Cuáles son las habilidades que se requieren de los especialistas en comercio exterior

Como ha ocurrido en el pasado, una vez más se observa en nuestra región un intenso, e incluso confuso debate, sobre las metodologías a aplicar para construir un espacio de integración latinoamericana. Esto es, un espacio multinacional que abarque un conjunto de países que aspiren a desarrollar, voluntariamente y a través de reglas comunes, acciones que faciliten e incentiven la puesta en común de recursos productivos para un desarrollo económico compartido y abierto al mundo.

Es un debate que ha acompañado esfuerzos diversos desarrollados por países de la región en las últimas décadas. Y que a veces han concluido en ruidosos fracasos. Tal derrotero de la ilusión al fracaso se observa en los denominados “procesos de integración” que, como ocurriera en el pasado, parecerían a veces estar orientados hoy, o al olvido o a la irrelevancia. ¿No es esta la situación que estaría predominando ahora, por ejemplo, en relación al desarrollo que se observa en el denominado Mercosur?

Entiendo que las experiencias acumuladas en años en los que se han intentado distintas modalidades de “acuerdos de integración”, brindan suficientes elementos para encarar el futuro. Se requerirá para ello formar especialistas con buen conocimiento de las experiencias acumuladas en la propia región, pero también en otras.

Como mínimo tres factores, podrían tener una incidencia en los costos futuros para la formación de especialistas en comercio internacional que se requiere tener en nuestro país, si es que se aspira a estar en condiciones de ofrecer a sus empresas los servicios que son necesarios para obtener un grado razonable de capacitación en el comercio e inversiones con otros países.

Eventualmente, tales costos se pueden relacionar con:

• El acceso a un efectivo conocimiento de las políticas y prácticas operativas que puedan incidir en el desarrollo del comercio e inversiones de un país con otros países de una determinada región, y a detectar e introducir a tiempo los cambios adicionales que puedan eventualmente requerirse.
• Una razonable capacidad para entender los diversos factores que puedan incidir en la necesaria distinción entre ganadores y perdedores de quienes practican con otros países de una región el difícil arte del intercambio comercial y productivo internacional.
• Un mapeo inteligente y actualizado de las opciones que una empresa de un país de la región podría tener para desarrollar una estrategia apropiada y eficaz de asociación con empresas de otro u otros países –en particular de la misma región-, a fin de poder encarar juntos una asociación productiva en función de la competitividad internacional, sea ella global o de alguna región en particular.

Es una visión, por lo demás, que debe nutrirse de las múltiples experiencias del pasado y también de las recientes, y proyectarse en el futuro hacia los años siguientes, esto es, los muy próximos pero, a la vez, los lejanos. Requiere, por ende, tener presentes las perspectivas más inmediatas, pero siempre conectadas con las de un futuro deseable y posible, incluso cuando parezca lejano.

Aportar ideas en borrador y tentativas para su eventual desarrollo futuro, es en nuestra opinión una forma concreta para participar en la continua tarea de construir en forma constante y permanente, una institucionalización regional, que sea efectiva y eficaz.

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