El mundo se reconfigura para enfrentar los efectos de la invasión rusa a Ucrania
Tras el shock geopolítico, baja el precio de las commodities, se normalizan los valores del transporte, se buscan nuevos proveedores y se modifica la canasta de consumo
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Pasados ya diez meses de la invasión rusa a Ucrania y el significativo shock geopolítico, observamos efectos duraderos y otros transitorios. Entre los impactos transitorios está el precio de las commodities, que en gran parte ya están en los mismos o menores niveles previos al conflicto. De febrero a diciembre 2022 hemos visto caer en promedio: -2,8% los metales preciosos; -18% los metales en general; -3,5% los fertilizantes; -7,1% los productos agropecuarios; -10,4% los commodities no energéticos y -1,9% los energéticos.
La mayoría de los costos de transporte se han ya normalizado y son similares a sus promedios históricos. Esto muestra la flexibilidad de algunos mercados, la velocidad de respuesta –voluntaria o no- de gobiernos, el uso de reservas estratégicas, habilitación de nuevos proveedores y el impacto en el bolsillo de consumidores por tener que modificar su canasta de consumo desviando hacia productos de mayor precio.
También pudiéramos pensar que este retroceso es por la severa política china con respecto al Covid, que sólo en estas semanas está comenzando a reabrir su economía, y por lo tanto a producir y consumir en niveles razonablemente similares a los de hace 6 meses. Es tan reciente que aún es una incógnita si habrá o no impacto en precios.
Otro tema fundamental es el divorcio entre lo que percibe el productor y lo que paga el consumidor. De acuerdo a un índice de FAO, el ritmo de crecimiento de los precios mayoristas de alimentos tuvieron un ligero descenso pero los precios al consumidor son mayores, explicado por aumentos en costos logísticos, mano de obra, etc. El impacto de la inflación es visible – aunque en una dimensión menor que en nuestro país.
Este resumen de efectos transitorios de la guerra debe ser complementado con los efectos que tal vez sean más permanentes. Entre los impactos duraderos está el cambio hacia políticas (y gasto) de defensa en Europa, que implicará mayor deuda o mayores impuestos y por lo tanto menos ingreso disponible para los consumidores. Otro efecto duradero será la modificación de fuentes y origen de energía a utilizar. También hay que considerar que muchas empresas pueden modificar sus políticas de proveedores y localización, pasando del “off-shoring” en la producción fuera del propio territorio, a “near-shoring” o “friend-shoring”, es decir a proveedores más cercanos o amigables. Las alianzas y tratados entre países juegan aquí un rol fundamental, tanto o más que el costo.
El mayor costo del crédito hacia países emergentes no será fácil de digerir
Eso es desde el punto de vista de las empresas que están sujetas a controles directos o indirectos ya sea de sus consumidores, accionistas o reguladores. Hay otra tanda de efectos diferentes, que son más difíciles de considerar y obtener información. Son los efectos de las triangulaciones, tercerizaciones , o cambios de moneda de transacción. Hay casos llamativos como países que de pronto pueden vender el doble de su producción total de petróleo a China. La motivación puede ser por temas estratégicos de largo plazo, o medidas oportunistas para disimular o saltear sanciones.
No debe faltar en el análisis la carga económica que implicará la reconstrucción de Ucrania, y la discusión de quienes y cómo pueden asumirla, posiblemente con crédito que entonces no estará disponible para otras actividades o países.
Todos estos cambios se dan en un contexto de notable aumento de tasa de interés, fundamentalmente en EE.UU., con el objetivo de paliar la inflación. Se ha optado por digerir todos los males simultáneamente. El mayor costo del crédito hacia países emergentes no será fácil de digerir. Como nuestro país no tiene acceso a crédito, no será un tema muy relevante en el corto plazo. Pero otros países emergentes y nosotros mismos en un futuro (que espero sea cercano) tendremos mayores dificultades.
La respuesta argentina a todos estos cambios es aún tibia, en el mejor de los casos. Sabemos que producimos y exportamos proteínas, energía, minerales y servicios pero también sabemos que podríamos producir muchísimo más. Para ello son necesarias políticas cuya larga lista los lectores de este medio conocen de memoria.
La necesaria discusión y estabilidad de normas que permitan analizar un proyecto de inversión tendría que tener gran importancia. Un ejemplo es la reciente iniciativa de la provincia de La Rioja que busca declarar al litio y sus derivados como de interés público y recurso estratégico, suspendiendo en su territorio-por un período de tiempo- los permisos otorgados de exploración y concesiones relacionadas con este mineral. Bienvenido sea si se logra con ello un análisis profundo y una vez alcanzada una decisión, se mantiene en el tiempo. La experiencia histórica no es muy auspiciosa pero alguna vez debemos comenzar a tratar estos temas en profundidad.
Sé que suena extraño pedir estabilidad de normas ante la volatilidad en precios como la descripta. Los primeros meses de 2022 fueron vertiginosos, con cambios en todos los elementos, unos arrastrando a otros, y una enorme dificultad para predecir los futuros movimientos. Pero haber mantenido mercados flexibles y recurrir rápidamente a fuentes alternativas de provisionamiento han contribuido a morigerar el impacto. Como siempre se dice, la cura de precios altos, son los precios altos. Claro, es fácil decirlo cuando ya se observa un nuevo equilibrio más razonable. ¡Hay que estar en los zapatos de gobiernos, productores y traders cuando estos movimientos bruscos se producen!
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