El dólar barato genera distorsiones que traban el comercio y frenan el ingreso de divisas
Quienes venden al mundo le dejan al Gobierno gran parte de sus ingresos, mientras que los compradores tienen una cotización a precio irreal; la devaluación sin plan de agosto se diluyó por la inflación y las expectativas de una corrección demoran liquidaciones
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CÓRDOBA.- En la Argentina, de manera recurrente, los dólares no alcanzan. Los últimos dos gobiernos, con diferente intensidad, aplicaron restricciones sobre la compra de moneda extranjera para intentar contener la salida de divisas y preservar las reservas del Banco Central. Este año por la sequía que determinó que ingresaran US$24.000 millones menos por exportaciones del campo, la situación es todavía peor. Los cepos se fueron multiplicando, las expectativas de devaluación ascendieron y la brecha cambiaria está arriba del 100% hace meses. El tipo de cambio oficial “barato” determina que los exportadores que pueden, esperen para liquidar mientras que los importadores quieren aprovecharlo. Para los primeros, el Gobierno fue creando diferentes mix que en los hechos son devaluaciones y, a los segundos, los entrampa en un laberinto burocrático muy complejo de superar. Hay un círculo vicioso.
Desde el Ieral de la Fundación Mediterránea, Jorge Vasconcelos, sostiene que de cara al 2024 el comercio exterior será el “gran responsable” de que la Argentina pueda “recuperar reservas” ya que el año que viene la entrada de capitales será “modesta”. Podría haber una mejora de reservas similar a la del 2022 (no la hace con el corriente por el impacto de la sequía y la exacerbación de las importaciones) que fue US$5000 millones. A esa cifra se llegó en un año récord de exportaciones con precios internacionales muy buenos, mientras que las importaciones subieron a buen ritmo ya que desde el segundo semestre del 2022 el atraso cambiario se hizo notorio. Sin embargo, hubo déficit de cuenta corriente (US$5250 millones).
En el 2022 las exportaciones de bienes sumaron US$88.500 millones y la expectativa del Ieral es que el año próximo ronden los US$85.000 millones (el campo aportaría unos US$7000 millones menos que los US$42.000 millones del año pasado porque la superación de la sequía no será completa pero el resto de los sectores compensaría por una “normalización” por lo menos desde el flujo de operaciones).
Respecto de las importaciones que en 2022 fueron US$76.100 millones, pueden caer hasta US$ 12.000 millones por el efecto de la menor compra de energía (se ahorrarían US$7000 millones) y unos US$4000 millones del resto ya que inicidiría que en el primer semestre continuará la caída de nivel de actividad y, al no resolverse el problema del stock de deuda, los proveedores serían más cautelosos.
En ese esquema, el supervátit comercial alcanzaría US$20.000 millones (US$8000 millones más que en el 2022) y la cuenta corriente tendría un superávit de US$3.400 millones. “La recuperación de reservas es más lenta; las divisas que sirven son las que entran por el MULC -detalla Vasconcelos-. Lo que ingresa por el CCL reduce brecha, mejora la actividad, pero es una ayuda muy indirecta para recomponer reservas”.
Después de las PASO, el ministro de Economía y excandidato Sergio Massa devaluó 22%. Sin plan de por medio, la inflación borró la mejora cambiaria en menos de un mes. Además, el traspaso de la suba del dólar oficial a precios fue inmediato. Desde la semana pasada se instrumenta un crawling peg del 3% mensual.
A horas de la devaluación post PASO, el exministro Domingo Cavallo -muy escuchado por el presidente electo Javier Milei- advirtió que abandonar las restricciones cambiarias “podría llevar no menos de un año. Un plan de estabilización que arranque con un fuerte salto cambiario provocaría más inflación, generando malestar social y atentando contra la credibilidad del mismo”. Ya electo Milei reconoció que no habrá salida inmediata del cepo, sino que primero deberá resolver el problema de las Leliq.
Según el último relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, los analistas pronosticaron que entre diciembre y abril de 2024 habrá una fuerte suba del dólar. Proyectaron la cotización del mayorista en $811,8 para abril próximo.
Las reservas netas del Banco Central son negativas en torno a los US$ 10.000 millones según estimaciones privadas y las brutas rondan los US$ 21.000 millones. El ingreso de divisas está en niveles muy bajos, por lo que hasta marzo los economistas esperan meses difícil en materia de dólares. El día después del balotaje se puso en marcha un nuevo dólar exportador, que toma la mitad de la liquidación al MULC y la otra mitad al contado con liquidación (CCL).
Hay consenso entre las fuentes consultadas por LA NACION que la perspectiva de una corrección cambiaria al inicio del nuevo Gobierno puede estar restándole atractivo para liquidar divisas al tipo de cambio efectivo que surge del nuevo esquema “50%-50%”.
Precios relativos
“Tenemos un problema de precios relativos que, desde el 2022, se viene agravando -explica Ricardo Descalzi, economista de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)-. El tipo de cambio real de comercio está muy bajo y hace que los importadores estén deseosos de usarlo mientras que a los exportadores no les conviene”. En un contexto de falta de dólares el Central fue “racionando” porque no tienen divisas “para todos”. Como para producir hay que importar, la consecuencia es que “se paralizan o se ralentizan los procesos productivos”.
Subraya que la brecha se fue “magnificando” y el que logra acceder a los “dólares baratos” hace una diferencia vendiendo en el mercado interno donde se está remarcando al ritmo de la inflación. “Exportan aquellas empresas que tienen compromisos y que, incluso a pérdida, hacen sus envíos para lograr sostener los mercados. Los parches ya son insuficientes”, analiza.
Las nuevas trabas para acceder al mercado oficial para los importadores ya no provienen de nuevos cepos sino de diferentes bloqueos de tipo administrativo dispuestos básicamente por la AFIP y destinados a lograr que el Central pueda ir recomprando algunas reservas.
Desde la consultora Abeceb, Soledad Pérez Duhalde sostiene que con el actual nivel de incertidumbre, los exportadores que tienen la chance “se sientan sobre lo que tienen” porque hacia adelante la expectativa es de una mayor liberalización del mercado cambiario. “No hay forma de que liquiden y es un comportamiento racional -describe-. Los mecanismos de importación son complicados; no hay una aprobación generalizada y los pagos afuera están frenados. No hay dólares; las reservas netas son negativas”.
La acumulación de deuda de los importadores es un problema que fue creciendo en el último año. Desde la Cámara de Importadores (CIRA) señalan que la economía argentina funcionó con una deuda comercial promedio de US$22.000 millones al año. El actual sumaría unos US$20.000 millones adicionales.
Alternativas
Pérez Duhalde enfatiza que no hay datos ciertos de qué hará Milei. Descarta -y califica de “lógico”- que haya una liberalización al 100%. “No se puede antes de resolver lo de las Leliq salvo que se asuma que el dólar puede ir a cualquier lado”, sintetiza.
A su criterio una opción “probable” es gestionar de maneras diferentes el flujo y el stock. Por caso, si los importadores quieren pagar su deuda comercial pueden ir al mercado libre; en cambio para el flujo pueden operar a través del MULC. “Puede ser una alternativa viable, no disruptiva -añade-. El empresario negocia con los proveedores para que lo esperen unos meses más, hasta que ingresen los dólares de la cosecha, del petróleo. Sino logra ese objetivo, deberá conseguirse sus propios dólares”.
Para Martín Kalos, director de la consultora Epica, los exportadores seguirán esperando en la medida de sus posibilidades una alternativa mejor que la de liquidar 50/50 como es la actual: “Los que tienen espalda prefieren esperar al nuevo esquema. La pregunta pasa por los plazos. La razón por la que no subieron más los dólares paralelos es por la liquidación de los que no pueden esperar y porque para salir del cepo Milei ya dijo que primero arreglará las Leliq. Salir del cepo requiere dólares que el país no tiene; Milei está ganando tiempo”.
Con respecto a los importadores, quienes enfrentan trabas para la aprobación de las SIRA o Sirase, caídas de los sistemas operativos o cambio de fechas de pago sin previo aviso, el economista apunta que se trata “de obturar la salida de los pocos dólares” que hay en el Central. Seguirá siendo así -dice el economista- porque el actual Gobierno espera que las decisiones las tome su sucesor: “Le está dejando el problema de las pocas reservas y la mucha demanda. Cada traba que aparece para los importadores termina siendo, en la práctica, una suerte de feriado cambiario”.
Si la remoción del cepo demora -como se supone- probablemente un año al menos, una alternativa para dinamizar las exportaciones es eliminar las otras restricciones que pesan sobre el comercio, en especial, en el sector agropecuario. Sí la expectativa es que el régimen de las SIRA y las Sirase desaparezca casi en lo inmediato.
“La macroeconomía atraviesa un período de extrema fragilidad y vulnerabilidad -reflexiona Santiago Manoukian de Ecolatina-. Un problema estructural parte del atraso cambiario que se inicia en el 2021 cuando el Gobierno intentó que el dólar oficial se moviera por debajo de la inflación; lo que produce a nivel agregado es un exceso de demanda”. Coincide con sus colegas en que nadie quiere vender sus dólares a este tipo de cambio y los importadores “quieren adelantarse” por lo que el Gobierno empezó echar mano a una serie de medidas en un contexto “cada vez más desafiante”. Ahí surgieron la acumulación de deuda de los importadores, el nuevo swap con China y los desdoblamientos cambiarios que “se fueron generalizando cada vez más”.
El economista ratifica que una devaluación debe estar inserta en un programa de estabilización. “Se fueron generando desequilibrios acumulados, se van imponiendo cada vez más restricciones y se agiganta la brecha cambiaria porque el cepo se complementa con más emisión que presiona sobre los dólares alternativos. Se genera un círculo vicioso”.
Precio esperado
Sobre cuál es el precio esperado del tipo de cambio para comercio internacional, Vasconcelos repasa que el “50/50″ está en alrededor de $620 para las exportaciones mientras que para las importaciones es de $383 para las de bienes (oficial más 7% de impuesto PAIS) y de $445 para la de servicios (el PAIS es del 25%). Para el economista es “muy difícil” que el impuesto PAIS se elimine de inmediato, aunque puede haber modificaciones.
“Hay que resolver la brecha entre dólar exportador e importador, buscar una convergencia de abajo hacia arriba”, añade y calcula que tomando como referencia julio del 2019 con un dólar a $413 a hoy --estaba “cerca del equilibrio y había competitividad”- hay que agregarle 20% más por la suba del gasto público en dólares a octubre.
“Quedaría en $520, pero más la inflación de noviembre y diciembre, hay que pensar en un tipo de cambio cercano a los $700 -apunta Vasconcelos-. Con ese tipo de cambio y una brecha del 40%. los exportadores podrían concentrase en sus operaciones”.
En cambio Descalzi entiende que los dólares financieros “reflejan” la preferencia de los individuos. “Se adelantan, son los de referencia”, detalla y admite que cuanto más se acerque el oficial a esos valores, más se aliviaran las reservas. Y subraya que la luz roja que enciende el déficit de cuenta corriente que este año se agravó respecto al 2022. “Es negativo porque muestra que necesitamos crédito externo para solventar el gasto; es como que el país vive con el saldo mínimo de la tarjeta de crédito”.
Kalos aporta que el problema generado por la deuda de los importadores no se soluciona de un día para el otro. Por los incumplimientos “se encarecieron los seguros, el costo financiero es más caro y todo eso provoca una pérdida de competitividad”.
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