Cigarrillos: con la producción frenada, tabacaleros advierten que queda stock para pocos días
Las dos grandes productoras de cigarrillos de la Argentina, Massalin Particulares (filial local de Philip Morris International, que tiene planta en Salta) y British American Tobacco (produce en Pilar, Buenos Aires) pidieron al Ministerio de Desarrollo Productivo poder reiniciar la actividad cumpliendo el protocolo de prevención para evitar el ingreso y contagio de coronavirus. Hasta ahora no tuvieron respuesta. La fabricación está suspendida desde el 20 de marzo y el stock está en niveles mínimos, con faltantes en los kioscos, advierten.
Aunque la industria prefiere no hacer comentarios, desde las cámaras tabacaleras de Jujuy y Salta estiman que el stock alcanzaría solo para cubrir esta semana. De ser autorizadas, debe iniciarse la logística de enviar el tabaco acopiado.
Desde Desarrollo Productivo indicaron a LA NACION que son las provincias las que deben pedir la flexibilización con el correspondiente protocolo y que la Casa Rosada lo analiza. Aseguran que hasta ahora no tenían a ese pedido; Salta y Jujuy señalan que ya hicieron ese paso. Además, está la presentación de las industrias
Cuando comenzó la primera cuarentena, la cosecha de tabaco en Salta, Jujuy y Misiones (las provincias tabacaleras argentinas, las dos primeras focalizadas en el rubio) estaba completa en un 70% y se pudo terminar por ser considerada una actividad agrícola. Ahora se está en la etapa de acopio, aunque viene más lenta por las medidas de prevención que se instrumentan.
La paralización de la producción de cigarrillos y la consecuente caída en las ventas impacta también en la recaudación nacional: del precio de la etiqueta, prácticamente el 80% son impuestos, y, de ese global, 7% va al Fondo Especial del Tabaco (FET), que se reparte entre los productores.
En 2019, el aporte tributario del sector fue de $100.000 millones por Adicional de Emergencia, Fondo Especial del Tabaco, Impuestos Internos, IVA e Ingresos Brutos. Pedro Pascutini, presidente de la Cámara de Tabaco de Jujuy, indica que el freno a la producción también afecta a los productores que dejan de recibir el FET y por eso ellos también están presionando para que el Gobierno autorice el reinicio de la producción.
"Nuestra facturación se divide entre lo que ingresa por venta de acopio y lo que nos llega por la venta de cigarrillos –dice Pascutini a LA NACION–. Cuando la industria se para, también hay daño para nosotros y para el Estado nacional, que deja de percibir impuestos. Hay mucha mano de obra intensiva y artesanal, sin recursos no podemos seguir pagando; no podemos costear el secado del tabaco ni los servicios e impuestos".
Insiste en que están de acuerdo con las medidas de prevención y las acatan "estrictamente, con los protocolos correspondientes", pero enfatiza que se debe resolver el problema de la industria. "Si no, no podemos seguir sobreviviendo", remata.
"Todos los protocolos que se seguirían ya fueron presentados y responden a las medidas rectoras que rigen", apunta Pascutini. Entre la producción primaria de tabaco, la industrialización y los kioscos (el cigarrillo es un movilizador de las ventas), se estima que hay un millón de personas involucradas.
En su pedido a la cartera de Matías Kulfas, las industrias advierten que, si el faltante se profundiza, "atenta contra el objetivo del deseado aislamiento social, ya que los consumidores caminan más para conseguir una etiqueta". En el mismo texto señalan que, si no hay abastecimiento legal, "se abre una oportunidad para el comercio ilegal de cigarrillos, con la consiguiente pérdida de recursos tributarios".
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