Las facilidades para importar por courier molestan a los exportadores
En los últimos meses el Gobierno aceleró las medidas que facilitan a los consumidores el acceso al mercado internacional, pero los exportadores reclaman cambios para equilibrar la competencia
Cuando se piensa en comercio internacional, lo más común es pensar en negocios entre empresas. Pero el e-commerce y la masificación de los viajes al exterior pusieron productos de todo el mundo al alcance del consumidor final, reduciendo la necesidad de intermediarios. Comprar en otros países parece estar al alcance de todo el que tenga una conexión a internet y algo de poder adquisitivo.
Para las pymes, una tienda online es una oportunidad muy atractiva, ya que les permite vender en forma directa a clientes de todo el mundo evitando depender de intermediarios y aumentando su rentabilidad.
Tan relevante es el fenómeno que la Organización Mundial del Comercio (OMC) cuenta desde 1998 con una moratoria sobre comercio electrónico, por la cual los países que la integran se comprometieron a no gravarlo con impuestos específicos. La moratoria es renovada cada dos años, pero se busca que sea permanente.
En la Argentina, el Gobierno busca aumentar la cantidad de pymes exportadoras que venden por e-commerce, pero una serie de medidas tomadas a partir de junio, por el momento, favorecen la importación por parte de los consumidores argentinos más que la exportación directa al consumidor por parte de las empresas nacionales.
La primera de esas medidas fue triplicar, hasta US$3000 por día, el monto máximo que un particular puede comprar en el exterior e ingresar sin necesidad de estar registrado como importador, con la comodidad de recibirlo en su domicilio, por servicio de courier. Para los exportadores argentinos, el máximo que pueden enviar sigue siendo US$1000 por día, aunque la Secretaría de Comercio Exterior impulsa su aumento.
En noviembre, se elevaron los límites de la franquicia de equipaje para quienes viajan al exterior, y se agregó la posibilidad de traer una computadora y un celular, al margen de esos topes.
El mes pasado se habilitó la venta minorista en la zona franca de Río Gallegos, que se suma a la de Puerto Iguazú en esta modalidad. Las demás zonas francas que funcionan en el país se usan como depósito de importación, excepto la de General Pico, que exporta gracias a un régimen particular. El resto de las zonas francas esperan desde hace décadas una reforma que las ayude a potenciar las exportaciones.
Pero la novedad más esperada es la ya anunciado alza de la franquicia libre de impuestos en las compras que se traen por Correo Argentino, al doble o al triple del tope actual, pasando el valor máximo por paquete a US$50 o US$75, con un máximo anual de US$600 o US$900, según cual sea la decisión final.
Las medidas que facilitan el acceso a la oferta global de bienes es bienvenida por un amplio sector, pero criticada por cámaras empresarias
La combinación de medidas que facilitan el acceso de la población a la oferta global de bienes es bienvenida por un amplio sector de la sociedad, pero a la vez criticada por cámaras empresarias que la consideran negativa para la industria y el comercio, justamente cuando hay una situación económica delicada.
La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) hizo pública una carta que dirigió al ministro Dante Sica, manifestando preocupación por el aumento de las franquicias.
"La ampliación de esos regímenes parece una inconsistencia con todo lo que nos obligan a hacer a las pymes que todavía estamos dentro del sistema formal", opina José Luis Lopetegui, secretario de Comercio Exterior de CAME. "Nos castigan con impuestos, tasas exorbitantes, declaraciones juradas, etcétera; si no cumplís, sanción, pero en estas modalidades dan más facilidad que en otros países vecinos".
Por su parte, el presidente de la Federación Económica de la ciudad de Buenos Aires, Raúl Zylbersztein, señala que "mientras una parte del Gobierno busca achicar el déficit comercial y fiscal, la AFIP consigue con una sola medida ir en contra de ambas: perder dólares y recaudación".
"No sé cuáles son los problemas que la AFIP desea solucionar", agrega. "Pareciera que está en campaña, buscando que el consumidor pueda comprar barato baratijas electrónicas, en lugar de ver cómo soluciona la gran mortalidad de pymes, provocada por ellos mismos con los embargos por deudas".
Por su parte, el Centro de Despachantes de Aduana considera que estas medidas traen competencia desleal para las pymes, y que debe controlarse que no ingresen mercaderías que puedan ser perjudiciales, "perforando barreras económicas y no económicas, dañando la industria nacional".
Su presidente, Enrique Loizzo, señala que los despachantes dan certeza de cumplimiento tributario y normativo; "en cambio no sucedería la mismo con mercaderías que ingresen por compras del exterior y por courier; liberando tributos, eximiendo requisitos".
Para Pablo Aldea, coordinador de la carrera de Comercio Internacional del Instituto Privado de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), las medidas serían lógicas "en un mercado que funcione correctamente", pero coincide en que parecen poco adecuadas al contexto: "Afecta a un mercado interno bastante vapuleado", señala.
Desde la AFIP explican que la decisión de dejar el tope de exportación por courier en US$1000 corresponde a la política de la Secretaría de Comercio, para potenciar el sistema Exporta Simple, que permite realizar envíos de hasta US$15.000 (techo que estudian elevar), con varios beneficios adicionales, incluido el de cobrar el reintegro fiscal porcentual del valor de la mercadería, la exención del pago de derechos de exportación y la comodidad de dejar en manos del courier la tramitación del certificado de origen y la facturación.
"Exporta Simple es lo más inteligente que hizo este gobierno en materia de exportación", califica Aldea. "Les abrió la posibilidad a cientos de pymes que antes se veían impedidas de exportar". Según la Secretaría de Comercio Exterior, en su primer año de funcionamiento, logró que más de 260 empresas exportaran por primera vez.
Sin embargo, algunas empresas que exportan habitualmente por internet señalan que Exporta Simple no es adecuado para el e-commerce. "Es bárbaro como introducción a la exportación", reconoce Adrián Hei, de HE Instruments, "pero no soporta volumen por la cantidad de pasos manuales".
"En e-commerce necesitás un sistema automatizado que escupa facturas, packing-lists y etiquetas, y que vuele en la misma noche", explica Hei, que exportó por courier simuladores cardíacos usados para enseñanza y calibración.
Esa agilidad es posible con los couriers que operan en la Argentina, pero cuando va por Exporta Simple, aun usando el mismo servicio, se suman horas de demora, porque el courier tiene que clasificar con 12 dígitos en lugar de ocho, emitir certificado de origen y factura, a lo que se agrega la posibilidad del canal naranja. Los pasos adicionales pueden tomar ocho horas, lo que significa que el embarque pasa al día siguiente, siempre que el exportador no se demore en dar la información necesaria. Paradójicamente, el procedimiento de Exporta Simple es más complejo que la operatoria habitual de los couriers, que son sus operadores obligados.
La Secretaría de Comercio Exterior trabaja actualmente en la plataforma con el objetivo de fomentar el e-commerce a través de Correo Argentino, contemplando, por ejemplo, que no sea necesario destinar ni clasificar a 12 dígitos.
Los empresarios señalan que Exporta Simple es adecuado para la introducción a la exportación, pero que no soporta volumen
"La complejidad hace que el sistema no pueda escalar; el e-commerce de un país de este tamaño podría ser de miles de paquetes por día", señala Sebastián Herrera, especialista en e-commerce de Price2b.com. En el primer año de Exporta Simple, con el Gobierno bonificando el costo del primer envío, todas las pymes juntas sumaron 3700 operaciones; diez por día.
"El portal Exporta Simple no tiene APIS, entonces tenés que cargar tus envíos uno por uno, pasar por varios procesos manuales y, por último, esperar a que el courier te contacte", agrega Herrera.
"Haciendo e-commerce, una empresa argentina no puede vender a consumidores finales del exterior más de US$1000 por día, pero un consumidor argentino puede comprar en el exterior hasta US$3000", resume el fundador de Price2b.com. La actualización que impulsa la Secretaría de Comercio Exterior corregiría esta situación.
"Antes de la resolución 1811/2005, el límite era US$3000 por paquete, sin límite de envíos diarios por CUIT, tanto en importación como en exportación. Los demás países, en general, no limitan la exportación por ninguna vía", compara Herrera, "aunque el courier siempre pone límites de peso y valor por guía aérea, habitualmente 68 kilos y US$2500 o US$3000 dólares".
En la Cámara Argentina de Prestadores de Servicios Internacionales Aeroexpresos, que agrupa a los principales couriers, confirman que "con los US$1000 actuales de tope en exportación estamos bastante por debajo de lo aplicado en la región", y comparten que, "como se encuentra redactada la norma, no se pueden cubrir las necesidades de sectores como la exportación por e-commerce".
Por su parte, Lopetegui, de CAME, opina en contra de elevar el límite de exportación por courier, "porque es aceptar que se puede ser informal y aun así obtener el beneficio de la flexibilidad, sin los contratiempos ni requisitos de la exportación formal; es injusto para el comercio formal".
Tal vez cada medida en forma aislada tiene su fundamentación; sin embargo, cuando se coloca todo en una misma balanza el cuadro actual no favorece al que quiera venderles a los consumidores del mundo sin intermediarios.
"El mensaje es contrario a lo que buscan y es un enorme desaliento a los empresarios que aguantan esperando tiempos mejores, perdiendo su capital en esta crisis", sentencia Raúl Zylbersztein, de Feciba. "¿Cómo puede ser que le pongas impuestos ahora a una exportación con valor agregado importante como la de servicios informáticos, y los bajes para importar el control de la play?", cuestiona.
Puerta a puerta: un servicio sujeto al criterio de la Aduana
Desde el relanzamiento del régimen "puerta a puerta" en 2016, muchos usuarios se ilusionaron con la idea de recibir cómodamente en su hogar las compras menores a 25 dólares, libres de impuestos. La modalidad había sido prohibida en 2014 por la AFIP kirchnerista, obligando al comprador a ir a la oficina postal, y limitando la franquicia a dos operaciones al año. Sin embargo, en la actualidad, con cierta frecuencia las compras son retenidas por la aduana y sus destinatarios siguen viéndose obligados a buscarlas personalmente en el Correo.
Es que en rigor la norma deja la entrega a domicilio sujeta al criterio de la autoridad, como dice el anexo de la resolución 4182: "El Servicio Aduanero procederá a seleccionar los envíos cuyo valor en aduana no supere la franquicia (…) y que puedan ser librados por esta modalidad".
Ante la consulta de LA NACIÓN, AFIP explicó que se determina sobre la base del análisis de riesgos, por ejemplo, de que el valor real supere la franquicia de 25 dólares, o por algún cuerpo extraño visto en el escáner. Otros expertos agregaron como posible motivo la sospecha de que los objetos sean para comercialización, lo cual está prohibido en este régimen, mientras que la explicación más habitual dada al usuario es que buscan drogas. Como consecuencia, el Centro Postal de Retiro se satura de usuarios insatisfechos, mientras que en otras ciudades pueden formarse filas de una cuadra con gente indignada al verse obligada a afrontar esperas que en casi todos los casos, superado el control, no tenían justificación real.
Desde el Correo Argentino señalan que quienes van a Retiro con el turno reservado por internet se retiran con su compra en menos de una hora; esta facilidad, sin embargo, no está disponible en el resto del país, donde los envíos agregan una demora adicional de dos a tres semanas.
AFIP señala que el abrupto incremento de las compras, así como la demora o incluso falta de declaración por parte de los usuarios, contribuyen a que los tiempos no sean óptimos.
Cuando se multiplique el monto de la franquicia, se espera que la cantidad de paquetes retenidos por sospecha de subvaloración se reduzca drásticamente, agilizando el flujo de mercadería.
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