El bloque, ¿objeto político no identificado?
Cuando Alfonsín y Sarney, presidentes de la Argentina y Brasil, firmaron el Acta para la Integración Argentino-Brasileña en 1986, su interés principal era la estabilidad democrática, la misma razón, entre otras, por la cual en 1985 España y Portugal firmaron su adhesión a la Comunidad Económica Europea.
Por supuesto, también existía una teoría económica. La pregunta de, ¿cómo integrarse a la economía global? estaba presente, pues se venía del agotamiento del modelo de sustitución de importaciones. En la Argentina, Roberto Lavagna planteaba la ventaja de asociación a una economía "idiosincrática" como forma de desarrollo del aprendizaje de las capacidades competitivas, como mejor opción que la integración unilateral.
Sobre ese núcleo se firma en 1991 el Tratado de Asunción y las ambiciones aterrizaron en 1994 con el Protocolo de Ouro Preto, que es el que termina de configurar el Mercosur, tal como lo conocemos en la actualidad.
Al llegar al 2000 el Mercosur es visto, en ciertos aspectos, como un objeto político no identificado. Veamos:
- Brasil y Uruguay son "dualistas" con relación al derecho extranjero, eso quiere decir que están diciendo no al derecho comunitario, que es una de las claves de un proceso de integración. No aceptan el concepto de supranacionalidad de las normas del Mercosur. Y este hecho plantea un problema serio de método en el proceso de in tegración.
- La existencia de debilidades como entidad capaz de negociar internacionalmente, como ha sucedido en las recientes negociaciones con la Comunidad Andina, y el hecho que aún no tenga una posición común arreglada en el nivel suficiente de detalle ante la Ronda Agrícola del Milenio de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se decidirá a fines de 1999 en EE.UU., indicarían el insuficiente liderazgo político para superar las.
- El foco de atención y las energías puestas en discutir la posesión una moneda común como si se estuviera realizando un ejercicio académico, sin concentrarse en realizar todos los prerrequisitos para la consolidación de un mercado común como, por ejemplo, resolver los problemas de los subsidios a las exportaciones prohibidos en el Mercosur o el de las crecientes restricciones al comercio que se han incrementado desde 1995 o el de desequilibrios de paridades cambiarias.
Hoy, el proceso de integración del Mercosur se justifica en razón de su eficiencia, pero la misma no es evaluada igualmente por sus Estados partes, en especial, porque es menos eficiente para Brasil que para Uruguay, para dar sólo un ejemplo. Es obvio que es muy complejo fundamentar el Mercosur a partir de intereses asimétricos puramente comerciales, ya que la cuestión de la coordinación macroeconómica y de localización de inversiones y las relaciones recíprocas de política comercial, inversiones y coordinación macro no ha sido resuelta.
Curiosa interpretación
Lo notable ha sido la interpretación sobre las obligaciones asumidas (conductas debidas) que Brasil expuso en la única aplicación del Protocolo de Solución de Controversias del Mercosur, por el cual dicho país, en definitiva, adoptó una posición que, por no tener una perspectiva finalista para interpretar los compromisos asumidos, desnaturalizaba a los tratados acordados por los Estados partes. De seguirse el concepto propuesto por Brasil, "de un tratado Marco se haría, así, un tratado bloqueado" (considerando 56, Laudo Arbitral del Primer Tribunal Ad-Hoc 28/4/99).
La interpretación de Brasil llevaba a que perdiera "todo sentido el programa de liberación comercial y el fundamento mismo del Mercosur estaría en crisis" (Op. Cit. considerando 78).
La controversia resuelta mostró que hay urgentes necesidades de entendimiento y de posibilidades actuales de acción, pues lo que está ocurriendo es que se dan por consensuadas convicciones de fondo aproblemáticas -en el sentido que Habermans (1) da a este término-. Sin embargo, hemos descubierto que no existe tal consenso y, por otra parte, después del fallo arbitral, no se realizó un acuerdo de los cuatro Estados partes de su significado. Es más, el fallo arbitral no fue incorporado de jure en el sistema brasileño.
El problema es que se ha perdido el hilo conductor del proceso y, por diferentes razones, falta claridad en la futura gestión política del mismo.
El artículo de Elvio Baldinelli "Por un Mercosur adulto" ( La Nación del 15 de junio último) es una lúcida llamada a tener en cuenta el "principio de realidad" al pensar en el futuro del Mercosur.
(1) Habermans, Jürgen. Teoría de la Acción Comunicativa. Tomo II. Pag. 175. Grupo Santillana de Ediciones, 1999.