Aduana y narcotráfico: la necesidad de empezar por lo más simple
La ausencia del Estado se advierte no sólo en el deficitario control del espacio aéreo y las fronteras, sino en la falta de coordinación de las diferentes reparticiones
Quien gobierne el país en los próximos cuatro años deberá enfrentar en muchos aspectos un escenario complejo. Sin duda, el problema más grave del país es el avance del narcotráfico. Al respecto, la ausencia del Estado se advierte en la falta de control del espacio aéreo y de nuestras fronteras. Se requiere voluntad política, una adecuada legislación y un plan integral constante, tanto para prevenir las adicciones como para reprimir el delito.
De ese panorama general, deseo referirme a una cuestión que, por su simplicidad, irrita que no sea superada: la falta de interacción y unidad de todos los protagonistas en la lucha contra la droga. Así parece haberlo entendido la Acordada de la Corte N°28/15, que crea una Comisión especializada a la que, entre otros cosas, encomienda dicha coordinación de esfuerzos.
En unas Jornadas contra el contrabando de estupefacientes en Misiones, en 2008, señalábamos que "a una asociación ilícita como el narcotráfico, se le debe oponer una asociación lícita entre quienes lo combaten". Ello significa que los jueces federales de frontera, gendarmería, aduana y policía, deben estar intercomunicados y sincronizados. Lamentablemente eso no pasa. La Justicia no está informada del proceder de los organismos de control y éstos a veces chocan entre sí, incluso en su funcionamiento interno. ¿Cómo puede ser que en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza sigan las disputas de poder entre la Policía de Seguridad Aeronáutica y la Dirección General de Aduanas? La confluencia de personal de más de una fuerza con diferentes competencias hace que el control resulte ineficaz.
En el ámbito interno aduanero no está claro cuál es el rol que le corresponde a cada uno de sus agentes y ello genera una responsabilidad que paraliza la función y la torna ineficaz. Veamos como es eso.
El procedimiento de exportación exige una mayor celeridad que el de la importación en la verificación y despacho de la mercadería documentada. En la salida no existe normativa vigente que indique si el agente debe verificar en forma integral o por muestreo. En cambio, para importación se dictó la Instrucción General Nº 8/1998 de la Subdirección General de Operaciones Aduaneras Metropolitanas, que indica porcentajes de control fehaciente de mercadería, según la cantidad documentada.
En los últimos años, se detectaron numerosos envíos al exterior en el que la droga se encontraba disimulada en la mercadería a exportar. El control aduanero se ejerce mediante ADO (Alerta Destinaciones Oficializadas) o alertas al verificador, para que realice un examen de la mercadería exhaustivo.
Si la destinación se encuentra alcanzada por alertas específicas o mensajes al verificador, éstos lo comunican a las áreas respectivas de la DGA (de análisis y gestión de riesgo). Si el país de destino es de los citados como sensibles, se debe solicitar por mail la intervención de la División Drogas Peligrosas, Departamento Narcotráfico y Guía de Canes. En la práctica se llama "binomio", que no es otra cosa que una persona que tiene asignado un perro y lo hace olfatear la mercadería. Si el animal advierte algo, tiene que efectuar un control exhaustivo y en su caso citar con urgencia a personal de drogas peligrosas que cuenta con perros adiestrados para localizar drogas.
Una de las recomendaciones que se hace al verificador es que ordene el escaneo antes de la puesta en el medio de transporte. Por lo tanto, cuando la mercadería tiene destino a países sensibles (España, Portugal, Italia), se recomienda a los verificadores que ordenen el escaneo de la mercadería. Así fue como se detectó la droga en el caso de "las manzanas blancas".
Antes el aduanero se situaba como víctima del engaño del narcotraficante, ahora el aumento de casos hizo que se los considere como responsables culposos, coautores o cómplices. En los últimos procedimientos, los aduaneros se convirtieron en chivos expiatorios de los contrabandos de drogas investigados, principalmente por profugarse los narcotraficantes. A través de la fórmula "debía saber", se los alcanzaba como responsables. Así, la actividad de los aduaneros se mueve en un escenario de máxima peligrosidad, en el que peligran la libertad y la fuente de trabajo.
Por eso es necesario precisar los actos que se encuentran a cargo de cada agente aduanero pues si por su función deben intervenir en todas las operaciones investigadas de contrabando, aún cuando la droga se encontrara oculta en la mercadería a exportar, siempre se los considerará responsables por el sólo hecho de haber actuado en las mismas. ¿Cómo debe actuar, debe desarmar la mercadería para ver si hay algo en su interior o alcanza con llamar a los guías de canes y disponer su escaneo?
El 16 de octubre de 2014, cuando en la aduana de destino se constató la existencia de380 kg de cocaína ocultos en baldosones de mármol travertino que habían salido del puerto de Buenos Aires por barco a España, se planteó dicha disyuntiva y mostró la confusión normativa sobre el proceder a seguir. Afortunadamente, la Cámara Nacional en lo Penal Económico, Sala A, en dos oportunidades revocó el procesamiento de la agente verificadora por considerar que había cumplido las obligaciones a su cargo.
Desde ya hay que tener en cuenta que los narcos estudian la forma de cómo burlar el control aduanero. Es evidente que las desinteligencias entre los operadores y el servicio aduanero facilitan el contrabando. También las instrucciones poco claras de cómo debe actuarse, la superposición de tareas, la falta de equipamiento, la insuficiencia de personal y el tratamiento igualitario para todas las aduanas a pesar de sus distintas estructuras. Además, no es lo mismo el cumplimiento de un acto funcional a las 12 del mediodía que a medianoche, o que el ingreso del transporte se efectúe en un lugar reservado o público. A veces lo que parece generar un mayor descontrol, en el caso puntual, es al revés.
Lo cierto es que se produjo un proceso de desconfianza en los aduaneros y su imagen se ha ido deteriorando. Es que los valores -en este caso la honestidad-, se estimulan a través de la exaltación y no amenazando a todos los que no son honestos.
Por ello, si se quiere que el agente aduanero sea un verdadero colaborador del juez, el camino no es sospechar de él, hostigarlo y hacerlo responsable de todo. Sabemos que en cada sector hay exponentes buenos y malos. Al generalizar y comprender en la crítica a todos el efecto es negativo. No sólo no estimula al que está obrando bien para que lo siga haciendo, sino que le quita al reproche social su impacto corrector y todo da lo mismo.
Hay que considerar que su opinión permite la adaptación de las normas y hace que éstas cobren dinámica y eficacia. Se debe volver a la época en la que los funcionarios aduaneros eran consultados por su experiencia e idoneidad, tal el caso de Laureano Fernández y Francisco "Pancho" García, que no siendo abogados, integraron la Comisión Redactora del actual Código Aduanero.
Ayudemos todos a jerarquizar a los aduaneros, no nos olvidemos que su función preserva no sólo la economía sino la seguridad nacional y la salud pública.
El autor es especialista en derecho penal a duanero y socio del Estudio BRSV Abogados
Aporte
La actuación de ciertos funcionarios y magistrados contra el avance de la droga merece destacarse, como el caso de Juan Carlos Tesoriero, fiscal federal de Posadas, fallecido el año pasado, y la juez del mismo fuero del Chaco, Zunilda Niremperger.
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