A tres años de la salida, el Reino Unido navega en la incertidumbre
Casi dos de cada tres exportadores británicos denuncian lo complicado que se ha vuelto comerciar con la UE; a partir del 31 de enero se impondrán nuevos controles en los productos alimenticios
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El Brexit se ha convertido en el fantasma que recorre todas las salas del Reino Unido, y no deja de dar sustos a algunos de sus habitantes mientras otros —los políticos, principalmente— juegan a fingir que ya no existe. El Brexit está detrás de una inflación que ha tardado más en bajar que en el resto de Europa, o de una economía lánguida que aún no sabe si avanza o retrocede. Y sobre todo, detrás de un debate emponzoñado sobre la inmigración irregular y del empeño del Gobierno de Sunak por deportar a toda costa a Ruanda a los recién llegados. Han pasado ya tres años desde aquel 24 de diciembre de 2020 en el que Londres y Bruselas cerraron finalmente un Acuerdo de Comercio y Cooperación (ACC) que evitaba la salida a las bravas del Reino Unido de la Unión Europea. La incertidumbre del nuevo escenario no desapareció con una firma. Más bien al contrario.
José Sol lleva años afincado en territorio británico. Su firma Spanish Ham Master, dedicada a la importación y venta de jamón ibérico de bellota y a los cursos y demostraciones de corte en eventos —algunos tan selectos como las carreras de caballos de Ascot o palcos en la Premier League—, ha sido un éxito. Es una empresa pequeña, pero sirve como ejemplo para comprobar cómo la mayoría de las compañías españolas que comercian con el Reino Unido están sometidas a un constante ejercicio de prevención y reducción de daños. “Hace meses que tengo a un gestor trabajando ya en la nueva documentación que nos van a exigir a partir de 2024″, explica Sol. “El día a día me desborda y no puedo prestar atención al papeleo, pero por eso tengo a alguien trabajando en ello”, dice.
El próximo 31 de enero entrará en vigor finalmente una de las obligaciones que el ACC impuso a las partes: los controles sanitarios y fitosanitarios de los productos agrícolas y ganaderos que viajan a uno y otro lado del Canal de la Mancha. La UE los aplicó de inmediato a todos los productos procedentes de la isla. El Reino Unido ha retrasado ya hasta cinco veces la entrada en vigor de esos controles, consciente del caos que podía ocasionar a sus importadores, y sobre todo ante el miedo de que los productos de la cesta de la compra, inflados ya durante este año por una inflación desbocada, se dispararan.
Fuentes de la Oficina Económica y Comercial de España en Londres señalan que lo que ocurra dentro de poco más de un mes va a ser importantísimo a la hora de comprobar, una vez más, si los obstáculos creados por el Brexit son o no salvables.
El Gobierno británico presentó a finales de agosto su nuevo Border Target Operating Model (Modelo Operativo por Objetivos de Control Fronterizo), un método en apariencia más simplificado para llevar a cabo los controles de seguridad y sanitarios de importaciones y exportaciones, que incluye sellos inteligentes y localizadores de GPS en muchos de los productos.
Los nuevos controles se irán desplegando por fases a lo largo del año que viene. A partir del 31 de enero, se introducirán los certificados sanitarios de productos animales y vegetales de riesgo medio procedentes de la UE. No será hasta el 30 de abril —si finalmente se cumplen los plazos anunciados— cuando los funcionarios británicos de aduanas comiencen a realizar controles físicos y de identidad de muchos de estos productos, junto con la reclamación al importador de los documentos obligatorios.
Finalmente, no será hasta el 31 de octubre cuando se reclamarán finalmente en Aduana todas las declaraciones de seguridad que imponía el Acuerdo Comercial del Brexit.
Cada año, más difícil
“Hasta ahora, las empresas de la UE han sido capaces de enviar bienes al Reino Unido del mismo modo que lo hacían antes del Brexit. A partir del año que viene eso va a cambiar, y podríamos encontrarnos de nuevo con disrupciones graves”, advierte Shevaun Haviland, directora general de las Cámaras de Comercio Británicas (BCC, en sus siglas en inglés). “Las normas y la regulación nunca van a ser estáticas. Tanto la UE como el Reino Unido van a poner en marcha cambios significativos a lo largo de los próximos años, y todos ellos pueden tener grandes repercusiones. Deberemos ser flexibles para que el impacto de estas alteraciones sea mínimo, porque a nadie le interesa que la relación comercial entre los dos bloques resulte más dañada aún”, avisa Haviland.
La BCC ha llevado a cabo un estudio muy amplio, en el que ha consultado a más de 730 pequeñas y medianas empresas, sobre el impacto del Brexit, tres años después de su entrada en vigor. Las conclusiones no son optimistas. Un 60% de las firmas creen que comerciar con la UE es hoy más complicado y difícil que hace un año. La mitad de ellas, un 49%, discrepa con la idea defendida por el Gobierno conservador de que la salida del club europeo ayudaría a aumentar las ventas. “Hemos descubierto que el Reino Unido ha experimentado una contracción muy significativa en su capacidad comercial, en lo que hace referencia a la variedad de productos exportados a la UE desde que entró en vigor el acuerdo comercial. Calculamos una pérdida de entre el 20% y el 42% de las variedades exportadas solo en los primeros quince meses”, asegura el informe sobre el impacto del Brexit realizado por la economista Jun Du para el Aston Business School y citado en el estudio de la BCC.
Esperando a los laboristas
Junto a los nuevos controles sanitarios y fitosanitarios previstos para 2024, las empresas británicas se enfrentan a otros cambios igualmente onerosos. La UE ha comenzado a aplicar desde octubre, en fase transitoria, el Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono. Las empresas británicas exportadoras estarán obligadas a informar de las emisiones de gases de efecto invernadero incorporadas durante la elaboración de sus productos. Y habrá nuevos impuestos a partir de enero de 2026.
La BCC ha descubierto además, a través de su estudio, que casi el 87% de las empresas consultadas ignoraba las nuevas reglas de IVA (VAT, en sus siglas en inglés) de la UE. “Si eres un cocinero que vive en el Reino Unido y da clases a alumnos de la UE, aunque sea de modo virtual, tendrás que pagar el VAT en el Estado donde residan tus clientes a partir de enero de 2025″, explica William Bain, director de Políticas Comerciales de la BCC.
El acuerdo comercial firmado entre Londres y Bruselas contempla una revisión de sus cláusulas a partir de 2025. El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, ha prometido una renegociación con la UE si llega al Gobierno. Las elecciones generales deben celebrarse a finales de este año, y todos los sondeos apuntan a una posible victoria laborista. Desde las instituciones comunitarias, sin embargo, ya han dejado claro el escaso apetito por reabrir un tratado que costó sangre, sudor y lágrimas sacar adelante. Paradójicamente, en el lado continental del Canal de la Mancha ya se ha pasado página —Get Brexit Done— mientras en la isla el Brexit sigue siendo fuente de incertidumbre constante.
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