Domingo Cavallo: “No se puede negociar con amigos y parecidos, hay que buscar relaciones que convengan”
El exministro y excanciller argentino entiende que en el Mercosur se debería dar libertad a cada socio para que negocie nuevos acuerdos comerciales.
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CORDOBA.- Dos años fue canciller –entre 1989 y 1991- y como exministro de Economía tiene una amplia experiencia en contactos y relaciones internacionales. Para Domingo Cavallo la Argentina debe evitar “tender a ideologizar la política exterior, hay que tratar de mantener buenas relaciones y anteponer los intereses a las ideologías que existen en cada administración”. En diálogo con LA NACION desde Boston –donde está desde marzo- un país “no puede pretender elegir sus amigos y negociar con los parecidos, tiene que buscar las relaciones que más le convienen”.
-¿Tiene un rol, un lugar hoy la Argentina en el mundo?
-Lo que tiene es por lo que hicimos en los ’90, cuando entramos en el G-20 que es importante en materia de definiciones. No hemos aprovechado esa posición. Después, con (Mauricio) Macri como presidente, organizó la reunión en la Argentina y el país volvió a aparecer. Nos prestan muy poca atención porque solo generamos malas noticias como los defaults, incumplimientos o la inflación. No tenemos una buena posición en el mundo. Menos ahora que este Gobierno busca ser amigo de países que tienen un tono más autoritario en su política, como Venezuela, Rusia e Irán.
-¿Esas vinculaciones impactan en el relacionamiento con Estados Unidos o la Unión Europea?
-No creo que ellos nos presten mucha atención, pero se sorprenden por los virajes que da la política exterior y no entienden por qué. Sin duda el tener buenas relaciones con todos los países del mundo y, en particular, con los que más cuentan en organismos internacionales y en el comercio es fundamental para ayudar a solucionar problemas internos. Es un elemento indispensable para acompañar una buena política económica. Ahora hay circunstancias mundiales harto favorables para nuestras exportaciones tradicionales pero nos presentamos al mundo como defaulteadores seriales y con vocación de obtener siempre alargamiento de los plazos y oportunidades para no pagar.
-¿El país está subutilizando ese buen contexto internacional?
-Consiguiendo superávit comercial no se puede seguir sosteniendo que no hay posibilidad de pagar la última cuota al Club de París un crédito que, por otro lado, es muy caro porque fue muy mal negociado por (Axel) Kicillof. Con un poco de inteligencia del Gobierno se podría pagar y, haciéndolo, demostraríamos que cuando pedimos negociar no es porque queremos evitar cumplir.
-¿Cómo inciden en las operaciones internaciones decisiones como freno a exportaciones o trabas a las importaciones?
-Cae muy mal. Todo lo que es administración arbitraria del comercio exterior, con limitaciones cualitativas a las importaciones y exportaciones y con decisiones cambiantes en el tiempo marcan que no tenemos vocación de integrarnos de manera estable en el mundo. Es un viejo defecto de la política comercial argentina, con solo algunos períodos liberalización. Se vuelve permanentemente a aquella vieja idea de administración por el Estado de una manera errática y de esa manera se ponen en riesgo los arreglos más permanentes.
-El Mercosur se muestra errático, ¿perdió potencial?
-Prosperó y fue una conquista para todos los socios cuando era un área de libre comercio. Lamentablemente nunca se perfeccionó y adoptamos la idea de ir a una unión aduanera en momentos en que las posiciones de Brasil y Argentina eran diferentes; nosotros queríamos abrirnos al mundo, negociar con Europa y Estados Unidos y Brasil estaba reticente. Cuando Brasil empieza a moverse en esa misma dirección y avanzar en la integración, la Argentina se tira a la retranca. El país se ha vuelto proteccionista en el mal sentido de la palabra y aislacionista. Lo que habría que hacer es darle libertad a cada socio para que negocie, seguramente la aprovecharían Brasil, Uruguay y Paraguay. Con la mentalidad de este Gobierno seguiríamos aislados pero en el futuro el país podría hacerlo. Chile, Perú, Colombia y México tienen problemas pero están bien integrados al mundo y eso los beneficia.
-Entonces, ¿ir a área de libre comercio?
-Es una posición muy mala pretender seguir como unión aduanera; lo mejor es perfeccionarse como área de libre comercio y ampliarse al resto de los países, unirse a aquellos que tienen la misma vocación. Ya podríamos haber aprovechado a Chile cuando estaba en una mejor situación política para negociar con Asia junto a los integrantes del área del Pacifico. Seguimos enganchados como una unión y comprometidos a negociaciones en bloque.
-¿Qué cambia para la Argentina con Joe Biden en la presidencia de Estados Unidos?
-La pelota está en nuestra cancha; Estados Unidos tiene una política exterior que no cambia tan fácilmente aunque cambien los gobiernos. Eso es así solo en temas muy críticos. No podemos esperar que solo porque pasamos de (Donald) Trump a Biden habrá mejor predisposición para las malas políticas nuestras. Si la Argentina decide buenas políticas podríamos conseguir apoyo; no creo que la relación tenga que ver con la ideología predodominante en Estados Unidos sino con nosotros.
-¿Cree que existe la “diplomacia de las vacunas” de la que tanto se habla en esta coyuntura?
-En nuestro caso hay un sesgo ideológico en cómo se encaró la negociación; se prefirió mirar a Rusia y China y no al resto de las empresas Ha sido muy mal manejado el tema del aprovisionamiento, habría que diversificar al máximo las fuentes de provisión, no haber dejado a nadie de lado.
-Varias veces mencionó el concepto “ideologización”, ¿lo ve como un error en la política exterior?
-Entiendo que los mayores errores fueron tender a ideologizar; hay que tratar de mantener buenas relaciones, de anteponer los intereses a las ideologías que existen en cada administración. Un país no puede pretender elegir sus amigos y negociar con los parecidos, debe buscar las relaciones que más le convienen. Por ejemplo, no se entiende la cercanía con Venezuela que desde lo económico y comercial, es irrelevante. Durante el período kirchnerista y ahora de nuevo se le da una importancia enorme; incluso en el 2005 se organizó la Contra Cumbre para abortar la posibilidad del libre comercio continental. Fue un error garrafal. Estamos coqueteando con Venezuela que tiene un manejo cada vez más autoritario y más subdesarrollado.
-¿Qué ordenamiento mundial dejará la pandemia?
-Hace varios décadas que hay cierta tendencia a la multipolaridad, aunque dado el tamaño de las economías y su importancia relativa Estados Unidos y China seguirán siendo dos actores importantes. Sin embargo, no hay que perder de vista que todos los demás cuentan también. No hay que pensar en que hay que alinearse con uno de los grandes poderes, no hay que descuidar a nadie. Se debe tratar de tener las mejores relaciones y no involucrarse, en la medida posible, en los conflictos entre ellos. Hay que manejarse de manera más independiente, hacer amigos y no enemigos.
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