Arrancaron haciendo obleas con una máquina de un depósito y hoy exportan a varios destinos de Latinoamérica
Producen unos 400.000 cubanitos al año y se preparan para multiplicar por tres ese volumen. Lanzaron un alfajor de obleas
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CÓRDOBA.- Ivo Kraljev y Gabriel Freites son amigos y, en 2015, eran compañeros de estudios en la licenciatura en Administración de Empresas Hoteleras en Rosario. Buscaban una manera de generar ingresos y se les ocurrió que una máquina de hacer obleas que estaba en un depósito de la familia Freites (tenían una panificadora y vendían insumos) podía servirles. Echaron mano a un recetario artesanal del abuelo de Gabriel, quien tenía experiencia en la industria heladera. Ese fue el origen de Arbanit Fellow, la productora de cubanitos que hace 400.000 unidades y exportan a Guatemala, Aruba, Paraguay y Uruguay. Están en negociaciones con Chile y Perú.
“Queríamos tener un negocio que nos permitiera tener ingresos para mantenernos y viajar -cuenta Kraljev-. Con nuestra empresa pudimos cumplir ambos objetivos. A la receta original la fuimos aggiornando y adaptándola. El papá de Gabi fue el que nos disparó la idea, no empezamos con la visión que tenemos hoy. Teníamos 19 y 21 años, no hicimos un análisis de mercado, sino que se dio una oportunidad”.
Arrancaron produciendo cubanitos, los que vendían en los parques de Rosario ellos mismos, después sumaron almacenes, kioscos. Después hicieron una temporada en la costa. “Hicimos la facultad del emprendedurismo -subraya-. Hoy tenemos una planta de 600 metros cuadrados y nos estamos mudando a una tres veces más grande para llegar a 1,2 millones de unidades anuales”. En el mercado local están en más de 4.000 puntos de venta.
En el comienzo hicieron dulce de leche, pasta de maní, pasta de avellana. Otros dos sabores - sambayón y chocolate- quedaron en el camino porque no tenían la demanda necesaria. Ahora están por sacar pistacho y ya lanzaron el primer alfajor de obleas de la Argentina.
En la actualidad cuentan con tres líneas diferentes. La clásica con los rellenos de pasta de maní, avellana y dulce de leche; la línea vegana “ArbaVeggie” bajo el concepto N.O.S. (Nuevos y Osados Sabores) a base de harina integral y rellenos de pasta de marroc, café y cacao; y la línea ArbaFruit rellenos de pasta de frutilla y de limón.
A la línea vegana la fortifican con calcio, proteína de arveja y vitaminas B6/B12 para cubrir los déficits de los veganos. La presentaron en Anuga, la feria de alimentos más relevante a nivel global, y formaron parte del “Amuga Innovation Taste”, junto con los productos más innovadores del mundo en alimentos.
Para el packaging eligieron colores típicos para un “producto creativo, premium y que generase felicidad al consumirlo: el negro y el amarillo”. El nombre de la empresa les llevó más tiempo y debates. Terminaron eligiéndolo por una composición, “Ar” por Argentina, “banit” por cubanito y fellow por compañero en inglés. Están convencidos de que los distingue, sus productos son “compañeros de momentos”.
Kraljev explica que la empresa se maneja con una estrategia típica de las start ups: “Tenemos una idea, salimos y empezamos a ofrecer al público sin decir nada y vamos chequeando los comentarios, viendo los que están fuera de lo que esperábamos”. Para crecer fueron reinvirtiendo toda la ganancia. Durante seis años “no sacamos un peso y ahora el 90% lo seguimos dejando”.
La ampliación de la producción la financiarán con inversores que se interesaron en la empresa. “Nuestra identidad es la oblea -detalla- pero tenemos unos 18 nuevos productos para ir lanzando, entre los que también hay los que no llevan oblea. Hemos mantenido reuniones con cadenas de retail de Latinoamérica que están interesadas; se vienen meses de decisiones claves”.
Los jóvenes insisten en que, desde el origen, tuvieron la idea “de la Argentina al mundo”, de convertirse en “una marca de referencia que identifique a este tipo de productos; subirnos al barco de empresas que ya tienen nombre propio afuera como Arcor, Rapa Nui, Havanna”.
El emprendedor enfatiza que el comercio exterior es “un proceso lento, largo” y para poder ir encontrando mercados participan en rondas de negocios, en la Semana Comex, en ferias de alimentación como la de Manaos (Brasil) y la Anuga (Alemania); en los encuentros que impulsa Santa Fe. “Sembramos para el futuro, ese es el concepto”, sintetiza.
Subraya que, después de que la Argentina ganara el Mundial de Qatar, los productos tradicionales generan más interés. “El dulce de leche se busca, lo mismo los alfajores y la yerba mate. Es una oportunidad enorme para aprovechar”, precisa. Por el momento, los rellenos con los que trabajan son “globales” pero están “abiertos a cambiar, a adaptar”. Aprovechan la participación en misiones comerciales para analizar esas alternativas, pero hasta el momento no hay un mercado que les demande nada en particular.
“Emprender surgió como una serendipia -dice Kraljev-. No era lo que estaba buscando pero sí me hizo reconocer fortalezas propias y debilidades y me volqué de lleno. Empecé la carrera universitaria después de volver de jugar al fútbol en Europa y elegí la licenciatura porque tenía que ver con la posibilidad de viajar. Nuestra empresa también nos permite hacerlo, conocer culturas, analizar las preferencias de los mercados”.
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