A fondo. Los sectores más relevantes de la actividad exportadora
Cuando se piensa en ventas al exterior, vienen a la mente la soja, la carne, vinos y cuero, pero en realidad las exportaciones de bienes, al margen de los granos y sus derivados,se completan con otras manufacturas
Con US$61,6 mil millones y un alza interanual del 5%, la exportación de bienes de la Argentina en 2018 cumple el tercer año consecutivo de crecimiento. Este ciclo positivo se inició con la asunción del nuevo gobierno, quebrando la fase de descenso vertiginoso iniciado en 2012.
Pese a esta buena noticia, la cifra total exportada sigue por debajo del promedio de los ocho años de la presidenta Cristina Kirchner, que es de US$69,7 mil millones, ya que en su primer mandato se alcanzó el récord de la historia argentina: US$82,9 mil millones.
La exportación argentina de bienes en definitiva se encuentra hoy cerca de los valores que el país exportaba hace diez años: otra década pérdida. ¿Cuál es la problemática que se esconde detrás de estas cifras?
Lo más característico es el fuerte peso de los commodities, es decir mercancías que se comercializan a granel, sin diferenciar quién es su productor. Los porotos y pellets de soja son los items más conocidos, pero en las últimas décadas ganaron presencia las exportaciones de la minería metalífera (oro, plata y otros), y con la nueva política energética, volvieron a escena el crudo y el gas. Los precios de todos estos rubros sufren fuertes oscilaciones de un año a otro, y explican en gran medida los buenos resultados que exhibe el período gobernado por el matrimonio Kirchner.
Cuando terminó el período de precios internacionales altos para las materias primas, la exportación argentina perdió empuje, y la caída se agravó por las restricciones cambiarias, a las que se sumaron la crisis de Brasil y una fuerte sequía en 2012, explica Romina Gayá, especialista en comercio internacional.
Es que en su mayor parte, los commodities que exporta la Argentina son agrícolas, y la producción local tiene una dependencia extrema del clima. En 2018, nuevamente la sequía provocó la caída en 47% de la exportación de porotos de soja, lo cual, junto a la baja del cobre en 33%, ocasionaron un retroceso del 5% la exportación de productos primarios, perdiéndose US$1530 millones, según el Monitor de las Exportaciones de la Agencia Argentina de Inversión y Comercio Internacional (Aaici).
Cabe destacar que si bien solo el 23% de las exportaciones corresponde a productos primarios en sentido estricto, si se analiza la composición de los otros capítulos, dentro de las manufacturas (que son el 70% de toda la venta al exterior del país) se contabilizan otros commodities, materias primas no diferenciadas, con escasa elaboración, que también se exportan a granel.
De las exportaciones de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), el 63% corresponde a "residuos y desperdicios de la industria alimentaria" (básicamente, pellets de soja, o harinas) y aceites (la mayor parte de los cuales sale a granel en barcos tanque), mientras que las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) incluyen productos de la minería apenas procesados para facilitar su transporte (lingotes por ejemplo), cuya suma asciende a US$4665 millones (23% de la exportación de MOI) y es el segundo complejo en importancia en ese capítulo después del automotriz.
"El panorama estructural es desalentador", aprecia Germán Herrera Bartis, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ); "nuestras exportaciones están muy concentradas en el complejo oleaginoso-cerealero, esto presenta varios problemas, uno de los cuales es la limitada generación de divisas".
"Medido en términos per cápita", señala el economista, "el complejo oleaginoso-cerealero argentino genera un tercio de los dólares que alcanza la exportación de cobre en Chile y unas ocho veces menos que las exportaciones de minerales en Australia".
Pablo Besmedrisnik, director de Invenómica, señala que "el complejo energético llegó a exportar más de US$7800 millones en el año 2008, muy por encima del valor de los US$4182 millones de 2018".
"Pese al mito arraigado, la Argentina no es tan rica en recursos naturales como para apostar solo a ellos en términos de exportaciones", concluye Herrera.
Por otro lado, si se observan exportaciones más sofisticadas, el predominio corresponde a la industria automotriz, donde se destacan las pick-ups como el producto estrella. Aquí hay otro desafío: por cada dólar exportado de este tipo de productos, no menos de 50 centavos corresponden a insumos y piezas importadas, y algo parecido pasa en otros rubros. Ello implica que el incremento de las exportaciones, en muchos casos, tracciona en grado similar el alza de las importaciones.
Otro problema que arrastra el país es el elevado grado de concentración en pocas firmas; histórica-mente se afirma que el 10% de las empresas aportan el 90% de las exportaciones de bienes. El registro aduanero de exportadores llegó a contar con 15.000 inscriptos en los años posteriores a la salida de la convertibilidad, y hoy se encuentra debajo de los 10.000.
La concentración tiene su paralelo en el predominio de corporaciones extranjeras entre los exportadores; cuatro multinacionales lideran las exportaciones argentinas de granos representando más del 40% de las ventas del sector, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. En el 5º lugar aparece una empresa de capital nacional, Aceitera General Deheza. Los diez mayores exportadores concentran el 90% del total del rubro.
Tanto en el complejo automotriz como en el minero, todos los exportadores relevantes son extranjeros, y el éxito de Toyota aporta más del 40% de las ventas al exterior de su sector.
En un producto icónico para el país como es la carne vacuna, predominan los frigoríficos nacionales, pero hay jugadores brasileños muy fuertes que por momentos se colocan a la cabeza del ranking. En ese ramo, las cinco primeras firmas concentran el 60% del total de las exportaciones, que en 2018 aumentaron 50% y alcanzaron los US$2000 millones.
El sector vitivinícola, que está exportando US$900 millones anuales, muestra un panorama equilibrado, con los 20 primeros puestos repartidos entre bodegas locales y otras de capitales chilenos y euro-peos. El Grupo Peñaflor, argentino, lidera cómodo el ranking en vinos, con el 29% de la exportación.
"El nivel de concentración de las exportaciones en pocos jugadores depende del sector de referencia", comenta Pablo Besmedrisnik, de Invenómica; "casi el 60% de los exportadores de MOI exportaron por más de US$50.000 dólares anuales (3300 empresas); en contraposición, en el agro poco más de 500 empresas superaron esa cifra".
Productos tradicionales
Mirado en su conjunto, es interesante advertir que cuando se piensa en exportaciones argentinas, vienen a la mente imágenes de soja, carnes, vinos y cuero, pero en la realidad, las exportaciones de bienes, al margen de los granos y sus derivados, prácticamente se completan con autos y minería. Las carnes y los vinos tienen cifras interesantes y exhiben un crecimiento destacado pero aún están lejos de las otras; el 95% del cuero exportado, por su parte, sale como materia prima.
La moda argentina presenta un fenómeno interesante: según un informe de la agencia Invest BA, de la ciudad de Buenos Aires, 80 marcas argentinas cuentan con franquicias en el exterior. Sin embargo, en 2018 la exportación de indumentaria mostró la cifra más baja en décadas: US$21 millones, según la cámara industrial, y la de calzado cayó 80%, reduciéndose a US$10 millones. Las manufacturas de cuero dan la nota positiva, ya que lograron crecer 24%, llegando a US$31 millones.
"La evaluación de la coyuntura también es mala", afirma Herrera, de la UNQ, "los volúmenes exportados están 10% abajo de los máximos alcanzados entre 2007 y 2011, no aparecieron nuevos sectores exportadores dinámicos, tampoco nuevos mercados relevantes y cayó el número de exportadores, sobre todo en el segmento pyme".
El resultado de 2018, en definitiva, muestra exportaciones argentinas en recuperación, pero sin garantías de que la tendencia se afirme, sobre todo por la fuerte dependencia del clima y los precios de los commodities.
El protagonismo de los servicios
La exportación de servicios se aproxima a US$15.000 millones, de los cuales cerca de la mitad se considera Servicios Basados en el Conocimiento (SBC), categoría que agrupa software, actividades y contenidos culturales (audiovisuales, por ejemplo), consultoría y tercerización de procesos empresariales, entre otros. El resto se distribuye entre turismo receptivo, transportes, servicios financieros y seguros, esencialmente.
"Las exportaciones de servicios, pese a ser un sector mimado en el discurso oficial, tampoco levantaron cabeza y están estancadas hace ocho años", comenta Germán Herrera Bartis, de la Universidad Nacional de Quilmes.
"Hay que tener en cuenta que la caída reciente refleja en gran medida la evolución del tipo de cambio", explica Romina Gayá, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad del Salvador.
"La depreciación del peso produce en el corto plazo una reducción del precio en dólares de los SBC argentinos que se plasma en una contracción del valor exportado", continúa la economista, "pero en el mediano plazo, sin embargo, podría esperarse una recuperación del volumen impulsada por el menor costo relativo local de los SBC frente a otros competidores, aunque las retenciones a las exportaciones de servicios operarán en sentido contrario".
Las exportaciones de SBC han ganado un lugar destacado desde comienzos del milenio pero su medición es compleja, dado que son actividades que se llevan a cabo con mucha naturalidad por medios electrónicos o mediante viajes personales, sin pasar por aduanas ni otras instancias de control en tiempo real. La estadística no tiene el mismo grado de detalle que tiene la de bienes físicos; quizás por ello, el plan Argentina Exporta no contempla entre sus metas el aumento de la cantidad de exportadores de servicios.
La agencia InvestBA, con la colaboración del Banco Central, hizo en 2016 un cruce entre el ingreso de divisas con el padrón de contribuyentes de AGIP. Esas cifras muestran que casi 11.000 prestadores porteños declararon en ese año exportaciones por US$7100 millones.
En comparación, la exportación porteña de mercancías se encuentra estabilizada en torno de los US$400 millones desde hace casi tres décadas, lo que perfila claramente a esta jurisdicción urbana como un polo de servicios.
Las estadísticas del comercio mundial muestran que los servicios tienen más estabilidad que el intercambio de bienes. En la Argentina se plantean señales contradictorias, con la devaluación jugando a favor y los derechos aduaneros en contra, sembrando incógnitas sobre los resultados futuros.