Alarma por el poderoso comercio internacional e ilegal de especies protegidas
Los expertos aseguran que este tipo de transacciones, que llegan a un monto de US$20.000 millones a nivel global, representan una tragedia ambiental; desde la Argentina, el cardenal amarillo y el ciervo de los pantanos son los más comercializados
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Es el cuarto comercio ilegal a nivel mundial. Se ubica detrás de la venta de drogas, la falsificación y el tráfico de personas. Su impacto local es extremadamente alarmante: más de 100 especies de aves, 20 de reptiles y 15 de mamíferos de nuestro país son afectadas por el tráfico de fauna. De ellas, unas 20 entran en una categoría de amenaza.
El tamaño de este tráfico, que se da tanto en animales vivos y también en formato de producto y subproducto (por ejemplo, cuero de yacaré y billeteras de la misma especie, respectivamente), es tal que dificulta el acceso a información centralizada y, por ende, al control de estos delitos.
La dimensión del comercio internacional legal de especies de fauna y flora silvestre está legislada a través de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), un acuerdo internacional del que participan 180 países. “Existe comercio internacional legal de muchas especies que está regulado por esta convención”, aclaran desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.
Según el mismo organismo, el comercio ilegal de vida silvestre se estima que genera entre 15 y 20 mil millones de dólares al año a nivel global.
A fines de 2022, en la Conferencia de las Partes (COP19) de la Cites, que se realizó en Panamá, se adoptaron 46 de las 52 propuestas presentadas para incluir especies bajo su protección en sus apéndices. “También se logró adoptar un récord de 365 decisiones con el objetivo de lograr un equilibrio entre la protección de las especies amenazadas y, al mismo tiempo, permitir el comercio internacional, siempre que contribuya a los esfuerzos de conservación y no los socave. Muchas organizaciones del mundo de la conservación ya han visto a la COP19 como un gran éxito, que contó con la participación de 145 países acreditados”, indican desde la cartera de medio ambiente.
Cien especies de tiburones y rayas, más de 150 especies de árboles, 160 especies de anfibios, 50 especies de tortugas y varias especies de pájaros cantores, entre otras, se beneficiarán de mayores controles sobre su comercio y de una gestión orientada a la conservación
Cien especies de tiburones y rayas, más de 150 especies de árboles, 160 especies de anfibios, 50 especies de tortugas y varias especies de pájaros cantores, entre otras, se beneficiarán de mayores controles sobre su comercio y de una gestión orientada a la conservación.
“En el caso de nuestro país, se presentó junto con Brasil, Costa Rica, Costa de Marfil, Estados Unidos, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Gabón, Guinea, Níger, Panamá, Perú y Togo, una propuesta para incluir toda la familia Centrolenidae (anfibios), o ranitas de cristal, en el Apéndice II de la CITES, lo que fue aprobado por consenso”, anuncian desde el ministerio.
Del mismo modo, también se incluyó a los tiburones de la familia Carcharrinidae (varias especies), tiburones martillo del género Sphyrna, rayas de agua dulce del género Potamotrigon y peces guitarra de la familia Rhinobatidae. Y hay más ahora en materia de especies vegetales, “fue aprobada una propuesta para incluir árboles de los géneros Tabebuia, Handroanthus y Roseodendron, que en nuestro país se conocen comúnmente como lapachos”, comentan desde la cartera dirigida por Juan Cabandié.
“El comercio internacional ilegal es una de las causas que afectan la conservación de numerosas especies de animales y plantas, pero no es la única ni la más importante. La pérdida de hábitat es considerada la principal amenaza sobre numerosas especies”, subrayan desde el Ministerio.
Jaulas y falsos fondos
Paula González Ciccia, directora de Conservación, Educación e Investigación en Fundación Temaikèn, es clara al dimensionar la tragedia ambiental que representa el comercio ilegal de especies: “solo el 10% de los animales que son traficados sobreviven. Pasan por estrés, mala alimentación, hacinamiento, falta de oxígeno”.
¿Cuáles son los animales que más pasan por estas horrorosas experiencias? “El cardenal amarillo es uno de los más traficados, es un ave cantora. Hace poco se decomisaron en Ezeiza varios animales que estaban en un falso fondo en una valija. Lo mismo pasa con los loros”, dice González Ciccia.
“Lo mismo sucede con el ciervo de los pantanos, que está amenazado y es un monumento nacional, y se siguen comercializando sus partes. Ahora, con lo que sucedió en la COP de Cites tenemos como país la obligación de dar cumplimiento”, enfatiza la directora de Fundación Temaikèn.
La ley nacional de conservación de la fauna (22.421) prohíbe la captura, traslado, comercio y tenencia de animales silvestres, sus productos y subproductos. Cada provincia, a su vez, tiene sus propias leyes sobre esta temática. Para los expertos, esto a veces dificulta el abordaje de este delito, ya que se multiplican los ojos, pero no necesariamente actúan de modo coordinado.
“Es por ello que existen diferentes estrategias locales, regionales y nacionales para proteger a la biodiversidad. Se ponen en marcha con medidas por parte del Estado y también de las de las ONG ambientalistas. Estas últimas cumplen un rol importante para aportar sus conocimientos e involucrar a los gobiernos para ampliar las acciones contra estos delitos y sensibilizar a la sociedad haciéndola partícipe de estos temas”, dice Cecilia Maqueda, coordinadora del Programa Tráfico Ilegal de Fauna Silvestre de Aves Argentinas.
Alrededor del 60% de los animales capturados para el comercio ilegal son aves, indican desde Aves Argentinas. “Las especies de aves silvestres más buscadas son: cardenales copete rojo, cardenales amarillos, rey del bosque, jilgueros, reinamoras, pepiteros, cabecitanegra, tucanes, loros habladores, guacamayos, corbatitas, entre muchos otros. Muchas de ellas buscadas por su canto y belleza en colores y formas. O simplemente por la búsqueda de una mascota de compañía”, enumera Maqueda.
En consonancia con esto, la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires (Ufema), encontró en mayo de 2022 aves que esperaban ser vendidos en una casa en Villa Luro. “Había guacamayos jacintos (los azules, como los de la película Blue) y rojos, tucanes, loros barranqueros y Amazonas Aestiva y Yaco Africano, entre otras.
“Durante la investigación se constató la falsificación de guías de tránsito de ejemplares catalogados en Citesi, como es el caso de los guacamayos jacinto con pequeñas poblaciones en el pantanal brasilero. Se probó además que el domicilio apuntado funcionaba como un criadero clandestino”, describe Carlos Rolero Santurian, fiscal a cargo de la Ufema.
“La extracción ilegal de vida silvestre es la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo”, alerta el fiscal.
Mientras en Capital Federal sucede esto, otras regiones de la Argentina también padecen el tráfico de especies. Así lo demuestran los controles de la Aduana, en los que se encontraron estos animales en diferentes procedimientos:
• En Aduana de Paso de los Libres: 150 cardenales en paneles de puertas; peces bajo un capot; serpientes, lagartos, tortugas, sapos y arañas que llevaba en forma ilegal un pasajero brasileño desde San Pablo hacia Buenos Aires. También había diez arañas de dos especies, cuatro lagartos diploglossus, seis tortugas y cuatro sapos; todos estos provenían del Amazonas.
• En la Aduana de Posadas: peces de aguas saladas, de variedades exóticas los que eran transportados en el interior de bolsas de polietileno.
• En la Aduana de Santo Tomé: provenientes de sao borja (br) se secuestraron más de 400 canarios de colores variados.
• En la Aduana de Formosa: se secuestraron de 3 ejemplares de monos. Dos de la especie capuchinos y uno Carayá.
• En Aduana de Concordia: dos ejemplares de Pitón Albina y dos lagartos que intentaban ser cruzados por un ciudadano uruguayo en una especie de bolsa improvisada con medias, en el interior del equipaje.
Las consecuencias que provoca el comercio exterior ilegal pueden ser “particularmente intensas y persistentes, porque pueden impactar fuertemente en sectores vulnerables de la sociedad, alterando ecosistemas, dada la potencial introducción de plagas y otros vectores que afectan la producción agrícola, la salud (transmisión de enfermedades) e incluso pudiendo interferir en la generación y transporte de energía. Asimismo, las especies invasoras podrían afectar el valor forrajero de las pasturas naturales u otros animales que consumen los depósitos de cereales y otros productos alimenticios, entre otras”, advierte Marcelo Alejandro Corti, director ejecutivo de Geo, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
Y agrega: “el costo económico total no resulta fácilmente medible, sin embargo, los cálculos aproximados de los impactos económicos sobre sectores concretos dan cuenta de la profundidad y seriedad del problema. Como mencionamos, en muchos casos tienen un impacto sobre los recursos naturales, afectando las actividades agrícolas y la salud humana. Los costos directos están en las actividades económicas, pero tienen sus consecuencias ambientales indirectas que son difíciles de cuantificar en términos económicos. Y se pierde biodiversidad”.
Tiburones
Como ya se indicó, algunas especies de tiburones cuentan ahora con mayor protección luego de la última Cites. “Es que los tiburones, rayas y peces gallo (peces cartilaginosos) son el grupo de vertebrados más amenazado de los mares, principalmente, por la sobrepesca, el mal manejo pesquero y la pesca ilegal”, alerta Juan Cuevas, coordinador del área de Tiburones y Rayas de Wildlife Conservation Society Argentina (WCS).
“Actualmente, en la Argentina no existe un registro sistematizado de venta ilegal de tiburones y rayas. El tráfico ilegal de estas especies es una línea de trabajo que desarrollamos junto a Ufema desde mediados de 2022″, cuenta Cuevas.
La iniciativa incluyó la capacitación para identificar el flujo del tráfico ilegal y también impulsar la trazabilidad e identificación a nivel de especie del producto vendido. “Los consumidores tienen el derecho de saber si están comprando y consumiendo un animal en peligro de extinción o no”, afirma el experto de WCS. Por último, González Ciccia relata cómo aún es alta la demanda de aletas por parte de los mercados de Oriente. “También pasa con los colmillos de yaguareté. Hay que identificar los perfiles de los traficantes”, aconseja.
En este sentido, en la Argentina las especies de la fauna autóctona a las que se les ha asignado un valor económico a sus cabezas requieren medidas específicas para su preservación, dicen desde la cartera de Medio Ambiente. “Tal es el caso de ejemplares que son cazados para obtener un trofeo, como el puma, una de las especies autóctonas más codiciadas por los cazadores deportivos. Por este motivo, el año pasado se estableció la prohibición de la importación, exportación y el tránsito entre jurisdicciones de trofeos de caza de especies de fauna silvestre autóctona (Resolución 133/2022)”, complementan desde el ministerio.
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