Asoma ya la crisis de los cruceros en Buenos Aires
Se estima una caída de las recaladas del 25% para la próxima temporada; la crisis económica local y brasileña, y la incertidumbre de las concesiones, entre las causas
Ya es conciencia colectiva que el futuro del puerto de Buenos Aires es totalmente incierto, y que su continuidad depende de una urgente decisión política que viabilice su modernización. No se percibe voluntad ni preocupación de las máximas autoridades por resolver el tema y, lo que es peor, nadie parece estar evaluando las consecuencias negativas de esta inacción en la logística.
Encima, el puerto de Buenos Aires sigue sumando malas noticias. Ahora se agregan los cruceros: esta industria, que tuvo un crecimiento explosivo desde 2005 hasta la temporada que acaba de finalizar, anunció para la próxima campaña una caída impactante.
Entre 2005/2006 y la campaña 2012/2013, la cantidad de turistas en estos hoteles flotantes que recorrieron las costas de Brasil, Uruguay y la Argentina, hasta la Antártida, creció exponencialmente de 50.000 a 500.000 gracias a un marketing del boca en boca y a pesar de las crisis regionales e internacionales.
En este período de bonanza en el puerto se hicieron esfuerzos para consolidar la actividad. Se inauguró la Terminal de Cruceros más moderna de América latina, capaz de atender hasta 12.000 turistas por día con eficiencia y seguridad; se reformaron los muelles para recibir simultáneamente hasta cuatro cruceros de gran tamaño y se ordenó un programa de giros para reglamentar el anuncio y la asignación de sitios como en los mejores centros del mundo.
Esto permitió acompañar el cambio de los cruceros de entre 180 y 200 metros de eslora y 26 metros de manga por verdaderas ciudades flotantes de 300 metros de eslora y 37 metros de manga, que navegan con más de 3000 turistas y 1000 tripulantes a bordo.
La industria del crucerismo mundial continúa en expansión y unas pocas empresas concentran la mayor proporción de la actividad, lideradas por Carnival Cruise Lines, Royal Caribbean International, Princess Cruises, Costa Cruceros, MSC Cruises y Celebrity Cruises.
Prueba de la importancia asignada al crecimiento de nuestro mercado es que estas empresas posicionan buques en Buenos Aires y varias con un número significativo de giros en la temporada. En 2012 / 2013 se registraron operaciones de 24 navieras diferentes, que trajeron 34 buques de cruceros con los cuales generaron 159 giros en el puerto.
Este crecimiento comenzó a reportar beneficios en el comercio, los servicios y en la propia actividad del puerto, donde los cánones generados por los cruceros pasaron a ser superiores al 10% del total de los ingresos.
Origen
Otro dato significativo es que el incremento exponencial de cruceristas que han venido sumándose anualmente proviene de Brasil y de la Argentina, quienes acumulan todo el aumento de la demanda pasando a representar más del 75% del total de los pasajeros. Esta última realidad es la que comenzó a provocar preocupación ante el inicio del cambio del clima económico tanto en la Argentina como en Brasil.
La primera señal fue el amesetamiento de los volúmenes de turistas de las últimas dos campañas: la temporada 2013 /2014 sumó 497.072 turistas contra los 510.815 de la campaña 2012/2013. Ambas temporadas se cumplieron con un número igual de buques afectados, con la consecuente pérdida de rentabilidad por las camas no ocupadas.
Esta situación fue el campanazo de alerta de lo que está por venir. La Administración General de Puertos estima que para la temporada 2014/ 2015 los giros de buques de cruceros, que suelen anunciarse uno o dos años antes para garantizar derecho de ingreso y la preferencia al sitio de amarre, no superará -en el mejor casos- los 120 arribos.
Este menor número de arribos puede estimarse como una caída aproximada del 25% del negocio, y representará para el puerto y la ciudad de Buenos Aires 125.000 turistas menos que en las últimas dos temporadas.
Mesa de situación
Bueno sería entonces que todos los actores de la actividad se sentaran ya a estudiar cómo mitigar el impacto de esta inevitable caída.
Seguramente, y con toda la razón, se responsabilizará principalmente al canon que deben pagar los buques de cruceros por circular por el canal dragado del Río de la Plata como uno de los costos más injustos e inequitativos que grava la actividad (pagan el doble o aún más que un buque portacontenedores de igual tamaño), pero hasta tanto no se decida rever todas las tarifas públicas de la hidrovía, es imposible imaginar cambios.
Es momento de convocar a los armadores, a los prestadores de servicios, a los trabajadores y a las autoridades públicas del puerto y la ciudad para diseñar un plan de contingencia para soportar con el menor costo posible y el menor deterioro de la actividad, el tiempo que dure la crisis.
El autor es coordinador de puertos del gobierno de la ciudad de Buenos Aires y fue interventorde la AGP.