Claves útiles para pedir un aumento de sueldo y no "morir en el intento"
Si existe una preocupación mayúscula en la agenda de cualquier ejecutivo de la Argentina en la última década ésa es ¿cómo conseguir ese aumento de sueldo que, al tiempo que reconozca logros y performance individual, anule nuestra inflación estructural?
Situación crítica y sensible, no son pocos los profesionales que aún hoy fallan en el ABC de cómo encarar el pedido de incremento salarial. Otros, por inseguridad, inexperiencia o comodidad, prefieren patear el problema y colocarse el traje de víctimas del sistema. Gran parte del éxito de cómo conseguir el tan deseado objetivo se apoya en seis pilares centrales:
Jamás saltear al jefe. Aumentos, ascensos, rotaciones, capacitaciones, renuncias y cualquier otra demanda siempre deben canalizarse primero con el supervisor directo. Sólo ante una incapacidad o negativa manifiesta, el ejecutivo deberá evaluar busca apoyo en otros; empezando quizá por el área de recursos humanos. Pero puentear al jefe para pedir un aumento es casi el peor inicio que se puede elegir.
Entender el momentum de la companía. Situaciones críticas del negocio (sectoriales o corporativas) o reducciones de personal son señales inequívocas que la empresa no está en su mejor momento. Exigir un aumento en ese entorno no sólo puede asomar inadecuado, sino implicar una importante disociación de la realidad, con consecuencias aún peores.
Evitar los motivos personales. Demandar un salario más alto porque el alquiler aumentó, se tiene un viaje planificado o un deseo de mudanza podrán ser razones muy válidas pero muy rara vez funcionan dentro de una organización. Lo que el profesional debe explicitar y defender es el valor que él aporta de manera única y diferencial. Justificar su contribución real y tangible que hace que la empresa gane con su presencia.
No compararse. En épocas de inflación es una tentación. Pero nunca son 100% correctas. El jardín del vecino siempre es más verde. Mirar afuera sirve, claro; pero no debe ser el argumento primario para apoyar un aumento. Las empresas son distintas: en las responsabilidades del cargo aunque el nombre del puesto sea el mismo, en los sectores en que operan, en facturación, en reportes a cargo, en presupuestos disponibles, en impacto de las decisiones. Internamente, la equidad interna debe existir, pero no como ciencia exacta. La antigüedad, el potencial y el desempeño individual aportan matices y grises que necesariamente implican diferencias. Pedir más porque mi par gana más es una ingenuidad y error de principiante.
Evaluar la compensación total.El dinero es la base, tanto su componente fijo como los incentivos variables. Pero el equivalente monetizable de un plan de medicina prepaga (para el grupo familiar), transporte o auto de la compañía o almuerzo también debe sumarse a la bolsa. Más intangible pero con valor por cierto, el ambiente de trabajo, el jefe, los compañeros o el propósito de la empresa son cada vez más importantes.
Preparar la conversación. Pedir un aumento es una de las charlas organizacionales difíciles. Por ende, jamás debe ser improvisada o producto de un impulso o enojo puntual. Seleccionar un espacio físico privado de potenciales interrupciones, disponer del tiempo necesario y conocer y leer del jefe sus momentos en que estará más propenso a la charla son deberes básicos que el ejecutivo debe atender.
El autor es General Manager de Ghidini Rodil y autor de Mi Trabajo Ahora