Con impacto mundial
El avance de negociaciones comerciales en diferentes zonas del mundo obligaa revisar la estrategia del Mercosur; la cuantificación de los efectos
El escenario internacional es testigo del surgimiento de negociaciones comerciales de amplio alcance, como el recién firmado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) que reúne a 12 países de América, Asia y Oceanía, las negociaciones de un Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP), o incluso para una Asociación Económica Regional Integral (RCEP) entre los países del Asean, Australia, India, Nueva Zelanda, China, Japón y Corea del Sur.
Conjuntamente representan algo más del 70% del comercio agroindustrial mundial. Allí se encuentran los principales proveedores de alimentos como EE.UU., Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que negocian con los mercados más importantes, como China, Japón e India.
La firma del TPP en Atlanta, el 5 del actual, tiene el potencial de generar un efecto dominó sobre el resto de las iniciativas, e incluso sobre la próxima Conferencia Ministerial de la OMC a mediados de diciembre en Nairobi, impulsando a las partes a buscar acuerdos. Estos procesos tendrán un profundo impacto en las relaciones mundiales de comercio e inversión en las próximas décadas, lo que hace preguntarse cuál es la mejor estrategia para el Mercosur frente a este contexto.
El Mercosur no forma parte de estas negociaciones y tiene escasa relación a través de acuerdos comerciales con los países que forman parte de las mismas. En el trabajo "Mega-regionalismo y comercio agroindustrial. Impactos para Argentina" de la Fundación INAI se analizó cómo afectarían estos acuerdos a las exportaciones agroindustriales de la Argentina y el Mercosur. Las consecuencias serían de importancia, con caídas de las ventas argentinas, por ejemplo, de 8% hacia EE.UU., 3,6% hacia Chile y 6,7% hacia la UE. A esto habría que sumarle un recorte en las posibilidades de crecimiento futuro del comercio.
La alternativa para la región seria impulsar la negociación entre el Mercosur y la UE. En el caso de que la UE concluya acuerdos con EE.UU. y con el Mercosur, las exportaciones agroindustriales del Mercosur al mercado comunitario podrían aumentar entre un 17% y un 50%. En el escenario más ambicioso, con la UE reduciendo tanto aranceles como barreras no arancelarias para ambos, las exportaciones podrían aumentar en US$14.025 millones.
De todas formas, el mayor impacto puede venir por el lado normativo, ya que las cuestiones negociadas, tales como comercio de servicios, propiedad intelectual, obstáculos técnicos y compras públicas, están normadas por la OMC, pero en muchos casos se busca establecer compromisos de mayor alcance a los multilaterales, denominados OMC-plus. Asimismo, suelen contener obligaciones en áreas hoy no reguladas -las llamadas OMC-X-, entre las que se destacan el tratamiento de la IED, la política de competencia, los flujos de capital, regulaciones ambientales y laborales, y medidas relacionadas con el otorgamiento de visas.
Estas iniciativas establecerán las nuevas reglas mundiales basadas en sus propios estándares y regulaciones. Debido al fuerte peso económico, la influencia normativa de quienes las integran y al estancamiento de la Ronda Doha, es muy probable que estas pautas sean "multilateralizadas" de facto. Existe el riesgo que se establezcan requerimientos (sanitarios, ambientales, de calidad o trazabilidad, entre otros) que resulten de difícil cumplimiento, dejando incluso a los productos del Mercosur fuera de esos destinos. Cualquiera sea el camino a seguir, los países del bloque deben definir de manera pronta su estrategia, para no desaprovechar las oportunidades que se presenten en el mundo comercial de la próxima década.
Reacción ante los cambios
Posibles caminos para el Mercosur
¿Qué puede hacer el Mercosur frente al surgimiento de negociaciones comerciales de amplio alcance como el TPP? El bloque tiene, al menos, cuatro opciones de políticas, las que no son mutuamente excluyentes: *Intentar conducir las negociaciones sobre los nuevos temas de vuelta al ámbito multilateral, al menos promoviendo la concreción de iniciativas plurilaterales entre una masa crítica de países que estén de acuerdo en profundizar las normativas actuales, devolviéndole a la OMC su rol preponderante en la negociación de reglas comerciales.
*Involucrarse en las iniciativas mega-regionales vigentes, para evitar el desvío de comercio, aumentar sus oportunidades comerciales en los principales mercados asiáticos, e incidir en la confección de las nuevas normas de alcance mundial.
*Dinamizar su agenda de relacionamiento externo promoviendo la concreción de tratados con los principales países y bloques económicos del mundo, buscando posicionar de una mejor manera a sus productos y atraer inversiones.
*Fortalecer el mercado regional y la conformación de cadenas regionales de valor como plataforma para la exportación de productos procesados de origen agropecuario.
El autor integra la Fundación Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI)
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