Coloquio de Idea: los economistas reclamaron un plan de estabilización y los empresarios aplaudieron
Marina Dal Poggetto, Martín Redrado, Hernán Lacunza y Osvaldo Giordano analizaron cómo bajar el déficit fiscal y anticiparon qué debe hacer el próximo gobierno
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MAR DEL PLATA.- El diagnóstico fue contundente y, por más que es conocido, dejó absortos a los ejecutivos y empresarios presentes en el 58° Coloquio de Idea, que se lleva a cabo en esta ciudad. De los últimos 41 años, 18 fueron recesivos en la Argentina, cifra que la ubica entre los tres peores países del mundo. En ese mismo plazo, la región tuvo ocho años recesivos, pero Colombia tuvo solo dos y Chile, cinco. Además, en ese período, el crecimiento del PBI fue de 42% en el país y de 206% para la región. Y, en 60 años, solo siete fueron de superávit fiscal.
“Si es un viaje a Mar del Plata, algunos países ya llegaron, otros están en Dolores, y la Argentina ni llegó a Chascomús”, ejemplificó Esteban Domecq, asesor económico de Idea y presidente de Invecq Consultora Económica.
Las cifras sirvieron de punto de partida para debatir sobre finanzas públicas, en un panel que contó con la presencia de Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de Eco Go Consultores; Osvaldo Giordano, ministro de Finanzas de la provincia de Córdoba; Hernán Lacunza, director de Empiria Consultores y exministro de Economía; y Martín Redrado, director de Fundación Capital y expresidente del Banco Central. El panel estuvo moderado por Ezequiel Burgo, periodista de Clarín, y Santiago Mignone, tesorero de IDEA y country senior partner de Price Waterhouse & Co.
“Hace falta un programa de estabilización que contemple las reformas estructurales”, disparó Dal Poggeto, y se llevó los aplausos del auditorio.
Redrado coincidió: “La Argentina necesita un programa de estabilización y crecimiento”. Y amplió: “La sociedad argentina transpira una crisis de confianza que no se supera con una regla fiscal. Necesita una visión de shock de leyes que puedan dar vuelta las expectativas, y que sean votadas con mayorías especiales”
Propuso también que haya una desindexación del gasto público, con una “regla que sea ley y que marque el sendero de balizamiento de las principales variables y que reduzca nominalidad del gasto hacia adelante”. Justamente, el desafío pasa por bajar el gasto (40% del PBI) en medio de una crisis social y económica.
“Hay que pensar un programa económico y social, con una ley de estabilidad económica que contemple una nominalidad en el tiempo y con desindexación. Debe tener un plazo de cinco años y todos los responsables deben seguir cada tres meses un una regla nominal hasta 2027 para setear las expectativas de sector publico”, se explayó.
“No podemos tener 22 ministerios. Son redundantes. El país no necesita más de ocho. Y, a nivel provincial, las legislaturas deberían ser unicamerales”, amplió.
Dal Poggetto volvió a ser contundente. “Las reglas per se no sirven para nada, hay que cumplirlas”, señaló, y repasó distintas iniciativas que hubo a lo largo del tiempo que no cumplieron sus objetivos. Mencionó la ley de solvencia fiscal del 99 (final del menemismo), la ley de déficit cero del final de la Alianza y la de responsabilidad fiscal de 2004 (de Néstor Kirchner y Roberto Lavagna). “Nos tenemos que poner de acuerdo en qué gastar. Queremos los impuestos de Paraguay con el gasto de Suecia, y teniendo la productividad de Zambia”, ilustró.
Lacunza siguió el hilo y dijo que el consenso fiscal de 2017 generó caída en el empleo público y el gasto cayó en términos reales. “Estas cosas suman, estas reglas funcionan cuando están vigentes. Son correcciones de a poco. Pero no alcanza, en 2019 hubo elecciones y antes de la pandemia suspendieron las leyes. En 2020 se revirtió y hace un mes se aprobó una ley que es lo contrario de aquella. Ingresos Brutos debería ser cero este año y se acaba de votar que se pueda subir. Peor que no tener reglas es tenerlas y no cumplirlas. Los diputados son los mismos y votan lo contrario”, explicó el economista.
Y agregó: “Tiene que haber una convicción antes de escribir la norma. Los consensos oportunistas no funcionan”.
Por su parte, Giordano ironizó al asegurar que sí hay políticas de Estado: el déficit y la mala administración, que llevan medio siglo. “Ya no depende de las personas que estamos en el Estado, que podemos sumar un matiz o hacer un gran esfuerzo, ya que lo que prevalece es la mala organización. No hay mala voluntad, sino que la organización compleja de los tres niveles (Nación, provincias y municipios) lleva a que terminemos con déficit y mala administración. Poner reglas es importante, pero hay que cambiar la organización”, analizó.
Cómo recortar el gasto
Al referirse a cuál es el principal gasto a reformular, Dal Poggetto dijo que en la “composición del aumento del gasto, el grueso es transferencias, se lleva más de un tercio” y apuntó al peso del sistema previsional. “Tenemos un sistema contributivo y solidario al mismo tiempo, y no se puede. Hay 12 puntos del gasto que se llevan 9 millones de jubilados, de los cuales 6,5 millones se llevan 6 puntos. Los regímenes provinciales se llevan 3 puntos. Los jubilados da la moratoria están en las provincias, no en la Nación. Hay que discutir la calidad del gasto”, dijo, y enfatizó: “Estamos destruyendo la economía por la falta de acuerdo”.
“El gasto previsional es la mitad del gasto público. Luego subsidios y transferencias”, resumió Redrado, e insistió con “desindexar todas las variables del gasto”.
“La Argentina necesita tener programa de estabilización para bajar la inflación. Tiene que haber una política de convergencia de las variables de gastos, ingresos, política monetaria, etcétera. No se puede pensar solo en una variable, es un error. Tiene que haber integralidad”, dijo, y le puso números al problema: “Vamos a terminar el año con igual PBI que en 2006. Hay una crisis de estancamiento”.
“Para convencer a la clase política hay que estar cerca de un abismo, como hace pocas semanas, o tiene que haber un nuevo gobierno”, agregó el titular de Fundación Capital.
Se sumó Lacunza: “Soy optimista respecto de próximo gobierno pueda hacer un cambio de régimen. No se puede seguir con más de lo mismo, ya es vox populi, hay una demanda social de cambio. Los eslóganes como ‘más Estado’ ya no sirven: lo duplicamos y no subió el bienestar. No podés recaudar 30 y gastar 40″.
Giordano agregó que “la oportunidad hay que aprovecharla” y que “esto no se arregla con una política de ajuste tradicional; eso ya fracasó”. Amplió: “No sirve el manual del ajustador de manipular las jubilaciones o pisar pago a proveedores. Hay que repensar la organización del Estado en los tres niveles para tener un Estado solvente y no caer en el facilismo de toquetear movilidad y zafar de lo fiscal”.
También opinó que, si bien la inflación es un “tremendo ajustador fiscal”, basar el superávit en la licuación de gasto es “transitorio”. “Los ingresos siguen la inflación pero al gasto le cuesta mas seguirla, entonces se genera espacio fiscal grande, como el de las provincias. En la Nación pasa, pero tiene dos aberraciones que las provincias no tienen: moratorias previsionales y subsidios a la energía”, dijo.
Redrado dijo que hay que mirar la demanda de dinero, que esta cayendo, y advirtió por la deuda interna, que es “preocupante, por nivel de indexaciones”. Entre marzo y agosto de 2023 vence más de un billón de pesos.
“Yo no soy tan optimista, tengo miedo de lo que puede venir”, volanteó Dal Poggetto. “Los choques frontales ordenan. ¿Quién va a llevar el liderazgo si hay un nuevo choque de trenes? Busquemos los consensos antes”, planteó.
Las propuestas
Minutos antes, Javier Goñi, director de Idea y gerente general de Ledesma, presentó las propuestas concretas para mejorar el uso de recursos públicos. “Equilibrio fiscal como política de Estado, ya que da previsibilidad tiene que ser de largo plazo, y un nuevo régimen para empresas públicas”.
Y mencionó cuatro pilares:
1. Revisión del gasto base cero. “Revisar todo el gasto y empezar de cero permite tener mayor control sobre nivel del gasto y sobre cómo administrarlo. Hay que hacerlo cada cuatro años”, dijo.
2. Luego mencionó una “regla de oro”: el presupuesto no puede arrojar déficit primario.
3. El aumento del gasto primario no puede superar tasa de inflación.
4. Establecer reglas para el endeudamiento. También para las provincias y municipios, en relación a los ingresos que generan.
Luego, dijo que hay “aspecto cualitativos” para que se cumplan esas reglas, y enumeró:
1. Auditoría clara sobre el cumplimiento de reglas y que se reporte al Congreso cada tres meses.
2. “Cláusula de escape” en caso de crisis y cisnes negros y crisis. “Deben ser justificadas, como una pandemia. Son excepciones, transitorias”, aclaró.
3. Las provincias que incumplan no gozarán de avales de la Nación para tomar deuda ni tendrán potestad para transferencias discrecionales.
Respecto del nuevo régimen para empresas públicas, que representan el 7% del total del gasto del Estado (son el 1,1% del PBI), Mignone dijo que debe haber un registro e información pública sobre la gestión y sobre la responsabilidad de los administradores”. “Esto evita la competencia desleal de informar versus no informar. Hay que modificar la ley de oferta pública para que la CNV sea la que cree e instaure régimen de registro e información pública y responsabilidad de los administradores. Similar a lo que hace el sector privado”.