Bajante del Paraná: se necesitan más barcos para la misma carga
Los terrones de barro de las barrancas del Paraná forman escalones imperfectos que quedan a la intemperie a causa de una de las bajantes históricas del río, que este lunes llegó a una de las marcas más bajas de los últimos 30 años al alcanzar 0,56 metros de altura en Rosario, casi 2,5 metros por debajo de la marca "normal" para esta época.
No sólo ese paisaje invisible sobre la ribera cambió, debido a que el agua dejó de cubrir "lo que emerge, lo que saca la cabeza, todo aquello que aflora de la lisura", como señala el escritor Carlos Bernatek en Jardín Primitivo, sino porque el río además de paisaje es una ruta fluvial, una de las más activas en la cuarentena, con puertos que recibirán este año, según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), 34 millones de toneladas de soja.
El brazo principal del Paraná deja ver los vestigios de la bajante en la costa, con playas barrosas cada vez más extensas, pero dentro de las islas para los pescadores –los únicos que pueden transitar por esos lugares a causa de las restricciones- el cambio del paisaje es más brutal.
En el Paraná Viejo, el brazo detrás del canal principal, hay partes secas, transformadas en un arenal inerte. La última vez que el Paraná a la altura de Rosario estuvo por debajo del metro de altura fue el 10 de enero de 1989, hace más de 30 años atrás. El bajo nivel del río empieza a provocar trastornos en la vida productiva, en los puertos y el tráfico fluvial de una zona como el Gran Rosario, donde se exporta el 75 por ciento del total de granos que produce la Argentina.
"La bajante genera un problema en el calado de la hidrovía, que pasó de 34 pies a 31", según señala Guillermo Wade, presidente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas. Esto provoca que los buques tengan que navegar más livianos. A causa de una menor profundidad del calado del canal del Paraná, los barcos que llegan desde Europa y Asia a cargar soja, aceite y harina, no pueden completar sus bodegas en los puertos.
En un Handysize o Handymax, buques que tienen una eslora de entre 170 a 210 metros, que normalmente cargan entre 35.000 y 40.000 toneladas, cada pie de calado que baja el río representa una pérdida de la capacidad de carga de entre 1.500 y 1.800 toneladas. Habitualmente estos barcos salen con las bodegas llenas desde los puertos de Rosario y no tienen necesidad de completar la carga en otros puertos, como Bahía Blanca, como ocurre ahora, señala Wade.
"En un Panamax, con una capacidad de carga en tono a los 60.000 a 65.000 toneladas, que posee una eslora de entre 190 y 250 metros, perder 3 pies de profundidad implica dejar de cargar entre 6.000 y 7.500 toneladas por buque", según un informe de la Bolsa de Comercio.
El otro problema son las demoras en el proceso de exportación. La bajante obliga a mayor prudencia de los pilotos y prácticos en las maniobras con los buques, en particular en los canales de acceso y pasos críticos ya que existe una posibilidad creciente de que se registren varaduras en el río, lo cual puede afectar la óptima navegación.
La Asociación de Prácticos del Río Paraná envió una carta a la Prefectura para que autoricen el uso de remolcadores en la zona de radas de Villa Gobernador Gálvez y General Alvear, al sur de Rosario, donde están las plantas de Dreyfus y Cargill.
El otro peligro por la bajante es el encallamiento de barcos en el canal del Paraná, como ocurrió el setiembre pasado, cuando el río estaba mucho más alto que ahora, en 1,87 metros, y el buque de carga Cassiopeia Ocean estuvo varado durante cinco días a la altura de General Alvear, lo que impidió que ningún buque pudiera navegar por el río.
El director del Instituto de Desarrollo Regional de Rosario, Juan Carlos Venesia, advirtió que el problema de la bajante "genera una ralentización de todo el sistema logístico de la hidrovía, no sólo de la exportación de los puertos de Rosario sino también del tráfico fluvial de barcazas que provienen de Paraguay".
"El tráfico fluvial en el río es más lento debido a la bajante, porque hay 26 pasos de navegación desde Asunción y las maniobras son cada vez más dificultosas. A esto se suma que en la zona de concentración logística, como es el Gran Rosario, un calado menor provoca que la carga que antes iba en ocho buques ahora deba ir en nueve. Esto también genera trastornos en el sistema de transporte de los granos hacia los puertos".
El secretario de Recursos Hídricos de Santa Fe, Roberto Gioria, explicó que "este fenómeno es producto de las escasas precipitaciones producidas en la cuenca superior del río Paraná y en las cuencas de los ríos Iguazú y Paraguay, que se sitúan muy por debajo de lo normal". Wade, a su vez, pronostica que el problema de la escasez de agua no tendrá una corta solución. •