Colombia, clave en la lucha contra el Alzheimer
EL RETIRO, Colombia—En este municipio en el norte de Colombia vive Gudiela, una mujer amable de 47 años, madre de dos hijos y quien, en opinión de los científicos, puede ayudar a descubrir una cura para el mal de Alzheimer.
Gudiela es parte de una familia extendida cuyos miembros, debido a un centenario giro genético, probablemente tengan un raro gen que causa la enfermedad a una edad temprana y que puede desembocar en demencia total a los 45 años.
Gudiela es una de varios cientos de participantes en una prueba clínica de US$100 millones de un medicamento de la farmacéutica suiza Roche Holding AG que ha convertido a este municipio remoto de Colombia en la zona cero de la batalla mundial contra el Alzheimer.
El estudio, financiado por Genentech, la filial de Roche en Estados Unidos, junto con los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. y un brazo del Instituto de Alzheimer Banner de Phoenix, es uno de los mayores y más recientes intentos del sector para poner a prueba una teoría que se baraja desde hace tiempo: que la acumulación de una placa de amiloide en el cerebro es la principal causa del Alzheimer. La esperanza es que la medicina de Roche bloquee o desacelere el proceso de la formación de amiloide, o la cadena de eventos que la activan.
Las farmacéuticas han inyectado miles de millones de dólares en pruebas de medicamentos que atacan la amiloidosis, pero hasta ahora han tenido poco éxito. La creencia en tratamientos tempranos ganó terreno en marzo, cuando una droga de Biogen Idec Inc. que apunta a la amiloidosis desaceleró el declive cognitivo en un pequeño estudio de pacientes con síntomas prematuros y leves de Alzheimer.
Los que respaldan la teoría de la amiloidosis dicen que las pruebas pasadas han fallado debido a que fueron conducidas en pacientes en etapas muy avanzadas de la enfermedad. En la prueba que se desarrolla en Colombia, en cambio, los investigadores esperan obtener mejores resultados si empiezan el tratamiento antes de que los síntomas se manifiesten y se registre un daño severo en el cerebro en personas que de otra manera desarrollarán con seguridad la enfermedad.
El estudio en Colombia "es ampliamente considerado como un hito y la puesta a prueba casi perfecta de la hipótesis de la amiloidosis", dice Murali Doraiswamy, un investigador líder en el campo del Alzheimer del Instituto Duke para las Ciencias del Cerebro, quien no participa en el estudio.
Gudiela no sabe si tiene el gen, pero dice que es imposible no pensarlo dos veces cuando en ocasiones no se acuerda dónde dejó las llaves o se olvida de una cita. Los investigadores pidieron que no se revelara su nombre completo para evitar la estigmatización de su familia o poner en riesgo el estudio que empezó en 2013. Los resultados finales se conocerán cuando el último de los participantes complete cinco años en la prueba, alrededor de 2020, dicen los investigadores.
"Es importante si se puede encontrar una cura para la familia, mis hijos y mis nietos", dice, con su hija Isa sentada a su lado.
Si las inyecciones antiamiloides aplicadas durante el estudio frenan la acumulación de placa, junto con los síntomas de Alzheimer, la prevención podría estar en el horizonte, sostienen expertos.
La idea del amplio y ambicioso estudio se originó gracias al trabajo de Francisco Lopera, un neurólogo colombiano de 63 años de la Universidad de Antioquia que durante 30 años ha tratado de desenredar los misterios de esta forma agresiva de Alzheimer, cuya incidencia es frecuente en esta parte del país.
Después de tratar en 1984 el caso desconcertante de un hombre de 47 años con demencia extrema, Lopera empezó la cuidadosa, y a menudo dolorosa, búsqueda de otros afligidos con síntomas similares. El médico ha pasado años compilando una base de datos de 4.300 personas pertenecientes a familias con el riesgo genético del mal. La tarea ha incluido caminatas de Lopera y otros científicos a las casas de los pacientes en poblaciones remotas o esperar que ellos viajen a Medellín a registrarse, algunas veces a caballo.
También inició el delicado trabajo de conseguir las donaciones de cerebros de familias de pacientes con la enfermedad neurológica. Su colección hoy llega a 250, que son mantenidos congelados en el "banco de cerebros" de la universidad para su estudio.
En la gran mayoría de los casos, las personas tienen genes que los hacen susceptibles al Alzheimer, pero no es seguro que desarrollarán la enfermedad. La investigación de Lopera se enfoca en los pacientes con una de las mutaciones genéticas, E280A Presenilin-1, que con seguridad es la causa de una forma temprana de la enfermedad. Esto los convierte en un grupo de prueba perfecto: puesto que desarrollarán Alzheimer, mostrarán la efectividad de la nueva medicina antiamiloide, crenezumab, para detener la enfermedad.
Unas 300 personas participan en el estudio, de las cuales poco más de 200 tienen la mutación genética. La mitad de las 200 recibirá el medicamento y las otras un placebo. Los restantes 100 no son portadores y recibirán un placebo.
La manifestación temprana de Alzheimer vista en los residentes del norte de Colombia equivale a menos de 2% de los casos de Alzheimer en el mundo y la mayor concentración de personas con este tipo de la enfermedad se encuentra en el departamento de Antioquia, dicen investigadores. La región permaneció aislada por cientos de años tras la colonización española, lo que resultó en matrimonios entre varias decenas de familias y en que la mutación se reprodujera a lo largo de generaciones, dicen investigadores e historiadores.
La llamada población endogámica de Antioquia, y sus municipios aislados como El Retiro, no está contaminada con mezclas genéticas significativas.
Para aquellos en riesgo y sus familias, el estudio es por ahora su única esperanza. Jean Duvalier Torres, de 50 años, cuida a su esposa, Gladys, quien a los 55 ya tiene demencia completa. "Era muy buena compañera", dice en su apartamento en Medellín. "Me gusta que el ensayo clínico pueda ayudar, aunque sea demasiado tarde para ella".
—Jeanne Whalen contribuyó a este artículo.
The Wall Street Journal