Comercio: India abre la puerta a oportunidades para la Argentina
Los empresarios argentinos se organizan para tratar de aprovechar la potencialidad que presenta India. Con casi 1300 millones de habitantes y un PBI que la deja en el quinto lugar en el mundo, hay proyecciones que marcan que en unos diez años será la segunda potencia mundial según su Producto, que podría alcanzar US$46,3 billones (ahora, según el Banco Mundial es de 10,5 billones). En 2030 superaría a China en población. La ventaja sobre el otro gigante es que es menos rígido para definir inversiones, importa más de lo que exporta y atrae a compañías internacionales que ven esas ventajas. En el 2020, la Argentina exportó a India por US$2510 millones (16,4% más internual) e importó por US$ 801 millones (caída de uno por ciento respecto a 2019); así la balanza fue positiva en US$709 millones, según Indec.
La ventaja sobre el otro gigante es que es menos rígido para definir inversiones, importa más de lo que exporta y atrae a compañías internacionales
“La relación entre ambos países requiere un salto; la balanza comercial de US$ 3300 millones no representa la potencia de ambas economías”, dijo el secretario de Negociaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, quien participó en el I Foro de Negocios organizado por el Consejo Empresarial India-Argentina que integran 40 compañías. “Vamos a trabajar intensamente en ver cómo mejoramos ese comercio bilateral y cómo asociamos intereses para generar nuevos negocios, nuevos ámbitos en proyectos de inversión. Se hará todo lo que puede hacer la Argentina para contribuir a la seguridad alimentaria de la India, a través de la asociación de empresas indias y argentinas para producir más en el país”.
Neme planteó que el Mercosur debería actualizar el convenio que tiene con India, que se firmó en 2004 y es “muy limitado”. La opinión es compartida por Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera - Centro Exportador de Cereales, quien dijo a LA NACION que hay que evaluar cómo reinventar ese acuerdo; como puntos a considerar apuntó a bajar los derechos de importación y a facilitar administrativamente el comercio (documentación electrónica).
El 90% de las actuales exportaciones argentinas a India es aceite; el de soja ocupa el primer lugar y el de girasol tiene potencial para crecer de los US$200 millones del 2020. Idígoras explicó que Ucrania domina ese segmento pero que la Argentina puede triplicar sus envíos si profundiza el marketing y mejora la negociación, ambos aspectos que ya se están trabajando. El empresario enfatizó que uno de los objetivos del Consejo Empresarial es diversificar mercados. “Cíclicamente tenemos enamoramientos, ahora es China, pero India es crucial y debemos trabajar en conjunto en una agenda público privado”, añadió.
Insistió en que el indio es un gobierno “complejo, con sus tiempos y su burocracia”, pero que ya los embajadores y los empresarios están “activos”. Los privados están convencidos de que hay mucho por hacer en ese mercado, por ejemplo en exportación de legumbres (el país es primer consumidor mundial), vinos y frutas. El software argentino ya tiene presencia; Globant -uno de los cuatro unicornios argentinos- tiene una oficina con 2000 empleados allí, donde compró una firma en 2015.
En diálogo con este medio, Néstor Nocetti, cofundador de Globant, compartió que India abre una “gran oportunidad porque hay mucho para hacer; les vendemos commodities pero gracias al talento que tenemos podríamos hacer mejores negocios”. En el caso de su compañía, repasó que a partir de haberse fijado el objetivo de ser la “más conocida” en el mundo de servicios profesionales: “la progresión natural era avanzar también en Asia, era el camino para ser líder global. En India se nos presentó la oportunidad de una firma con la que compartíamos espíritu y empuje y, además, es un país que impulsa desde hace décadas la economía del conocimiento”.
Abrir el mercado
Globant opera desde Pune, una de las 20 ciudades inteligentes de India, que cuenta con 800 facultades universitarias por la que la llaman “la Oxford del Este”; se alimentó del boom de las startups y de la inversión de tecnológicas. “Con todo no es el centro tecnológico más grande del país, pero emplea a medio millón de personas en cada sistema; en la Argentina hay 200.000”, ilustró Nocetti, quien –aunque la cadena de valor de su sector es más corta que la de otros- compartió la idea de buscar complementariedad, aliarse con locales. “Si es un mercado grande y hay ciertas diferencias culturales, es mejor ir asociados”.
Si es un mercado grande y hay ciertas diferencias culturales, es mejor ir asociados
Idígoras aportó que en India es muy marcado el concepto de “lograr desarrollo propio” por lo que si una empresa intenta entrar “en oposición, hay más probabilidades de problemas”. Graficó con el caso de aceite, la Argentina vende a granel y se fracciona con marcas indias. “Si fuéramos con refinado no venderíamos; logramos una buena sinergia. Hay muchas cadenas que se pueden integrar, asociarse y apalancarse es lo mejor”.
Nocetti entiende que el mercado indio no sólo es para “grandes” aunque admitió que hace falta “espalda financiera y ganas porque es lejos, ir y volver lleva tiempo; está mucho en la mentalidad del emprendedor”. Definió al país como “muy amigo para los negocios, con una visión pragmática, se traza un objetivo y van hacia allá”.
Así como los empresarios argentinos ven oportunidades en India, varios grupos de allá se enfocan en la Argentina. Un caso es el de Advanta, una empresa global de semillas (hace mejoramiento con el propósito de brindar soluciones agronómicas sustentables) con presencia en Argentina desde hace 25 años con girasol, sorgo y maíz. El grupo indio UPL la compró en 2006; desde entonces –señaló su CEO, Pablo de la Fuente- siguen innovando y creciendo. Desarrollaron la tecnología igrowth en sorgo, que a través de métodos de mutagénesis permite aplicar herbicidas para el control de gramíneas, achicando las brechas de rendimiento y ampliando las fronteras del cultivo.
A criterio de De la Fuente, India es “ejemplo de colaboración internacional para descubrir, desarrollar y producir”; en esa línea destaca la tarea del Consejo Empresario y el objetivo de incrementar los envíos de aceite de girasol. En 2019/2020 India importó US$ 1900 millones, de los que US$ 124 millones correspondieron a la Argentina. “Si bien el país va incrementando su participación, hay un largo camino por recorrer y una enorme oportunidad para el campo y la industria locales –describió el empresario-. Otra oportunidad es el desarrollo local para el mundo, Advanta Argentina fabrica productos para el planeta lo que nos permite ser protagonistas; la tecnología del sorgo igrowth se exportó a Australia, Estados Unidos, Paraguay, Bolivia, Uruguay, y está pronto por lanzarse en Brasil y otros países”.
Con 123 años de historia en India, Godrej –dueña de las marcas Issue, Roby, 919, Issue Professional, L’eau Vive, Villeneuve y Millefiori- emplea a 12.000 personas en el mundo (300 en la Argentina, donde tiene una plantas), llegan a unos 1.500 millones de consumidores y hace negocios exclusivos en economías emergentes (India representa 55% de sus operaciones, África, 23%; Indonesia, 17% y Latinoamérica 5%). “Nuestra visión en Latinoamérica y en la Argentina es democratizar el consumo del cuidado personal, darle al consumidor derecho a elegir con precio competitivo y distribución masiva de productos de calidad”, explicó a LA NACION el CEO de la firma para Latinoamérica, José Toscano.
Graficó que el modelo de negocios es “multilocal”, identificar a una compañía con capacidad productiva y capacidad distributiva, sumarla y, después, desarrollar innovaciones. Godrej compró dos laboratorios argentinos que eran competencia entre ellos y lanzaron nuevos productos. Hoy producen jabones líquidos Skin Food -una categoría en la que no competían- en India y el 27% de lo que hacen lo exportan, incluso están abriendo España.
“Las oportunidades son gigantes –dijo Toscano-. Estamos avanzando en los temas de agenda sustentable de largo plazo para aumentar el tránsito comercial; somos dos economías emergentes, con productos relevantes en las dos geografías; analizamos cómo flexibilizamos más importaciones y exportaciones. Hay que agilizar para que sigan las inversiones, sigan llegando capitales. Para eso la posibilidad del giro de divisas es un desafío”. En la Argentina Godrej viene creciendo al 20% anual en sus volúmenes de ventas.
SriSti Tattva es otra empresa india con filial hace seis años en la Argentina, donde tiene un desarrollo de alimentos saludables con calidad de exportación y, además, producen a fason con materia prima importada. De su casa matriz importan medicamentos ayurvédicos que distribuyen en 3000 puntos de venta. “Nuestra compañía es una firma social que esponsorea a 700 escuelas donde se estudia gratuitamente y que promueve el consumo ético y responsable. Latinoamérica es un mercado muy nuevo, en el que todavía no hay mucha competencia y las ventas crecen cada año –indicó Mica Levy, director de la filial-. En la Argentina hay mucho potencial para introducir la medicina ayurvédica en Sudamérica”.
Levy está convencido de que la balanza comercial puede crecer para los dos países: “India no reclama mucho, hay que mirarla con más respeto, como a China, Estados Unidos y Brasil. Hay mucho más para venderle, tiene que haber más preocupación para llegar a ese mercado y también superar los problemas de los que producimos aquí e importamos, hay inconvenientes con las importaciones”.
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