El traspaso del puerto de Buenos Aires recala en la agenda
Funcionarios de la Nación, la Ciudad, gremialistasy representantes de la oposición analizan las implicancias del hipotético cambio; en medio de proyectos y temores
Es un hecho: el traspaso del Puerto de Buenos Aires a la Ciudad está en agenda. Y eso genera los efectos más diversos.
Los gremialistas se declararon en estado de alerta y movilización. Dicen temer por la continuidad de las fuentes laborales y denuncian que los terrenos portuarios "han sido objeto permanente de deseo del negocio inmobiliario".
Los funcionarios de primera línea en la Nación y en la Ciudad que se encargan de manejar el tema, aseguran que la relación sigue intacta y desmienten cualquier tipo de internas y diferencias.
"El problema no es el traspaso del puerto sino lo que harán con él", comenta Julio González Insfrán, secretario general del Centro de Patrones y Oficiales Fluviales de Pesca.
Alerta y movilización
Hace unos días, cuando "se filtró" un pedido formal del gobierno porteño a la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables para que se concretara el traspaso, los gremios representados en la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra), emitieron un comunicado y se declararon en "estado de alerta y movilización en defensa de las fuentes de trabajo".
Los cruces comenzaron a poco de que se realice la audiencia pública para la venta de tierras en Catalinas Norte, en la zona de Puerto Madero, para financiar el Paseo del Bajo y la enajenación de una fracción de terrenos pertenecientes a la Corporación Antiguo Puerto Madero SA en el Dique 4, según aprobó la Legislatura porteña.
Además, a mediados de marzo, según el rediseño portuario, la Administración General de Puertos (AGP) hará un llamado anticipado de licitación para concesionar las terminales portuarias que se reducirán a dos.
Juan Carlos Schmidt, secretario general de la CGT, de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y de la Fempinra, y líder de Dragado y Balizamiento, también enumeró alguna de las razones que aumentan la desconfianza de los trabajadores en la movida oficial: el continuo seccionamiento del puerto y la reducción de sus límites; la cesión de espacios operativos para negocios inmobiliarios; el cierre de plazoletas fiscales y depósitos; las dudas que generan las concesiones próximas a vencer; y las contrataciones directas a empresa ajenas al quehacer diario del puerto, entre otras, dice.
¿Controversia entre la Ciudad y la Nación?
Luego explica que en el tema "intervienen una multiplicidad de actores -no sólo portuarios-, y que es necesario tener una mirada más amplia sobre la transferencia del espacio. Además, es bien sabido que hay una controversia entre la Ciudad y la Nación".
El comentario que el líder gremial desliza como al pasar, es desmentido por las escuetas declaraciones oficiales.
Según dijeron a LA NACION fuentes oficiales, desde que ocurrió la supuesta filtración pública de la carta del gobierno porteño solicitando la transferencia del puerto, hubo una orden para no hablar sobre el tema.
"No cambió nada. Seguimos trabajando en equipo, Nación y Ciudad juntos. No hay mucho para decir. Seguimos avanzando con lo de las licitaciones", respondió Gonzalo Mórtola, Interventor en la AGP, que depende del Ministerio de Transporte de la Nación, al ser consultado por La Nacion.
Fernando Galetto, responsable de la Unidad de Proyectos especiales Puerto de Buenos Aires, que depende del Ministerio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y encargado de manejar el tema, no respondió a las consultas de este diario.
Fuentes de la cartera porteña se limitaron a decir que mantienen "una muy buena relación con la Nación, que conversan de modo permanente y que de hecho han participado en las reuniones del Consejo Nacional Portuario" desde el recambio de gobierno.
¿Qué fue lo que pasó entre integrantes de un mismo gobierno ahora circunstancialmente separados por la Plaza de Mayo? Algunos especulan con luchas internas entre segundas líneas.
Compañeros de running
Funcionarios actuales y otros que ya no forman parte de la gestión, insisten en que la relación personal y política entre el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sigue siendo tan buena como siempre, más allá del detalle de color de que semanalmente salen a correr por los bosques de Palermo.
"Esa nota existe y la presentamos. Es una formalidad que nos pidió la Nación. Es un cumplimiento entre las partes, no un reclamo entre las partes. No es una carta documento", explicó una de las fuentes que sigue el tema en la Ciudad.
Los funcionarios porteños que en estos días se esforzaron por desestimar el enfrentamiento con la Nación, apelaron a un ejemplo gráfico: "Inaugurar 4 kilómetros de autopista Illia nos llevó cuatro años (cuando Macri era jefe de Gobierno y Cristina Kirchner, Presidente). No queremos volver a eso. Nunca antes habíamos estado invitados a los Consejos Federales Portuarios. La realidad es que se está cumpliendo en tiempo y forma con lo que nos piden pero no hay fecha para la transferencia. Así como en su momento fue una promesa de campaña de Mauricio (por Macri), también lo fue de Horacio (por Rodríguez Larreta). La transferencia del puerto se dará antes o después", concluyó el funcionario.
La visión de la oposición
¿Y qué opina la oposición porteña? Juan Francisco Nosiglia, legislador porteño por ECO y secretario de la UCR nacional dice que la coalición que integra dice que siempre estuvo en favor del "tan postergado traspaso".
Se trata, según argumenta, de una deuda de más de 20 años. "Es uno de los últimos pasos que resta para completar nuestra autonomía. Además, es el único puerto del país que sigue en poder de la Nación. Todos se han ido transfiriendo a las provincias con buenos resultados en su administración", explica.
Nosiglia cree que lógico que los gremios estén alertas porque el Puerto de Buenos Aires genera entre empleos directos e indirectos alrededor de 7500 puestos de trabajo, y hoy la gran mayoría no tiene certeza de cómo será el proceso porque falta información, agregó.
Cuando se le preguntó por su propuesta para el puerto, dijo que en ECO creen que "hay que elaborar un proyecto de desarrollo estratégico para el Puerto de Buenos Aires, en línea con el modelo productivo que proyecta el país. También hay que abrir el debate sobre si en el largo plazo es razonable que el puerto se traslade hacia la periferia, como sucede en la mayoría de las grandes ciudades del mundo (de hecho la AGP tiene tierras en Punta Piedras-Punta Indio y entendemos que está estudiando la factibilidad de construir un puerto de aguas profundas). Hoy el Gobierno avanza con una obra millonaria -el Paseo del Bajo-, que mejorará la circulación del transporte de cargas en la zona portuaria, pero no pareciera una decisión que contemple esta posibilidad".
Depósitos fiscales
Los gremios señalan también que el pedido de transferencia por parte de la Ciudad ocurre al mismo tiempo que se pone en marcha la obra para el Paseo del Bajo, que pasa en su trazado por los depósitos fiscales Gemez II, Capitán Cortés y Murchison Defiba, lo que obligaría a achicar su espacio en algunos casos o directamente cerrar en otros. "Nos mostraron el proyecto de rediseño pero no nos explicaron qué pasará con nuestros puestos de trabajo. Tampoco hay certezas respecto del destino de los depósitos fiscales que están en esa zona. Se especula con que de los 7 depósitos actuales que están en la zona, 3 deberán cerrar de forma inmediata (se menciona junio), y cuatro en dos años. Si se afecta la logística portuaria queremos saber cómo será", dice Roberto Coria, secretario general del Sindicato de Guincheros y Maquinistas de Grúas Móviles.
Cuando se le pregunta sobre el por qué de los temores y reservas, Insfrán contesta sin rodeos: "Es porque el Gobierno no comunica claramente su política portuaria. En realidad no saben lo que significa el puerto. Hay muchos funcionarios que no saben que no se trata sólo de los muelles. El Puerto de Buenos Aires tiene un problema de infraestructura importante. El rediseño no se explicó ni se mostró. El Gobierno siempre plantea el consenso pero no convoca a los gremios para participar".
Destaca luego que el problema de fondo no es el traspaso sino lo que harán con el puerto, con su logística, sus accesos, y con los camiones.
"Atrapado por la ciudad"
"Un puerto atrapado por la ciudad no sirve para nada y entonces se impone el negocio inmobiliario, y entonces aparece la inquietud de los trabajadores", explica.
"Las terminales ya hicieron sus inversiones, compraron grúas. Si se termina el contrato lo más probable es que levanten, se lleven todo y tomen trabajadores nuevos. Nadie sabe qué pasará con los trabajadores en un recambio entre un titular y otro. Es lógico que quieran tomar todo limpio. Falta una política clara y consensuada. Tanto la Nación como la Ciudad deberían convocar a los trabajadores para debatir. Los funcionarios de la Ciudad tienen una visión integradora del puerto con la ciudad desde el punto de vista del paseo, no del trabajo. Eso es lo que nos preocupa", concluyó.
El problema no es el quién se hará cargo sino el cómo será, repiten en el puerto. Por ahora hay más dudas que certezas.