Carlos Scavo: “La Argentina tendrá un rol relevante en la transición energética global”
El experto de PwC opina que la generación eléctrica, el gas natural, la radiación solar y el viento posicionan al país entre los de mayor potencial de exportación de hidrógeno: gris, azul, y verde; lo mismo con cobre y litio
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CÓRDOBA.- “La Argentina tendrá un rol relevante en la transición energética global hacia consumos más eficientes, gracias a las riquezas de recursos naturales que presenta” indica un estudio de Strategy& de PwC. Destaca que el país cuenta con altas reservas de gas natural y costos de explotación bajos a la vez que se espera que la transición esté enfocada en una “migración desde hidrocarburos más pesados a fuentes de menor emisión como el gas no convencional en los primeros años.”
Carlos Scavo, director de Strategy& de PwC Argentina, Uruguay y Paraguay, explica a LA NACION que la Argentina tiene una intensidad de emisiones de gases de efecto invernadero en línea con el promedio global ajustado por PIB, aún lejos de países líderes como Dinamarca o Francia. Hay que recordar que la matriz energética instalada depende en 59% de los hidrocarburos; 11% de fuentes renovables; 26% de generación hidroeléctrica y 4% nuclear.
Scavo ocupó posiciones también en Hermes Management Consulting; McKinsey y en Ford Motor Credit. Realizó un MBA en la Universidad de Michigan en la escuela de negocios Stephen M. Ross.
De cara al mundo, al país se le presenta una “gran oportunidad” para contribuir en la cobertura de las brechas globales de generación y de minerales críticos. En generación, los recursos de gas natural, radiación solar y viento posicionan al país entre los de mayor potencial de exportación de hidrógeno: gris, azul, y verde. Lo mismo sucede con los minerales críticos debido a la tenencia de cobre y litio.
“El logro de un panorama energético sostenible demanda la colaboración entre empresas, gobiernos y sociedad, así como inversión y financiación. La Argentina puede tener un rol relevante en la transición energética y estos proyectos pueden canalizar importantes inversiones que son tan necesarias para nuestra economía”, dice Scavo.
El suministro mundial de electricidad libre de carbono crecerá fuertemente en las próximas décadas, pero es “crucial” un incremento igual en la demanda de electricidad libre de carbono, logrado a través de la electrificación de productos y servicios que anteriormente dependían de hidrocarburos. En esas cadenas también hay posibilidades para la Argentina. El esfuerzo se lleva a cabo con acciones como, la transición de calderas de gas a bombas de calor, el cambio de vehículos con motores de combustión por vehículos eléctricos, la transición a materiales como bioplásticos en lugar de envases convencionales, entre otros. Por ejemplo, las ventas de vehículos eléctricos a nivel mundial representaron el 18% de todos los nuevos vehículos de pasajeros en 2022, muy superior al 2% de los patentamientos que representaron en Argentina en 2023.
-¿Dónde está el mayor potencial argentino para la transición energética?
-Los objetivos de la transición es llegar al 2050 con emisión cero de gases de efecto invernadero; la Argentina está por debajo de eso. A medida que crece una economía crecen las emisiones, pero aun asumiendo que la economía crezca y se mantiene la intensidad actual, en el 2030 estaremos todavía por debajo del objetivo. A nivel global hay cinco grandes brechas a resolver: generación (para 2050 hay que multiplicar por nueve la generación renovable); la de almacenamiento debe multiplicarse por 144, estas baterías requieren de minerales críticos que al 2023 deben multiplicarse por cinco. Las redes de transmisión deben crecer 21 veces y la inversión anual en energías limpias debería crecer 17 veces. Estos números dan una pauta de que el desafío es enorme. La Argentina viene creciendo fuerte en energías renovables y puede tener un rol importante. En generación puede exportar GNL que si bien no es renovable es una fuente de transición porque contamina que el resto de los fósiles, no es lo ideal pero ayuda a descontaminar fuerte. Tenemos las segundas reservas más grandes del mundo, es un potencial significativo; Europa y Asia concentran las oportunidades de exportación. Hay varios proyectos en esa área.
-¿Además del GNL?
-Otro potencial tiene que ver con la generación de renovables, que es el hidrógeno que es un vehículo para almacenar y transportar energía. Hay distintas clases en función de con qué se produce. A nivel mundial el más relevante es el gris, que se produce con gas natural. Además, podría exportarse el azul, también producido con gas pero se captura y almacena usando el carbono, con muy bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Ya hay empresas en Europa experimentando. Acá, hay un alto potencial. Está también el verde, en base a fuentes renovables. La Argentina está entre los siete países del mundo con más potencial de producción de hidrógeno. Con el GNL y el hidrógeno el rol del país puede aportar a cubrir la brecha de generación. También tiene posibilidad en minerales críticos como litio y cobre; si se instalaran fábricas de baterías cubriría
-¿Apremian los tiempos para poder aprovechar la oportunidad? ¿Cuál es el margen que hay?
- Es de largo plazo. Las brechas son muy grandes. A nivel global hay un esfuerzo muy grande para acelerar estos desarrollos para cumplir los objetivos. Cuanto antes entremos mejor vamos a estar, pero dentro de varios años seguirá habiendo oportunidades. Descontaminar en general será cada vez más caro, pero otras cosas tienen que ver con el avance de la tecnología. Producir hidrógeno azul es muy caro, sale 50% más caro por kilo que el gris, pero al 2050 tendrá el mismo costo. Lo mismo con el verde; las proyecciones marcan que al 2050 será el más barato.
-Se requieren inversiones varias veces millonarias, ¿qué debe hacer la Argentina para lograrlas?
-Son muy grandes. Es fundamental aplicar soluciones público-privadas. Es muy importante el aspecto regulatorio para favorecer un clima de negocios que favorezca estas inversiones; hay un apetito muy grande por invertir en este sector. Hay un rol fundamental de la financiación y del marco regulatorio. Se avanzó mucho hace unos años con el programa Renovar. La generación de renovables a nivel mundial creció al 9% entre 2015 y 2021 y en la Argentina al 37% entre 2018 y 2022. El Renovar funcionó. Esto ilustra que hay interés de invertir y si están las condiciones, hay crecimiento.
-¿Cuáles son los mayores desafíos para atraer las inversiones?
-Hay que fortalecer el marco regulatorio. E insisto, hay que favorecer las inversiones público-privadas.
-De los diferentes puntos remarcados por el informe, ¿cuál es el que está más desarrollado?
-El GNL es el más avanzado. Está el de YPF Petronas y algunas otras. En hidrógeno, hay iniciativas pero están no avanzadas. Se pueden desarrollar en un período relativamente rápido, pero hay que comenzar.
-¿También hay chances de aprovechar las posibilidades tecno-productivas que abre la transición energética?
-Hablamos de las baterías, pero también hay otras tecnologías por ejemplo para extraer el litio, para reducir las emisiones en la cadena de valor de los hidrocarburos. Los hidrocarburos no van a desaparecer. En el 2050, según la Agencia Internacional de Energía, seguirán representando el 50% de la demanda mundial y son las que más contaminan. Aun así hay posibilidades de contaminar menos, por ejemplo, aprovechando los gases de venteo. Se puede apostar a esos desarrollos en la Argentina. descarbonizar la cadena de valor de los hidrocarburos se mantiene como un tema central en la transición hacia una matriz energética más limpia. Lo mismo con la generación de hidrógeno azul a partir de gas natural representa una alternativa más limpia en la producción de hidrógeno, como mencionamos antes. Cerca del 20% de las emisiones de CO2 provienen de productos difíciles de descarbonizar, relacionados a industria pesada, construcción y químicos, que plantean desafíos para la electrificación debido a costos, escala y volumen de sustitución necesarios. Por ejemplo, en Argentina la producción de cemento representa alrededor del 7% de las emisiones totales.
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