Acercarse al mundo, ¿aleja a la región?
Cómo impactan sobre el comercio y el empleo intrarregional los acuerdos que algunos países del barrio firman con naciones desarrolladas; qué hacer
Aunque resulte paradójico, a medida que distintos países de la región van diversificando sus nexos de inserción en el mundo a través de los tratados internacionales de última generación catalogados como libre comercio (TLC), se renuevan los desafíos para la integración latinoamericana.
Así, por ejemplo, la reciente culminación de las tratativas realizadas por doce países de tres continentes para suscribir el Trans-Pacific Partnership (TPP) les plantea a los tres países latinoamericanos intervinientes -Chile, Perú y México- una disyuntiva frente a otros países de la región.
A la sazón, en la Comisión de Comercio del Cafta-DR, sesionando en República Dominicana el 26 de marzo último, los delegados de Centroamérica y República Dominicana habían expresado a la representación de Estados Unidos una particular preocupación por los términos del TPP.
En aquella instancia quedó expuesta la posibilidad del impacto negativo sobre el comercio y el empleo en la subregión, si se acordaba dentro del TPP un régimen de calificación de origen para las mercaderías (en particular, sobre textiles e indumentaria) más flexible o abierto que el vigente dentro del Cafta-DR.
Distinción
Habría que distinguir dos situaciones.
Por un lado se presentan las mencionadas concesiones otorgadas por países desarrollados (PD) a determinados países latinoamericanos, cuando estas concesiones puedan afectar a otros países de la misma región. Aquí se requiere un consenso para fijar algunos compromisos elementales que los países latinoamericanos deberían asumir al formalizar sus TLC con PD, con motivo de la obtención de concesiones o beneficios que a su vez pudieran implicar el desplazamiento de mercados en perjuicio de otros países de la región. Por ejemplo, cabría una fórmula de conformidad anticipada para el caso de que los PD oferentes de las concesiones decidieran extenderlas a favor de otros países latinoamericanos.
Ello sin perjuicio de otras cláusulas, de aconsejable inclusión en los TLC con PD, tendientes a difundir con alcance regional sus beneficios a través de regímenes tales como los de acumulación ampliada en la calificación de origen de las mercaderías.
Pero por otro lado deben considerarse las concesiones otorgadas por países latinoamericanos a PD en el marco de los TLC y que también pueden vulnerar distintas preferencias acordadas dentro de la región.
Con relación a este segundo caso, convendría tomar como ejemplo la cláusula de nación más favorecida que la Unión Europea logró imponer en el tratado con los países del Caribe (Economic Partnership Agreement, EPA, artículo 11), demostrando hasta qué punto los PD pueden asegurarse la preservación de las concesiones obtenidas aun frente a países ostensiblemente más vulnerables. Así, habría que inspirarse en las mismas reglas e invirtiendo su sentido concertar en el ámbito latinoamericano un mecanismo para reproducir al menos las mismas concesiones otorgadas a PD cuando éstas vulnerasen beneficios ya negociados entre países de la región.
Con respecto a este último caso el Tratado fundacional de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) había previsto en 1980 la obligación de extender a los países miembros los beneficios dados a países extra-regionales bajo una cláusula de la nación más favorecida que como es sabido pasó a ser letra muerta.
A fin de concertar compromisos básicos frente a los asumidos con terceros países, resulta imprescindible propender a la convergencia de concesiones y regulaciones acordadas entre pares o grupos de países de la región. Durante la primera década de este siglo se comenzó a trabajar sobre el tema en Aladi concibiendo un "Espacio de Libre Comercio" (ELC). Los gobiernos terminaron congelando la iniciativa por considerarla excesivamente pretenciosa. Pero aparece hoy como un proyecto potencialmente idóneo para llevar a la práctica los postulados de solidaridad latinoamericana.
El autor forma parte del Institutode Integración Latinoamericanade la Universidad Nacional de La Plata
Mercosur-UE
(AFP).– La próxima cumbre de presidentes del Mercosur, el 21 de diciembre en Asunción, analizará las negociaciones para un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, dijo el ministro paraguayo de Relaciones Exteriores, Eladio Loizaga.
La UE y el Mercosur negocian hace casi dos décadas un acuerdo de libre comercio que ha chocado con numerosos obstáculos en uno y otro bloque a lo largo del tiempo.
Las dos partes acordaron en junio un intercambio de ofertas arancelarias en el último trimestre de este año, como paso previo a la reanudación de las negociaciones con vistas a un tratado de libre comercio.
La UE espera que en 10 años casi el 90% de sus exportaciones al Mercosur ingresen libres de gravámenes.
El Mercosur, en tanto, se enfoca en los volúmenes para productos agropecuarios como carne, cereales o lácteos, que podrá colocar en el viejo continente.
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