Coloquio de IDEA: el debate sobre el empleo que enfrentó a empresarios y gremialistas en Mar del Plata
“Sin inclusión laboral es imposible el progreso”, planteó Eduardo Levy Yeyati; las multas, la reducción de la jornada y peso del Estado fueron algunos de los temas analizados
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MAR DEL PLATA.- Bajo nivel de desocupación, pero con salarios bajos en términos reales. De esa foto se partió para encarar un tema que preocupa tanto a empresas como gremios y cámaras sectoriales. ¿El objetivo? Impulsar el empleo privado formal en la Argentina. Pero en el horizonte se advierten obstáculos propios de la oferta y otros de la demanda, de la fuerza laboral y de la generación.
“Hoy hay consenso de que sin inclusión laboral es imposible el progreso”, disparó Eduardo Levy Yeyati, profesor plenario de la Universidad Torcuato Di Tella y profesor Visitante de LSE, en diálogo con José Del Rio, secretario general de Redacción de LA NACION, durante el panel inicial de la segunda jornada del Coloquio de IDEA, que se lleva a cabo en la ciudad balnearia.
Según el académico, la fuerza laboral privada se divide en “tres tercios”: los empleados registrados (30%), los empleados informales o asalariados no registrados (”28% y crece”) y los independientes (26%). Además, un 35% de los independientes son informales, están en la economía social y tienen programas de empleo.
“Solo 30% de la fuerza laboral tiene empleo formal”, completó. En números concretos, hay 7,8 millones de trabajadores informales versus 6,4 millones de formales privados. “Pierde participación el empleo en blanco en la fuerza laboral. Hay baja elasticidad de ingreso en el empleo. Lo único que creció fue la informalidad, ya son más los informales que los empleados en blanco. Uruguay, Chile y Brasil redujeron informalidad”, continuó.
Además, la Argentina tiene más empleo público en proporción que la región: 9,2% (administración pública nacional, sin contar docentes, etc), versus 7,2% en Uruguay, 5,10% en Chile y 5,4% en Brasil. “El empleo público funciona como un seguro donde no hay trabajo privado, y, al mismo tiempo, conspira contra la creación de nuevos puestos. Donde no se puede crear empleo privado el estado absorbe y consolida la situación”, analizó Levy Yeyati.
Pero, ¿por qué cuesta generar empleo? ¿Cómo hacerlo? “Todos tienden a bajar costo salarial como si fuera única razón. Es cierto que es alto, por arriba del 50%, y afecta la competitividad. Pero las políticas que tienden a bajar el costo laboral dieron dividendos muy modestos porque hay otras barreras que no permiten generar el empleo necesario”, analizó el profesor de la UTDT.
Entre las barreras del lado de la oferta mencionó el déficit de formación y el cambio tecnológico, la precarización y la poca habitualidad laboral. Del lado de la demanda, la macro juega en contra, con una economía volátil y estancada, lo que suman la informalidad empresarial y el costo laboral no salarial, así como la incertidumbre sobre el costo del cese y la litigiosidad, el registro engorroso y los convenios antiguos y rígidos.
“Multas son algo novedoso y se suma el problema de la capitalización compuesta, que a veces excede la preservación del poder adquisitivo del juicio”, sumó Levy Yeyati.
“Los empresarios nos encontramos con estos problemas y la macroeconomía no acompaña, el contexto impacta y atenta contra la inversión, y contra la creación de nuevas compañías. Hay que pensar en los costos altos de incorporación, con los costos altos de cese. Hay convenios pensados para otra Argentina, para otro tiempo”, coincidió Milagros Argüello, directora general senior de Boston Scientific Cono Sur.
Para Martín Galdeano, presidente y CEO de Ford Argentina, “la clave está en la capacidad de dialogar que tengamos los actores de la economía: políticos, empresarios, trabajadores y gremios”. Y dijo que la mayor oportunidad está en lo extra salarial, es decir, en las condiciones de entrada, la capacitación, el egreso y el ingreso, y el marco impositivo.
Y, en esa línea, IDEA trabajó con la Unión Industrial Argentina (UIA) para elaborar propuestas. “Con el tema multas hubo consenso en el coloquio anterior y necesitamos que avance el tema”, dijo Galdeano, y añadió: “Necesitamos certidumbre en las condiciones de egreso y bajar la litigiosidad. Eso hace que no seas competitivo. El Estado tiene que tomar otro rol, quizás de controlar y ser quien establece esas multas, y que sean un crédito a favor del estado para que desincentive a litigar”.
Otras propuestas fueron modificar el esquema de capitalización de intereses, generar incentivos a la contratación, actualizar convenios colectivos de trabajo y extender el período de prueba de tres a seis meses. “En tres meses no llegás ni a capacitar, menos a probar”, completó el titular de Ford.
“Si no somos competitivos, no estamos en el mercado. Y hoy ni tenemos la capacidad de generar los dólares para comprar los insumos necesarios para producir”, aportó el abogado Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA, quien se sumó al panel, al igual que Gerardo Martínez, secretario general de la UOCRA, secretario de Relaciones Internacionales de la CGT y miembro del Consejo de Administración de la OIT.
“Si queremos ser competitivos con la lógica china vamos mal. En el buen sentido de la palabra, nos da la oportunidad de generar un mecanismo virtuoso del desarrollo de las tareas”, aportó Martínez, quien recordó que lidera de la obra social del gremio donde cuenta con 4000 empleados, como para mostrar que él también entiende el rol del empresario.
“En el sector de la economía del conocimiento somos competitivos y competimos con el mundo. Hay que trabajar en la oferta, hay pleno empleo en nuestro sector y hay que trabajar para que haya más gente”, sumó Wanda Weigert, directora Ejecutiva de Globant Argentina.
Luego, Del Rio introdujo el tema de la jornada laboral reducida, que por estos días tiene un proyecto en el Congreso. “Un cambio de ese tamaño amerita sentar a toda la gente correcta, empresas, sindicatos cámaras, y ver si eso mejora o empeora la competitividad. Amerita un debate profundo, hay que ver el beneficio para la Argentina. Que no sea una ley para tener el mismo empleo, porque hay que generar más”, tomó el guante Galdeano.
“Hay que decidir si vas por la legislación o por el camino de los convenios. Tenemos una de las fuerzas sindicales más grandes del mundo. En el sector industrial con podemos hablar con los sindicatos, pero si todo se resuelve por lo legislativo, te mandan bonos, leyes que en Finlandia son maravillosas, pero acá te varía el costo laboral”, sentenció Funes de Rioja, y remató: “Si nos sentamos con ellos y no dependemos del mesianismo político, es mejor. Si viene el legislador y te dice se trabajan 36 horas, pero pagá 48, se van a ir a Brasil”. El público lo aplaudió.
Martínez coincidió en el rol que tiene que jugar el Estado. “A nivel mundial se discute un nuevo contrato social y la variable horas de trabajo juega un papel preponderante. Pero el Estado no se tiene que meter en la relación bilateral del capital y el empleo, a veces se transforma en una máquina de impedir”, dijo, y completó: “Es algo apresurado. Hay que encontrar un camino, lo estamos hablando con Daniel”.
Martínez insistió en el rol de la política cuando se habló de la formación de los empleados. “La formación juega un papel protagónico entre la oferta y la demanda, entre empresas y sindicatos. Hoy no se puede improvisar. Los avances tecnológicos generan nuevas movilidades y eso genera que tengamos un ambiente ágil para poder reaccionar. El Estado tiene que ser más prudente, los políticos también, pero hay que enojarse; hay otros que lo están y hacen un almuerzo en paralelo”, dijo en relación a Javier Milei.
“Hay que generar una concertación que genere políticas de más de cuatro años, gane quien gane, más allá de a quién apoyo. No ir a los codazos sino codo a codo”, agregó.
Funes de Rioja dijo que la industria pasó de 1,6 millones de trabajadores a los actuales 1,2 millones, y a eso todavía hay que sumarle el avance demográfico. “Hay miedo a contratar. Hay brecha de capacitación. El periodo de prueba sirve para ver si te dejo entrar, sobre todo en la pyme. El trabajo es convivencia”, resumió.
Y abordó el tema de la litigiosidad. “Las multas son mayores que las indemnizaciones. Ahora lo llaman capitalización de interesas, antes se llamaba anatocismo. La finalidad era combatir el trabajo en negro pero terminó siendo un negociado. ¿Cómo se va a querer contratar? Es una realidad que tampoco quieren los sindicatos serios, y en la industria hay muchos. Las multas son un impedimento, una valla a tener más gente. Se agrandó el miedo”, dijo.
Martínez sumó un matiz. “La industria del juicio no es unilateral, es de los dos lados. Ganan los abogados de los lados”, remato, y el público reaccionó con risas y aplausos. “Las multas son de los 90 y no fueron idea nuestra. (Armando) Caro Figueroa era el Ministro de Trabajo y en Economía estaba (Domingo) Cavallo”, dijo, y agregó que está “orgulloso del sistema de cese laboral”, una especia de seguro de desempleo que se utiliza en el sector de la construcción y que hoy muchos miran como una alternativa a aplicar en otros rubros.
“Fue un salto cualitativo. El fondo de cese es útil. Como todos saben, yo hablé con quien no viene y tiene un almuerzo en otro lado”, volvió a referirse a Milei sin nombrarlo. Otra vez risas y aplausos.
Y cerró: “Yo apuesto al diálogo y la concertación. Tenemos que dejar de escuchar lo que nos gusta y escuchar la diversidad. El fondo de cese no es una herramienta mágica que resuelve todos los problemas. Pero ojo que hay un montón de juicios que tenemos que hacer porque el empresario travieso no hace el aporte del 12%”.
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