Combate el capital y tendrás un salario bajo
Por Orlando Ferreres Especial para lanacion.com
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Un joven profesional en la Argentina, apenas se recibe, pasa a ganar algo menos de 1000 dólares al mes si consigue un trabajo en una buena empresa, en tanto que en Estados Unidos ese mismo joven ganaría alrededor de 5000 dólares por mes de entrada. ¿Por qué trabajando las mismas horas ganamos 5 veces menos que en Estados Unidos?
¿A qué se debe esa desconcertante diferencia? A que en Estados Unidos (y en otros países ordenados) el capital invertido tanto en máquinas como en capital humano y capital institucional es mucho más grande que aquí. También hay más orden, más puntualidad, que permite aprovechar más productivamente el día, menos ausentismo, especialmente en educación y otras áreas del gobierno.
¿Y esto en qué se traduce? Todas estas inversiones mayores, este mayor capital acumulado por persona, hacen más eficiente a cada persona, pues dispone de más medios para producir más servicios o bienes. Y gozar de una mayor y mejor calidad de vida. Para ejemplificar estas diferencias, comparemos el nivel productivo en tres países, la Argentina, Estados Unidos y España. Naturalmente no podemos ver la productividad de cada persona en particular, pero si los promedios de cada país. Para ello tomamos todo lo que se produce en cada país, el PBI, expresado en cifras comparables, para evitar problemas del tipo de cambio y lo dividimos por la cantidad de personas ocupadas en ese país, o sea, aquellas que han hecho posible esa producción de bienes y servicios.
Productividad. Como podemos ver, en Estados Unidos la productividad media de las personas ocupadas fue en 2009 de 101.600 dólares por trabajador y en Argentina, para ese mismo año, llegó a 20.190 dólares por trabajador, es decir ellos logran 5,03 veces más producción por persona que nosotros, en promedio. Por eso los sueldos que pueden percibir son alrededor de 5 veces más altos que los nuestros.
¿Como sería la comparación con España? Ellos logran un nivel productivo de 73.660 dólares por trabajador o sea 3,9 veces mayor productividad que el nuestro, y lo mismo pasa con las remuneraciones, por eso, en los últimos 10 años y aun antes, muchos argentinos han emigrado a España.
¿Qué nos guía a este desastre? Las creencias equivocadas de los argentinos, comenzando por los políticos y siguiendo con la población, casi toda, que dicen que luchando contra el capital seremos más ricos, tendremos más para nosotros, cosa que no es así, es lo contrario. Por eso se combate al capital como un enemigo de la sociedad y el hombre de negocios que gana dinero con sus empresas esta mal visto. No solo se combate al capital que cada año podría aumentar la capacidad productiva, o sea a las inversiones, sino también a su fuente de financiamiento, que es el ahorro de millones de argentinos. De esta forma se perjudica además al que ahorra, sea niño, adulto o anciano.
Reglas de jiego. Cada tanto se cambian los ahorros en plazo fijo por bonos del Estado a diez años, que después se declaran en default, con el aplauso de todos los legisladores, que dicen defender "al pueblo". Se ahorra para la vejez, pero el Estado reduce ese ahorro liquido, cambiándolo por un bono con 75% de quita, "los bonos cuasi par" y, más tarde, expropia esas reservas disminuidas de los jubilados y las usa para sus fines, y cuando la persona se jubila no le pueden pagar más que una mínima parte de sus ahorros, pues se lo han consumido todo. En realidad, la jubilación se ha convertido en un impuesto, para satisfacer los gastos de los políticos de turno o de los empleados públicos que medran con ese dinero. En otros países los ahorros para la vejez constituyen la base del mercado de capitales, que permite hacer préstamos a largo plazo o hipotecas, que favorecen la inversión. Además en nuestro país, con la inflación y la devaluación se van comiendo los ahorros líquidos, que se transfieren al Estado mediante el mecanismo de emitir dinero, es decir, "el impuesto inflacionario".
La lista de formas de perjudicar al capital es bastante larga, pero finalmente el capital también reacciona frente a las distintas expropiaciones, y se dirige al exterior donde incluso le dan ventajas para que coagule allá dinero líquido en máquinas, caminos, bosques, puertos, y crece en otros países, con lo que mejora la ocupación y la productividad de esos países, como por ejemplo, en Uruguay o Brasil, sin ir más lejos.
Otra cosa que se puede notar es que nuestra productividad por persona ocupada está estancada, aunque con oscilaciones. Tomando desde 1975 hasta ahora, prácticamente no aumentó nada, en tanto que en España creció un 60% y en EE UU un 80%. Es difícil que nuestro nivel de vida mejore si no mejora la productividad, lo que cada persona produce en promedio. Esos dirigentes del país nos van haciendo perder la esperanza, con falsas ideas mágicas, con slogan sensibles a los sentimientos, con ideas que son lo contrario de lo que nos conviene, lo opuesto de lo que hacen en los países que crecen. En economía no hay magia, hay productividad.
Fuga de capitales. Si no expulsáramos el capital que expulsamos año a año, nuestro capital reproductivo, sin contar tierra ni ganado, sería un 75% más alto y llegaríamos a tener una productividad similar a la de Canadá y, por lo tanto, el mismo nivel de sueldos que tienen en ese país, aproximadamente. Y lo que es aun peor, con nuestro capital trabajando aquí, no tendríamos un 35 % de pobreza y tanto desempleo y subempleo como el que se registra en el país. Esta injusticia es evitable, pero debemos cambiar nuestras creencias.
Por eso, cuando ganas tan poco siendo joven y ves que en otros países tienen un mejor nivel de vida y más altas remuneraciones, ya sabes que pasa: nos falta productividad porque nos falta capital, que nuestros dirigentes persiguen para que se vaya a otros países. Ya es hora de que no puedan seguir haciendo esto y menos que te digan que lo hacen para favorecerte.