Comercio y política: con marchas y contramarchas, la Argentina debe definir si se suma al bloque de los Brics
El gobierno de Alberto Fernández dio por hecho que desde el 1° de enero el país pasaría a formar parte del grupo, pero la nueva gestión de Javier Milei ya brindó pistas sobre un posible rechazo a la invitación; los expertos advierten por la “desprolijidad” a la hora de definir e implementar políticas de Estado
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La flamante canciller Diana Mondino ratificó poco antes de asumir en el cargo que la Argentina no se sumará a los Brics, el bloque político y económico formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica y que avanzó en una ampliación de sus miembros. Planteó que no hay “una marcha atrás”, porque el país nunca formalizó su ingreso. Pero hace menos de cuatro meses el expresidente Alberto Fernández anunció que el 1° de enero de 2024 la Argentina se uniría al grupo como miembro de pleno derecho junto a Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía. Esa posibilidad se puso en duda con la victoria de Javier Milei.
El libertario, en campaña, explicó que el “alineamiento” en geopolítica de la Argentina es con Estados Unidos e Israel. “No nos vamos a alinear con comunistas”, sostuvo, y enfatizó que esa decisión no implica que el sector privado “pueda comercializar con quien le dé la gana”. Mondino insistió en que no ve “ventajas” en sumarse a los Brics. Aunque en ningún momento los funcionarios de la nueva administración lo hayan mencionado explícitamente, el “factor Irán” es clave para la Argentina.
Las opiniones respecto a qué debería hacer la Argentina están divididas. Incluso entre quienes adhieren a que la alineación geopolítica del país debe ser la que marca Milei, están los que entienden que sumarse a los Brics es una cuestión más pragmática que ideológica. Muchos empresarios comparten esa lectura, aún sabiendo perfectamente que no se trata solo de un bloque comercial.
Los Brics nacieron en 2006 con un acuerdo entre Brasil, Rusia, India y China; Sudáfrica se sumó en 2011. En ese momento, eran las economías emergentes más prometedoras del mundo y apuntaban a fortalecer los sistemas de acuerdos multilaterales entre estos países y con terceros. Por su organización, no hay firma de compromisos de ningún tipo al momento de sumarse.
Los expertos en política internacional admiten que genera al menos “inquietud” que el país no pueda sostener decisiones en ese ámbito, ya que se trata de temas que exceden las administraciones y son cuestiones de Estado. El gobierno de Fernández pidió ser invitado, e incluso la diplomacia brasilera trabajó para que se concretara el objetivo. Antes China había tratado de sumar nuevos miembros, pero Brasil e India se habían resistido.
Para Luis Palma Cané, economista, especialista en mercados internacionales, la decisión del gobierno que recién asume es la “correcta”. Apunta que China y Rusia son “dictaduras de partidos únicos” y Brasil tiene un gobierno de “centro izquierda marcada”. “Se contraponen con la alineación tradicional de la Argentina que es con las democracias liberales, con repúblicas”.
Admite que, aunque desde lo económico, podría ser “conveniente” desde lo político “no se puede ser socio de países como China y Rusia; a veces hay que sacrificar lo económico en función de la orientación política, volver a las fuentes, respetar la libertad, la separación de poderes, la república”.
Jorge Malena, director del comité de Asuntos Asiáticos del CARI y director de la carrera de posgrado sobre China de la UCA, entiende que, en la comunidad internacional, ya se percibió “cabalmente el cambio de signo político” registrado en la Argentina. Por lo que en “decisiones de índole estratégica, en las que puede incidir la ideología subyacente”, a veces hay “marcha y luego una contramarcha” como es lo sucedido en el caso de la entrada a los Brics.
Coincide con ese análisis el director de Comercio Internacional de la Universidad Siglo 21, Carlos Savi: “Estamos en un momento histórico de la Argentina y también hay un reacomodamiento en relación a los bloques”. Plantea que los Brics, genéricamente, tiene diferentes etapas; la primera es política, la segunda es financiera con el “advenimiento de un nuevo banco global” y la tercera es comercial. “El acuerdo no prevé acuerdos de libre comercio y ni siquiera prevé baja de aranceles -añade-. Un eventual ingreso del país no mejoraría la posición actual en oferta y venta de productos”.
Reconoce, sin embargo, que la “desprolijidad” argentina en materia de política exterior “no se puede disimular” pero subraya que ya había problemas previos como “romper con algo sagrado que es pagar a los proveedores internacionales. Venimos haciendo oídos sordos y acumulando deuda. Los Estados seguramente entenderán que la Argentina está cambiando. En algún momento hay que pasar a ser un país serio; la mayoría verá en forma positiva este posicionamiento”.
Los Brics no constituyen un bloque comercial, no son una alianza, ni un pacto político o militar. Es “solamente” un foro de diálogo. Esa es la definición; “no tiene estructura institucional”, enfatiza Florencia Rubiolo, investigadora del Conicet y directora de Insigth 21 de la Siglo 21, quien señala que los creadores buscan “discutir temáticas que los atraviesan como miembros del sur global” y, principalmente, se enfocan en las relacionadas al desarrollo.
A su criterio, el proceder de la Argentina es “confuso” ya que hace tiempo que el ingreso es “conversado”; menciona que incluso Mauricio Macri, en 2018, estuvo en una cumbre de los Brics. La petición de ingreso conllevó “presentación de cartas, reuniones, conversaciones con Brasil. Que ahora se diga que no es desprolijo; más allá de que probablemente es poco pragmática. Genera una mirada negativa del comportamiento político internacional, diplomático. La Argentina es relevante en los foros internacionales”.
Impacto en el comercio
Los Brics, a nivel mundial, representan alrededor del 40% de la población; el 30% del territorio; el 23% del PBI y el 18% del comercio. Sus integrantes mueven 16% de las exportaciones y el 15% de las importaciones mundiales de bienes y servicios. La Argentina comercia, en mayor o menos medida, con todos.
Sobre ese punto, Palma Cané recalca que, sin ser parte del grupo, “ya hay comercio”. Por su rechazo político a la integración, sostiene que son “los privados los que deben encargarse de mejorar el intercambio. En esta nueva etapa no deberíamos tener socios de este tipo ni como Venezuela, Cuba y Nicaragua”.
Salvi ratifica que, puede mantenerse el esquema comercial como hasta ahora, y ratifica que la alternativa financiera, la del Banco de Desarrollo de los Brics, “no corre en el corto plazo”. Por lo que está convencido de que el actual “no es el momento oportuno” para este acuerdo. Para el experto, la prioridad hoy es “emprolijar” el Mercosur. “Generar acuerdos más profundos con Brasil; estrategias conjuntas con Paraguay y Uruguay y avanzar en el acuerdo entre el Mercosur y la UE”, define.
Rubiolo sostiene que “no se puede comerciar sin relaciones diplomáticas y políticas; los privados solos no pueden comerciar con otro Estado; el marco regulatorio del comercio internacional lo dan los Estados, pueden ser más liberal o menos, pero las fijan. El comercio nunca es solo entre privados, siempre es político aunque no lo veamos”.
Reitera que para sumarse a los Brics “no hay ninguna exigencia de firma de un convenio; si existiera la rúbrica debería pasar por el Congreso”.
Malena traza una línea acerca de cómo los Brics comenzaron a ganar peso específico en materia económica, sobre todo a partir de fines de los 2000, fruto del crecimiento de China. El establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo en el 2014 “acentuó la naturaleza económica” de la iniciativa más allá de su inicial perfil político.
En términos de comercio intrabloque, los Brics establecieron “estrechos lazos” entre sí, logrando convertirse “cada miembro en uno de los principales socios comerciales de los otros integrantes”.
Entre 2005 y 2022, según datos del FMI, la proporción del comercio de cada país con los otros que integran la agrupación creció considerablemente. Por ejemplo, el comercio de Brasil aumentó del 10,3% al 31,2%, el de Rusia del 7,9% al 20,8%, el de la India del 10,3% al 15,6%, el de China del 4,9% al 8,1% y el de Sudáfrica del 10% al 21,3%.
Cuánto pesa el “factor Irán”
Con el apoyo explícito de China, Irán integrará los Brics a partir del 1 de enero. Irán está sospechado de haber estado detrás de los dos ataques terroristas que sufrieron la Amia y la embajada de Israel en la Argentina, además de financiar a Hamas en la guerra contra Israel. Por esos motivos, hay expertos que entienden que la diplomacia local tiene motivos suficientes para no compartir el espacio de los Brics.
Rubiolo indica que la Argentina e Irán ya comparten otros organismos, incluso de derechos humanos, a nivel internacional. “Puede que la motivación al rechazo esté ahí, pero no fue explicitada -dice-. La primera de las cumbres el año próximo será en Rusia. No es la mejor para ir; se podría no asistir presencialmente con cargos jerárquicos y es un mensaje. Es decir ‘me integro pero no asisto porque con ese país no comparto encuentros’. Sería un ingreso con limitaciones, selectivo. No hay porqué suscribir a todo lo que se plantea; otra historia sería si nos sumáramos al nuevo Banco de Desarrollo”.
Para Malena la “incomodidad” de compartir espacios con Irán y Rusia es clave en el rechazo a sumarse a los Brics. Sostiene que el nuevo gobierno “no comulga con ambos”. Con Irán por la “complicidad en los atentados terroristas” de la década del 90 y con Rusia por la “operación militar especial” contra Ucrania. En ese contexto, entiende que “no sería una ‘salida elegante’ aludir a la membresía de uno o ambos Estados” para no integrar los Brics.
Dicho eso, agrega que están emergiendo espacios geopolíticos y económicos “con nuevas esferas de influencias que modificarían la configuración del escenario internacional”. Incluye en ese contexto a los Brics, “dado que fomentan la democratización de las relaciones internacionales, se pronuncian a favor de la igualdad y la justicia globales, y buscan erigirse en voceros de los países emergentes y en desarrollo en cuestiones internacionales”.
Añade que, como esos pronunciamientos, “y las acciones que resultan de ellos se dirigen a modificar el ordenamiento político y económico internacional, los países del statu quo –como Estados Unidos y sus aliados– perciben a esta agrupación como una amenaza a sus intereses estratégicos. Así, la entrada de la Argentina podría ser vista en Washington como un posicionamiento contrario a sus intereses”.
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