El desafío de abrir la importación y, al mismo tiempo, que la industria nacional pueda competir
Los industriales sostienen que los costos de producción no superan 20% del precio que paga el consumidor y que en vez de bajar aranceles el Gobierno debería reducir los impuestos locales
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CÓRDOBA.- América Latina es, todavía, una de las más cerradas del mundo. El Gobierno nacional comenzó a bajar aranceles de insumos y productos con la convicción de que es una vía para bajar la inflación y contar con más oferta interna. De hecho, las decisiones generaron la reacción de la Unión Industrial Argentina (UIA) que considera que la falta de un programa que mejore la competitividad, afecta al sector, particularmente a las pymes, y al empleo. Uno de los rubros en los que hay mayor brecha de precios es el de la indumentaria.
El Gobierno no hizo modificaciones arancelarias sobre prendas terminadas del rubro textil. Sí hubo algunas modificaciones sobre insumos del rubro textil, en hilados importados. Después, como cualquier otro rubro, entró en el proceso de simplificación de trámites, en este caso, por ejemplo, en el etiquetado.
La rebaja arancelaria, según estimaciones de ProTejer, tendrá un impacto insignificante en el nivel de precios de la ropa, alrededor del 0,1%. Luciano Galfione, presidente de la entidad, señala que la facilitación de las importaciones los deja “en diferencia de competitividad. Importamos leyes laborales, tasas de interés, la macroeconomía de otro país, lo que va en detrimento de la producción nacional, sumergida en una maraña de cuestiones que el empresario no puede modificar porque no las define”.
“Estamos preparados para competir en igualdad de condiciones -añade-. El sector invirtió US$1400 millones en infraestructura, estamos en la frontera tecnológica, tecnificados igual o mejor que otros países. Puertas adentro de las fábricas los índices de productividad y de eficiencia son comparables con cualquier productor del mundo”. Hasta octubre, según cifras de Indec, la balanza comercial de “materiales textiles y sus manufacturas” es negativa en US$96 millones. La producción textil acumula una caída del 20% interanual en los primeros 11 meses del año.
Desde la Cámara de Indumentaria, su presidente Claudio Drescher advierte que son partidarios de un país integrado al mundo y que están “convencidos” de que los sistemas proteccionistas “no funcionan”. Sin embargo, agrega que “si uno no le baja impuestos a la industria nacional pero sí a los importados, habrá un impacto lamentable en el empleo, en la actividad -añade-. No solo la indumentaria es más cara en la Argentina, también la electrónica, los medicamentos, la tecnología”. Drescher sostiene que del precio final de la ropa, la mitad es impuestos. El planteo es que la “lógica” pasa por eliminar primero impuestos que pesan sobre la producción local, “no empezar de afuera para adentro”.
Galfione insiste en que el “problema no es producir, sino comerciar” por la existencia de impuestos distorsivos que deja al canal comercial “fuera de toda competencia”. Ratifica el cálculo de Drescher sobre 50% de impuestos, a lo que agrega 12,7% del precio de venta es el alquiler y 12,2% la financiación con tarjetas bancarizadas. En esa línea apunta que es “obvio” que es más barato comprar afuera y traer por courier, cuando solo se paga 21% de IVA. “Lo que hay que bajar son las cargas a la producción que es la que genera riqueza, empleo. Si lo hacen, definitivamente se va a trasladar a precios. Vendemos ropa no impuestos”.
Desde Pro Tejer repasan que cada vez más argentinos viajan a Chile a hacer compras e incluso crecen las reservas para vacacionar en Brasil ya que la Argentina “ya es un país caro en dólares”. También plantean que el atractivo de viajar al exterior más barato “oculta problemas como una menor competitividad local, menor actividad, menor producción nacional y mayor desempleo”.
Para la entidad el valor real del peso ya alcanzó los niveles previos a la devaluación de diciembre del 2023. En la comparación con el real brasilero (que registra una devaluación del alrededor del 20% anual), el nivel es “previo a la crisis de 2001, cuando todavía estaba el 1 a 1″. Galfione suma que al bajarle aranceles a los ingresos chinos, por caso, “no hace más que abaratar su economía”.
“Si Brasil le bajó el valor al real y nosotros subimos el del peso mes a mes, nuestra capacidad de importar aumenta y de exportar, cae -insiste Drescher-. Ya empezaron las preocupaciones por la balanza comercial turística. Ya vimos esto mismo en 2017, cuando ese déficit fue de US$10.000 millones. Al dólar de hoy, todo en el exterior es barato”.
Problemas estructurales
El economista Juan Carlos De Pablo admite que no ve “la sintonización entre cosas que facilitan la importación y las que facilitan la producción local”. El economista sostiene que en vez de bajar y eliminar la alícuota del impuesto PAIS, hubiera empezado por reducir o sacar alícuotas de otras cargas o las que pesan sobre los créditos bancarios, “los que tengan que ver con los costos de producción, que están fuera del control de la empresa”.
Después de aclarar que la Argentina “debe ir” a una economía abierta, el economista Daniel Schteingart del think tank Fundar, plantea que en una coyuntura en la que hay apertura con “apreciación” de tipo de cambio hay que tomar en cuenta la experiencia que muestra que si la situación “no se compensa con cambios impositivos, inversión en infraestructura y en I+D, hay problemas en ciernes”. Ante la respuesta del Gobierno de que esta vez es “distinta” porque hay superávit fiscal, sostiene que en Chile en 1982 el esquema era ese y “terminó mal”.
Hace unos tres meses Fundar publicó un trabajo en el que relevó una canasta de 33 prendas en la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay en Mercado Libre, la principal plataforma de comercio digital de la región. El resultado fue que, en la Argentina, el precio era más alto tanto en términos absolutos (es decir, en dólares) como en términos relativos (en relación con el resto de los bienes y servicios de la economía). A dólar oficial era 35% más cara respecto del promedio de la misma canasta en los otros países y 16% al dólar MEP. En la comparación con el resto de los bienes y servicios, los precios son los más altos del mundo.
Recién a partir de 2011 el país empezó a tener precios relativos de la ropa más altos que en Estados Unidos, Europa y el resto de América Latina. Desde entonces, y a excepción del período 2016-2019 y 2023-2024, esa tendencia se consolidó.
En la Argentina, desde el 2001 la ropa aumentó 32% por arriba de la inflación general mientras que, en el mundo, lo hizo 32% por debajo. Aunque en los últimos 18 meses “subió por debajo, todavía le resta abaratar para estar a precios más razonables”. La ropa, en el IPC local, tiene un peso del 8%, mientras que en el resto de la región, del 4%.
Al tratarse de un producto fácilmente transportable, el que viaja compra para todo el año. “Ese consumo de sectores medios-alto se deja de hacer en la Argentina. Por haber protegido a un empleo industrial se deja de hacerlo al comercial -continúa-. No hay que volver a las licencias no automáticas, pero hay que saber que la apertura por sí sola no resuelve, hay que hacerla en el marco de una reforma impositiva, con baja de costos laborales no salariales. Si no se acompaña de otras cosas, es un problema”.
El 75% de la producción mundial de ropa se hace en Asia. La fabricación local retrocedió en todo occidente, aporta Schteingart. Califica a Asia en este rubro como un “tsunami competitivo”. En el caso de los que producen indumentaria para exportar, también requieren que ingresen insumos de calidad y a precios accesibles.
Fundar subraya que se debe reducir la informalidad laboral. Su propuesta apunta a desarrollar “polos cooperativos” que faciliten la formalización y mejoren las condiciones laborales”, destacaron desde Fundar.
Producir afuera
César Tucci fue el fundador de la marca de jeans que, a su muerte, continuó su esposa Gabriela, quien sumó más variedad de prendas y cuenta con decenas de locales en todo el país. Victoria nació poco después de la muerte de su papá en un accidente; comenzó diseñando para su graduación. Cuenta con su propia marca (que lleva su nombre) pensada para jóvenes, que “se animan a algo distinto”.
Sostiene que producir en la Argentina es “muy complejo, los tiempos son largos” por lo que están haciendo algunos ítems afuera donde consigue “mejor confección y mejores costos, hasta un cuarto menos de lo que cuesta internamente”. En la Argentina fabrica todo lo que es denim, son las prendas que hace en más número porque es lo “más comercial y diario”.
Nacida y criada en la fábrica familiar, Tucci conoce el sector: “Los proveedores de afuera desarrollan lo que uno les pide (correría, botones, cierres) y como uno los diseña. En cambio, los locales apuntan a lo más básico”. Un punto clave es que la escala para producir en el exterior también se redujo y hoy parte desde las 250 unidades.
La industria del tejido marplatense fue perdiendo peso con el paso de los años. Considerada la “capital nacional del pulóver”, vivió su época de oro hasta fines de los ‘80, pero después empezó a caer. El presidente de la Cámara Textil de General Pueyrredón, Guillermo Fasano, entiende que la apertura de importaciones no le generaría tantos problemas como a otros segmentos textiles porque “todavía tiene competitividad”.
Sobre ese punto, sostiene que si bien la apertura del mercado puede proporcionar acceso a insumos más económicos, también representa un “desafío” para las empresas locales que enfrentan problemas estructurales, aspecto en el que coincide con los otros dirigentes del sector.
Algunos cambios
Durante el año hubo modificaciones relacionadas con el comercio exterior. Entre ellas:
- Eliminación de las SIRA: A partir de la resolución conjunta 5466/23 de la Secretaría de Comercio y la AFIP, se eliminó el sistema SIRA, al igual que las licencias automáticas y no automáticas. En su reemplazo, se implementó un sistema transparente y no discrecional: el Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI) que tiene el objetivo de obtener información anticipada para ayudar en la matriz de riesgo aduanero.
- Capacidad económica: A través de la Resolución 5478/2024 de la Secretaría de Comercio y la AFIP, se estableció la eliminación del mecanismo sistémico que calculaba la Capacidad Económica Financiera (CEF) de los contribuyentes, que se utilizaba para restringir y limitar las operaciones de comercio exterior. La medida otorgó mayor libertad para importar.
- Etiquetado: A partir de la resolución N° 49/2024, se eliminó la Declaración Jurada de Composición de Producto (DJCP) que exigía a los fabricantes e importadores de textil, prendas y calzados información redundante sobre la composición porcentual y el material de sus productos que ya estaba detallada en la etiqueta. Esta medida burocrática representó para el sector un costo de US$5 millones anuales y generó 1 millón de trámites sólo en 2023. Se obligaba a los importadores a tener que hacer distintas declaraciones para prendas iguales, pero de distinto talle, entre otras diferencias menores. También se eliminó el control aduanero del etiquetado de los productos textiles y de calzado que ingresan al país.
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