El camino a recorrer para empezar la nueva relación comercial con la Unión Europea
Dar a conocer la letra chica y establecer un plan que mejore las condiciones de competitividad de las pymes es necesario para avanzar con la aprobación parlamentaria
Finalmente se logró cerrar la larga negociación entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Demandó 20 años desde que se inició, en junio de 1999, y 28 desde que se adoptó la decisión política de recorrer lo que no se supuso sería un camino tan largo.
En tal recorrido, la idea de impulsar la negociación con la UE contó con el apoyo, incluso entusiasta, de quienes durante esos años gobernaron al país desde la Casa Rosada. Es decir, todo el actual espectro político argentino. Tanto el Mercosur como la idea de la asociación con la UE son ejemplos de nuestra capacidad de articular acuerdos sobre cuestiones estratégicas con efectos de largo plazo. En ambos casos queda pendiente, sin embargo, poner de manifiesto similar capacidad para traducir ideas en realidades concretas.
Tenemos ahora por delante el recorrido de un nuevo camino, que puede llevar unos dos o tres años. Recién entonces el acuerdo estaría efectivamente concluido y sus efectos penetrarían en las realidades de ambas regiones.
Las oportunidades se traducirían en inversiones, corrientes de comercio y creación de empleos. Pero, asimismo, en imagen y eventualmente prestigio que beneficien las políticas de inserción internacional de ambas regiones y de sus países.
A su vez, los desafíos se basarían en la capacidad que tanto a nivel gubernamental y empresarial como de la sociedad en su conjunto se pueda poner de manifiesto para superar las dificultades prácticas que surjan hacia el futuro. Esto requerirá talento, voluntad política y tecnología organizativa. ¿Cuáles serían entonces algunos de los pasos que habría que dar en nuestro país –y en el Mercosur– para que el acuerdo birregional sea efectivamente concluido y entre en vigor? Con base en lo observado en otros casos de acuerdos de este tipo con la UE, serían cuatro los principales pasos a dar, sin perjuicio de otros que puedan ser complementarios.
Comunicar lo acordado requiere analizar los textos, poniéndolos en la perspectiva de los distintos sectores involucrados
Un primer paso será dar a conocer la "letra chica" del acuerdo. Hablar con precisión de lo acordado requerirá analizar todos los textos, colocándolos en la perspectiva de los distintos sectores involucrados, incluyendo las provincias.
Dos preguntas sobresalen al respecto. La primera es sobre qué se establece en el acuerdo –en forma explícita o implícita–– con respecto a lo que en la legislación comercial de Estados Unidos se denominó "válvulas de escape". Esto es, mecanismos prácticos que permitan preservar intereses sensibles afectados por la aplicación del acuerdo. Y la segunda se refiere a los mecanismos denominados de "transición asistida". Ellos tuvieron un papel eficaz para facilitar la reconversión industrial en los países de Europa del Este que se incorporaron a la UE. ¿Hay algo similar en el acuerdo birregional, especialmente en el capítulo de cooperación económica?
Un segundo paso será comenzar a trazar los consensos nacionales que hagan posible la aprobación parlamentaria del acuerdo, explicar el contenido con respecto a sus posibles efectos en cada sector y, sobre todo, dejar en claro cuáles serían los efectos si en nuestro país no se lograra la aprobación parlamentaria. Un "pequeño detalle" a tener en cuenta en el recorrido de esta etapa es que puede darse una situación en la que nuestro país no logra la aprobación parlamentaria, mientras los otros países del Mercosur sí. Tengamos presente que la idea de negociaciones bilaterales de países miembros del Mercosur con la UE, y también con protagonistas relevantes del comercio mundial, como Estados Unidos y China, ha sido planteada en distintas oportunidades. Según se la interprete y aplique, esta idea podría suponer incluso el fin del Mercosur.
Un tercer paso será prepararnos como país para sacar provecho del acuerdo. Será este un plano de acción prioritario para las provincias, especialmente en la perspectiva de la "transformación productiva" que implicará dar un salto a 40.000 empresas exportadoras. Y para las empresas, requerirá prepararse para competir con eficacia en el mercado europeo. También implicará la formación de buenos especialistas que permitan mejorar la capacidad de entender cómo operar con éxito en ese mercado.
Y un cuarto paso será impulsar, especialmente en el ámbito de lo que podemos denominar el G8 –esto es, el de la acción conjunta de los países del Mercosur con los de la Alianza del Pacífico–, la articulación de la red de acuerdos birregionales que se tendría con la UE, siguiendo la propuesta avanzada en su momento por Ricardo Lagos y Osvaldo Rosales, de Chile. La acumulación de origen sería entonces un instrumento fundamental. Y la Aladi brinda al respecto el necesario ámbito institucional.