Ante el desafío de fijar prioridades

Cuando en 1956 decidí emigrar a la Argentina, funcionarios del Banco Holandés Unido estimaron que el país estaría dentro de una década entre las 10 primeras economías del mundo. Hace unos días, la nacion publicó una entrevista con el CEO de Dow, Andrew Liveris, en la que decía: "La Argentina está peleando por debajo de su categoría" ya que debería ser una de las 15 primeras economías del mundo.

En 1956 había tantas barras de oro en el Banco Central que no cabían dentro de las cajas fuertes y estaban en los pasillos. Las empresas de todo el mundo tenían en Buenos Aires su centro de negocios de Sudamérica. Había muchos funcionaros extranjeros que habiendo vivido en diferentes sitios elgían a la Argentina por su "calidad de vida" como lugar de residencia cuando se jubilaban. Ahora veo que el 30% de la población vive en la pobreza, algo que resulta absolutamente inexplicable.

Quienes me conocen saben que no tengo nada que ver con el gobierno de Macri, pero que sin embargo estoy haciendo lo que está a mi alcance para que tenga éxito simplemente porque estoy seguro de que en el caso de que él fracase, el país irá a la peor crisis desde que inmigré.

Revisar la agenda

Desde 1956 he visto muchas crisis difíciles de entender en un país que tiene un potencial enorme. Hace unos días, cuando leí que en la Ciudad de Buenos Aires se aprobó con gran mayoría el cambio de la traza de la Autopista Illia, pensé si con los índices de pobreza actuales ese plan es realmente prioritario.

Recordé que el país tomó un préstamo para construir el Túnel de Agua Negra en San Juan sin que existiera debate alguno sobre su real potencial. Desde 2006 hubo interminables debates sobre proyectos para la "Autopista Ribereña", que debe solucionar los problemas que causa el "tráfico del Puerto de Buenos Aires y las cargas pasantes" que cruzan la ciudad. Ahora se optó por el "Paseo del Bajo". Pero, ¿se estudiaron las mejoras que se podrán hacer con un inteligente "Plan para el Puerto de Buenos Aires" y la conclusión de los caminos de circunvalación que se empezaron a construir en 2006 y nunca se terminaron? Pensé en las muchas cosas que no se aprobaron. Hace unos meses se cortó una parte ya licitada para reparar la traza del ferrocarril Belgrano desde Avia Terrai a Barranqueras, sin debate alguno. Se canceló por falta de dinero -aunque se dieron otras razones- un plan anunciado el año pasado para hacer una enorme mejora para la exportación de nuestros granos, con un nuevo trazado del Canal Martín García.

Creo que el país debe leer bien lo que dijo el CEO de Dow y organizar debates para fijar prioridades, ver dónde debemos empezar el ataque a la pobreza, y los primeros que deben empezar para conseguir un "país competitivo" son nuestros productores, que nunca han demostrado tener interés en políticas de transporte.

Ellos deberían ver lo que hacen los productores de Estados Unidos desde 1907, cuando crearon el Agriculture Transport Coalition. (la voz de la agricultura para las políticas de transporte en EE.UU.), y lo que hace Aprosoja en Mato Grosso y Farsul de Rio Grande do Sul, en Brasil. En 2000, 5 universidades norteamericanas advirtieron a los productores de su país sobre cómo gracias al dragado del Río Paraná y los canales del Río de la Plata, entre 1995 y 1998, la Argentina redujo los costos del transporte desde las terminales fluvio-marítimas del Gran Rosario hacia el mar.

A medida que avanzaba me puse cada vez más pesimista por los graves errores que se están cometiendo, y los errores están en todos lados, sin excepción. No veo que la gente preste atención a lo que hace el Gobierno, pero lo que menos entiendo es que en una zona del Norte, pintada de rojo por ser la mayor zona de pobreza, no hay cámaras empresariales, productores, universidades, sindicatos, funcionarios o medios de comunicación que dediquen 10 minutos para generar un debate sobre el Plan Belgrano.

El autor es experto en temas de comercio internacional, puertos y transporte, y dirige www.antonioz.com.ar

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