China y EE.UU. se acercan, pero siguen guardando muchas reservas
Las muestras de cooperación durante el encuentro entre el presidente Barack Obama y su par chino Xi Jinping fueron el producto de meses de reuniones discretas entre funcionarios de rango medio de Washington y Beijing a quienes se les encargó escribir los primeros renglones de un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y China, según altas autoridades estadounidenses.
Lo que Xi describió como "un nuevo modelo" para las relaciones bilaterales ya está pasando su primera prueba. El miércoles, Obama viajó a Myanmar, donde los intereses estratégicos de ambos países chocan. Los aliados de Washington en la región, que Obama ha cultivado en los últimos años como una manera de contrarrestar el poder de China, están confundidos con el aparente nuevo tono de las relaciones entre dos países que hasta hace tres meses intercambiaron adver-tencias ominosas luego de que en agosto un avión chino voló muy cerca de una aeronave de vigilancia estadounidense.
La hoja de ruta para el progreso en las relaciones diplomáticas entre las dos economías más grandes del mundo, forjada por Obama y Xi en los últimos 18 meses, se basa en destacar las áreas en las que pueden alcanzar acuerdos y a la vez mostrar moderación en otros asuntos que generan preocupación.
"Es un proceso de establecer límites y enfocarse en donde se puede lograr avances", dijo un alto funcionario del gobierno de Obama.
Eso ha significado concentrarse en emisiones de dióxido de carbono, cooperación militar, viajes, comercio y hacer menos hincapié, por el momento, en preocupaciones sobre el gobierno comunista en Beijing y sus políticas respecto de los derechos humanos, su minoría tibetana, las protestas en Hong Kong y las contiendas territoriales en los mares de China Meridional y Oriental.
Este enfoque conlleva riesgos obvios. Las autoridades estadounidenses aceptan que a pesar de la predisposición de Xi a colaborar en temas que China ha eludido por años, el mandatario asiático podría cambiar de dirección.
"No sabemos si es estratégico o táctico", dice Doug Paal, vicepresidente de estudios en el Fondo Carnegie para la Paz Interna-cional y ex miembro del Consejo Nacional de Seguridad bajo los gobiernos de Ronald Reagan y George H.W. Bush. "Quizás están jugando en dos direcciones".
Las negociaciones entre ambas partes tenían límites, a pesar de una muestra impresionante de concordancia durante una inusual conferencia de prensa conjunta entre Obama y Xi. Funcionarios de ambos países trataron en vano de llegar a un consenso sobre los aranceles a equipos solares y un pacto de cooperación militar sigue inconcluso.
"Una cosa es segura: China y EE.UU. pueden ponerse de acuerdo sólo en temas fáciles", dice Shi Yinhong, un experto en relaciones entre los dos países de la Universidad de Renmin, en Beijing. "Cada cumbre puede mejorar la relación, o la atmósfera, por semanas o incluso meses, pero después, la relación sigue teniendo sus vicisitudes".
Un punto crítico este año tuvo lugar en marzo, cuando Obama envió a Xi una extensa carta delineando un cronograma para las relaciones bilaterales para los próximos años. Los funcionarios de la Casa Blanca pasaron meses redactando la carta. Luego, en una visita del secretario de Estado, John Kerry, a China en febrero, se propuso la idea de un acuerdo sobre el clima.
Cuando los dos presidentes se reunieron en marzo en La Haya en el marco de una cumbre sobre seguridad nuclear, Obama puso sobre la mesa el tema del cambio climático pero Xi no dio señales de estar interesado en el tema, dijeron funcionarios estadounidenses. Sin embargo, a mediados de septiembre, China pidió una reunión entre su primer ministro, Li Keqiang, y Obama en la Asamblea General de las Naciones Unida en Nueva York. Li tenía un mensaje de Xi para Obama: "Hagámoslo".
Funcionarios de ambos países continuaron negociando por varias semanas. Cuando Obama abordó el avión presidencial el domingo en la mañana para Beijing, sabía que tenía un acuerdo climático con Xi, revelan sus asesores. Lo que no sabía era qué tan significativo sería.
Xi le dijo a Obama que el acuerdo estaba listo durante su cena de casi cinco horas el martes.
El acuerdo de EE.UU. y China de extender las visas de negocios a 10 años quedó cerrado en agosto, según altos funcionarios estadounidenses, tras un mes de conversaciones. Pero la extensión para la visa de estudiantes no fue alcanzada hasta la semana pasada.
—Felicia Schwartz, William Mauldin y Julian E. Barnes en Washington, James T. Areddy en Shanghai y Brian Spegele en Beijing contribuyeron a este artículo.
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