen comportamiento ambiental”, explica el especialista.
Una ventaja actual es que la tecnología hoy permite acreditar buenas prácticas, según el analista. “La Argentina debe invertir en mejorar procesos, certificar el cumplimiento de normas y también las buenas prácticas que puedan hacer que se obtengan mejores precios. Las commodities son hoy menos commodities. Hay creación de valor a través de intangibles, que son condiciones que van más allá de lo físico y que generan valor sobre la oferta. La certificación de buenas prácticas es una de ellas”, dice.
Un fondo global
“Este es un tema que nos interesa bastante tanto a la Argentina como a Brasil. Está la obligación de creación de un fondo por parte de los países desarrollados que, por su parte, han emitido muchos más gases. Se trata de un fondo de ayuda a los países menos desarrollados que van a estar más afectados por el cambio climático”, explica Barral.
Según la ONU, la financiación es necesaria para la mitigación de los efectos adversos generados por el hombre, ya que se requieren inversiones en gran escala para reducir significativamente las emisiones. La financiación de la lucha contra el cambio climático es igualmente importante para la adaptación de los negocios, ya que se necesitan importantes recursos financieros para adaptarse a los efectos adversos y reducir los efectos de un clima cambiante.
Con todo, a partir de 2024, los países informarán de manera transparente cuáles son las medidas adoptadas y los progresos realizados en la mitigación del cambio climático, las medidas de adaptación y el apoyo prestado o recibido. También se prevén procedimientos internacionales para el examen de los informes presentados. Para 2030, las soluciones de cero emisiones de carbono podrían ser competitivas en sectores que representan más del 70 % de las emisiones mundiales.
El Mercosur y la UE debaten sobre barreras ambientales
Qué va a pasar con el postergado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea sigue siendo una incógnita. Este año Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea (CE), realizó una gira por América Latina en la que incluyó a la Argentina, y comunicó la intención de dar nuevo impulso al acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Afirmó, con un efecto sorpresa, que su intención era lograr la firma antes de fin de año, una meta que hoy parece lejana.
La reunión de la COP 28 es, o era, una buena oportunidad, ya que las trabas más importantes por parte de la UE para formalizar el acuerdo son las relacionadas con el cambio climático. La desforestación en Brasil era una de las grandes barreras, pero el país vecino redujo la tala de bosques. Queda todavía por resolver la negativa de países como Francia, que no ve con buenos ojos un pacto con el Mercosur.
Brasil quiere el acuerdo, mientras que el gobierno actual de la Argentina no quiere una cierta liberalización del comercio. A partir del 10 de diciembre, la historia será otra. La designada Canciller, Diana Mondino, dijo esta semana que la firma de un acuerdo “no es solo con la UE, sino también con el EFTA, Singapur y Asean, que son puertas que se abren que son monumentales”, y añadió: “Ojalá se firme ahora”. Aún no sucedió.
Marcelo Elizondo es crítico con esta situación. “El tratado Mercosur-UE tiene mucha discusión interna en los dos bloques. En el Mercosur, la Argentina es el país más díscolo, mientras que el resto de los miembros tiene más afinidad con el pacto. Es una paradoja que represente a la Argentina en el COP 28 un gobierno que ya termina y no el que ha sido votado a partir del 10 de diciembre y que está a favor del acuerdo. El gobierno de Alberto Fernández fue de enorme intervencionismo gubernamental y prefiere el proteccionismo. Cuando se perjudica a la propia economía, no se quiere la competencia”, critica Elizondo.
A la hora de los números, el economista esboza que el Mercosur y la Argentina necesitan una reinserción internacional. El año pasado la Argentina tuvo una relación exportaciones-PBI 80% menor al resto de América Latina. En los últimos 60 años siempre estuvo por debajo del promedio regional.
Además, hay un problema en Europa, sobre todo por la cuestión ambiental. “El Mercosur debe hacer un esfuerzo para garantizar que puede cumplir con las exigencias ambientales y, a la vez, enmarcarlas para que no haya en el futuro un desborde de requisitos que terminen siendo un proteccionismo por parte de la UE”, dice Elizondo.
Concuerda Welber Barral, quien se desempeñó como árbitro en la Corte Permanente de Revisión del Mercosur. Con humor, afirma que “detrás de toda buena intención hay una buena barrera”, y añade: “El Mercosur tiene que estar muy atento, porque las buenas intenciones y la protección ambiental no deben ser nuevas propuestas de protección de otros países”.
Agrega que en Europa hay dos normas aprobadas que preocupan a los países del Mercosur: “Una es lo que se llama Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM), que es el mecanismo de ajuste de carbono en frontera, que básicamente va a ser una tasa que se le va a cobrar a los productos exportados a Europa que tienen emisiones de carbono. La tasa está aprobada y se empieza a cobrar desde 2025. Inicialmente, en nuestra región, va a afectar a algunos metales, como el acero y el aluminio. La otra preocupación, sobre todo de Brasil, es que hay una ley europea que se aprobó este año para impedir el ingreso de productos que vengan del área de desforestación. Esto afecta a la carne, soja y una buena parte de la producción brasileña”. ¿El Mercosur también pone barreras de este estilo? “Todavía no, hay discusiones, pero no hay nada concreto”, cierra Barral.
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