Dólar hoy. El día en que los camiones de caudales inundaron la city porteña
Las medidas anunciadas el domingo por el Gobierno y el reavivamiento de los fantasmas del cepo entre los ahorristas prepararon el terreno para un lunes turbulento. Así, con los bancos listos para operar hasta las 17 y muchas personas que habían acumulado tensión durante el fin de semana y se disponían a tomar cartas en el asunto a primera hora de lunes, la jornada bancaria se inició hoy con colas en la mayoría de las entidades financieras, pero avanzó luego hacia un clima de tranquilidad.
En una recorrida por varios bancos, LA NACION se encontró con colas levemente mayores a las habituales y clientes preocupados por su ahorros, pero también con personas que asistían a las entidades financieras para otras tareas y casi no tenían en cuenta las restricciones cambiarias del último fin de semana.
La prioridad del Gobierno y de los bancos fue garantizar que quienes quisieran retirar sus dólares pudieran hacerlo y para eso fue necesario aumentar la cantidad de billetes en los bancos, situación que generó una anomalía incluso para el microcentro porteño. Fue una mañana en la que los camiones de caudales circularon por la city con la frecuencia de un colectivo de línea.
En el sector de traslado de caudales hay solo tres empresas que concentran la mayor parte del mercado-Prosegur, Brinks y Loomis- y todas ellas surcaron las inmediaciones de Reconquista y Sarmiento con una frecuencia inusitada. Solo en dos cuadras aledañas al edificio del BCRA se contaban al mediodía 14 camiones de caudales. Las calles se tiñeron de amarillo Prosegur, que tiene el 58% del mercado. Fue un buen día al menos para las firmas transportistas, que cobran un fee sobre el millaje; es decir, por el volumen de efectivo que trasladan.
La jornada reeditó, de algún modo, la situación que se vivió con las dos crisis cambiarias del año pasado, que hicieron que varios clientes decidieran ir al banco a retirar sus ahorros y se necesitó aumentar la cantidad limitada de billetes que tiene cada entidad financiera, que es de aproximadamente tres millones en dólares físicos, a US$40 millones en 48 horas.
Pese a las precauciones tomadas y las medidas tendientes a que las personas no se sientan asediadas, la preocupación se dejó ver en el semblante de algunos ahorristas. Un señor de unos 65 años que estuvo esperando desde las 9.30 en la puerta de una sede céntrica del banco Santander, ingresó al edificio a las 10 en punto con cara de desconcierto y preocupación. La recepcionista lo atajó en la entrada: "Señor, ¿puedo ayudarlo en algo?". "Vengo a pedir rescate", le respondió, en una combinación de palabras que agregó dramatismo a la escena. La empleada le aseguró que no había de qué preocuparse antes de darle un número y encomendarlo a la caja. "La gente está con miedo y nosotros tenemos que transmitir tranquilidad. Yo creo que si pasamos el 2001, está también la vamos a pasar", dijo después la empleada bancaria a LA NACION.
Si en la mayoría de las entidades bancarias hubo colas desde antes de las 10, fueron más copiosas en las sucursales del Banco Nación y el Banco Ciudad, donde se agregó un motivo de concurrencia extra: durante el fin de semana se depositaron los salarios y jubilaciones de los empleados estatales.
Antes de las 13, en la sede central del Banco Nación, en Plaza de Mayo, se habían atendido ya a más de 530 personas y las filas llegaban todavía hasta las puertas giratorias del edificio. "Hoy se abrieron las dos puertas con un minuto de diferencia, y la gente entró corriendo", dijo Romina, que trabaja en el sector de Plataformas, pero hoy, como muchos de sus compañeros, dio soporte en las cajas.
La empleada aseguró que si bien el flujo de clientes era muy intenso, el viernes pasado fue peor. "El viernes cerramos las puertas a las 15 y nos quedamos atendiendo hasta las 18. Si hoy llegamos a cerrar a las 17, que es una posibilidad, nos va a caer la noche atendiendo", dijo. La decisión de mantener abierto hasta las 17 está en manos de cada banco y se tomará en cada caso de acuerdo a la cantidad de clientes que queden por atender cuando se acerque la hora.
"La gente está con miedo", dice Giuliana, una arbolito venezolana de la calle Florida, para quien hoy hubieron "más consultas, pero las mismas operaciones". Tampoco advirtió la presencia de más cantidad de vendedores. "Somos los mismos de siempre", dijo. Si bien no se vio un aumento de la presencia del dólar blue, sí se podían encontrar en la calle propuestas heterodoxas. Pasadas las 12, un arbolito de Florida y Corrientes ofrecía, por ejemplo, dólares a $65, pero aceptaba rebajar el precio a $63 si se aceptaban billetes en cambio y no solo de US$100.
Las casas de cambio operaron con normalidad y comenzaron a tener volumen de ventas recién cerca del mediodía. "Nadie viene a cambiar a las 10. Todos van a esperar a las declaraciones oficiales", apuntó el encargado de una casas de cambio ubicado frente a la plaza San Martín.
Según relataron fuentes bancarias, las operaciones más demandadas fueron la de compra de dólares -aprovechando en algunos casos el cobro del salario de agosto- y el retiro de los ahorros. En un contexto general de vacas flacas fue una mañana en la que, probablemente, más gente que la habitual anduvo por la calle con los bolsillos llenos.
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