El Mercosur en su laberinto
A 29 años de los primeros contactos para dar vida al bloque, las mismas discusiones
Borges lo hubiera disfrutado. Su afición por los laberintos y su imaginación al respecto se verían hoy opacados por la realidad del Mercosur. Una realidad que haría enfermar de envidia al rey Minos de Creta y a su Minotauro. Sin contar con que Teseo tendría ahora una tarea mucho mayor e ímproba que la que le adjudica la mitología griega en el famoso caso. Además, con la agravante de no haber en la actualidad ninguna Ariadna a la vista.
A casi veintinueve años de las primeras reuniones presidenciales entre la Argentina y Brasil (Iguazú, noviembre de 1985) para conformar un mercado común, se sigue escuchando a quienes dicen que lo mejor sería abandonar la idea de concretar una unión aduanera porque los principales problemas que aquejan las relaciones de los países miembros del Mercosur tienen que ver con el Arancel Externo Común, con la limitación para realizar acuerdos de libre comercio con otros países y con las numerosas restricciones, especialmente argentinas, a la libre circulación de las mercaderías originarias.
Esta posición no toma en cuenta que todos nuestros problemas no son causados por una unión aduanera que en realidad no tenemos, ni perfecta ni imperfecta como suele monótonamente repetirse, sino porque ni siquiera hemos podido conformar una decente zona de libre comercio, un escalón anterior a la unión aduanera.
¿O acaso las permanentes dificultades y enfrentamientos por el comercio de los bienes de la industria automotriz, el eterno tema del azúcar, y los ocasionales y frecuentes enfrentamientos por los pollos, la carne de cerdo, los textiles y las confecciones, los lácteos, los plásticos y los bienes de la línea blanca, entre otros, no son justamente por motivo del intercambio bilateral Argentina-Brasil?
Y en esto nada tiene que ver ni el Arancel Externo Común ni el impedimento de realizar acuerdos comerciales con otros países.
¿Es que alguien puede creer que teniendo solamente una zona de libre comercio en lugar de una unión aduanera se solucionarán los problemas actuales, que son precisamente los de una zona de libre comercio y no los de una unión aduanera?
Utopías
Mientras tanto recordemos que el mercado común es el objetivo principal y único del Tratado de Asunción y que además todavía forma parte del nombre del emprendimiento.
A mayor abundamiento, el objetivo de la Aladi (dentro de la cual el Mercosur no es sino un acuerdo más), establecido en el Tratado de Montevideo 1980, es la creación de un mercado común latinoamericano a largo plazo. Meta que hoy parece utópica e inalcanzable.
García Márquez se quedó corto cuando inventó Macondo y puso de moda el realismo mágico latinoamericano.
Antes que él ya había una realidad mucho más tangible, cercana y fantástica. Y en ella todavía vivimos, lamentablemente.
El autor es especialista en temas del Mercosur