El desafío de la Argentina es ordenarse para abastecer a un mundo cada vez más convulsionado
Las guerras y las amenazas en medio de conflictos activos, y también latentes, llevan a que las miradas giren hacia este país y también hacia la región; el desorden macroeconómico, entre otras cuestiones, conspira en contra del potencial local para cubrir las necesidades de un planeta al rojo vivo
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La salida de la pandemia trajo una virulencia recargada, pero ahora en el plano bélico. El 5 de mayo de 2023, el doctor Tedros Adhanom Gebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, (OMS) comunicó: “declaro con gran esperanza el fin del Covid-19 como emergencia sanitaria internacional”. Se terminaba así con un estado de emergencia global que se había iniciado el 30 de enero de 2020.
El director de la OMS dijo que la pandemia había dejado al mundo “patas para arriba” y que “ha causado graves trastornos económicos, borrando billones de dólares del PBI, perturbando los viajes, el turismo, y el comercio, cerrando empresas y sumiendo a millones de personas en la pobreza”. Otras graves consecuencias sociales se produjeron con el cierre de fronteras, la restricción de movimientos y el cierre de escuelas, entre otros.
Sin embargo la OMS advirtió que el virus todavía está lejos de ser inofensivo. El Covid- 19 puso de manifiesto la fragilidad del ser humano, hermanado a nivel mundial por la misma preocupación, angustia y temor. Y, como sucede en este tipo de procesos, se dieron preguntas existenciales, entre ellas, cuáles podrían ser los aprendizajes que trae esta conciencia de finitud.
Lamentablemente, la introspección no fue un ejercicio que todos, especialmente los líderes, llevaron adelante.
Lejos del apego a la vida, el 24 de febrero de 2022, Rusia invadió Ucrania dando inicio a una guerra sangrienta que continúa hasta el día de hoy.
En otro lugar del planeta, el horror se hizo presente el sábado 7 de octubre de 2023, con el ataque de hamas a Israel, con el asesinato de 1200 personas y el secuestro de unas 250, según datos israelíes. Las autoridades sanitarias palestinas calculan que 36.280 personas murieron en Gaza desde que Israel atacó en respuesta, y el mundo se divide entre quienes están a favor y en contra de unos y de otros.
Luego, está Corea del Norte. Según las Naciones Unidas, los repetidos lanzamientos de misiles balísticos por la República Popular Democrática de Corea (RPDC), también conocida como Corea del Norte, no sólo violan las resoluciones del Consejo de Seguridad, “sino que suponen un grave riesgo para el tráfico aéreo y marítimo”, declaró Khaled Khiari, el subsecretario general del Departamento de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz (DPPA). “Desde 2022, el país ha aumentado significativamente sus actividades de lanzamiento de misiles, incluidos más de 100 lanzamientos con tecnología de misiles balísticos”, informó la organización.
Y China, también coloca su pequeño o enorme grano de arena. Tal como informó LA NACION, China sigue haciendo movimientos militares alrededor de la isla de Taiwán, como “fuerte castigo” por “los actos separatistas” en este territorio tras la investidura de un nuevo presidente que es visto por Pekín como una amenaza. Considerado por las autoridades comunistas como un “peligro separatista”, Lai Ching-te asumió hace pocos días como presidente con un discurso en el que celebró la democracia de Taiwán e instó a China a “cesar su intimidación política y militar”.
Está también la escalada entre Estados Unidos y China, dos gigantes que todavía se necesitan tanto como se agreden (con sanciones y verbalmente). El comercio entre ellos sigue vigente e intenso.
Por otro lado, el Reino Unido, Francia y Alemania presentaron una resolución que condena la escalada nuclear de Irán ante la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), indicaron fuentes diplomáticas.
Por supuesto que hay más conflictos, pero con los mencionados es suficiente para entender que una parte importante del mundo es un polvorín. Mientras tanto, según DPA, una amplia mayoría de europeos, el 80%, apoya que la Unión Europea tenga más competencias en materia de preparación ante crisis con más formación y simulacros ante emergencias.
Comercio
A la hora del comercio internacional, las cosas también están muy complicadas. Según EFE, el aumento de las tarifas del transporte marítimo, las paradas de los buques en los puertos y la escasez de contenedores vacíos, problemas que causaron estragos en el comercio mundial durante la crisis de la cadena de suministro provocada por la pandemia Covid, vuelven a aparecer. “Los problemas de la industria de contenedores se remontan a diciembre, cuando Maersk, Hapag-Lloyd y otras navieras desviaron buques del Mar Rojo y el Canal de Suez para evitar los ataques de aviones no tripulados y misiles de Houthi desde Yemen. Los buques que cubren las rutas entre China y Europa y entre China y la costa este de Estados Unidos navegan en cambio alrededor de África, lo que provoca perturbaciones en cascada y un aumento de los costos en las cadenas de suministro que dependen de los buques oceánicos, que transportan alrededor del 80% del volumen del comercio internacional”, informa la agencia.
Respuesta argentina
¿Cómo ve el mundo a la Argentina? Según el BID, este país es la tercera economía más grande de América Latina, con un Producto Interno Bruto (PBI) de aproximadamente US$640 mil millones. “En su territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, el país cuenta con abundantes recursos naturales. Tiene tierras agrícolas extraordinariamente fértiles, cuenta con importantes reservas de gas y litio, y un enorme potencial en energías renovables. La Argentina es un país líder en producción de alimentos, con industrias de gran escala, particularmente en agricultura y ganadería vacuna. Asimismo, tiene grandes oportunidades en algunos subsectores de manufacturas y en el sector de servicios innovadores de alta tecnología”, informa el organismo internacional. Es una buena presentación.
América Latina tiene un lugar relevante en la geopolítica mundial, porque es un lugar de paz
Pero también reconoce sus debilidades económicas. “La economía se contrajo en un 1,6% en 2023, debido a desequilibrios macroeconómicos persistentes y a una severa sequía que provocó una disminución del 26 por ciento en la producción agrícola respecto al año. Se estima que el PBI real se contraiga un 2,8% adicional en 2024, debido al plan de estabilización que está siendo implementado por el nuevo gobierno, que incluye el realineamiento de precios relativos y la eliminación de desequilibrios fiscales y externos”, sintetiza. Para 2025, calcula un crecimiento del 5% “impulsado por inversiones en el sector energético y la normalización de la producción agrícola”.
Tantos recursos naturales, con abundancia de energía, sin guerras religiosas ni amenazas latentes (aunque el narcoterror en Rosario preocupa, y mucho), la Argentina está en condiciones de ofrecer respuestas a las necesidades que existen en distintos lugares del planeta.
Sin embargo, quizás porque “la edad de la Argentina corresponde a un país adolescente”, según un analista político, hay un desorden que lleva a que el país no pueda desplegar todo su potencial.
Para Marisa Bircher, especialista en comercio exterior y negociaciones internacionales, exsecretaria de Comercio Exterior de la Nación y directora de la consultora BiGlobal “se está replanteando un nuevo orden económico y político, y claramente la Argentina tiene que hacer otra lectura de este escenario”. Habla de oportunidades pero también de desafíos porque “esta agenda geopolítica, con una base más ideológica que comercial, también trae riesgos. La gran pregunta es si estamos preparados para afrontarlos. Es cierto que estamos más preparados para dar respuesta desde el punto de vista comercial, pero también hoy estamos generando un protagonismo que, si nos trae inversiones, sería un resultado tangible, pero si solo nos pone del lado de uno de los grandes grupos ultrapolarizados, de izquierda o de derecha, ¿qué es lo que está ganando la Argentina?”, pregunta.
“América Latina tiene un lugar relevante en la geopolítica mundial, porque es un lugar de paz. Y este es un gran capital que hay que sostener. Tenemos una responsabilidad alimentaria muy importante. En este escenario, que implica, un nuevo orden político y económico América Latina podría ejercer un liderazgo más inteligente”, asegura. Agrega que tampoco hay indicios de diálogo interno: “estamos polarizados en posiciones ideológica”, dice Bircher.
En este contexto, y con las dificultades que plantea la Argentina, desde la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan el 48 % de las exportaciones argentinas, se dio una muestra de que el país está enredado en su propio laberinto, algo que no permite dar respuesta al difícil escenario internacional.
Se anunció que en mayo las empresas del sector liquidaron US$ 2612 millones, una suba del 37% en relación a abril de este año, pero una baja del 37% en relación al mismo mes de mayo del año 2023 (dólar soja). “El ingreso de divisas del mes de mayo es el resultado del régimen de dólar exportador vigente desde diciembre de 2023, de los precios internacionales, del impacto del clima sobre el ritmo de cosecha de maíz y soja y de la relación de costos de insumos y granos. La exportación de granos sigue trabajando con altos niveles de capacidad ociosa, así como la industria aceitera, padeciendo márgenes negativos permanentes, algo que creció este mes debido a los paros de los sindicatos aceiteros que paralizaron la actividad por razones ajenas a la industria”, informó la entidad. El clima influye, sí, pero el clima de negocios es determinante.
El reconocido politólogo Andrés Malamud, consultado por LA NACION, opina que “la situación mundial es crecientemente compleja: los conflictos proliferan, las instituciones internacionales están bloqueadas (el Consejo de Seguridad de la ONU enfrenta el veto de las grandes potencias y los paneles arbitrales de la OMC fueron vaciados por los EEUU) y la Unión Europea se tambalea entre la crisis migratoria y la monetaria”.
“La Argentina tiene capacidad de provisión masiva de alimentos y energía, pero eso no se traduce en protagonismo político global”, asegura. “Para saber si Argentina es confiable basta ver si vienen inversiones. Tiene que ofrecer rentabilidad y tornarla portable, o sea, levantar el cepo. Todo lo demás es filosofía”.ß
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